Las palabras de José Daniel Bueno, de 45 años, a un hombre mientras lo robaba en Cabimas, estado Zulia, dejaron tan impactado al ladrón que terminó por devolverle el carro y el celular unas horas después; y pedirle que siguiera orando por su vida, reseña NAD.
José Daniel es cristiano, hijo de creyentes y percusionista de la Iglesia Fuente de Agua Viva, en Cabimas. Un viernes mientras compraba en una charcutería le mostraron un arma: “Dame las llaves del vehículo”, le dijeron.
“Eran como las 8:00 de la noche. Todo estaba muy solo. Ya estaban por cerrar la tienda. Todo fue mientras yo esperaba que me pasaran la tarjeta. Me puse muy nervioso. No tuve ninguna reacción al principio. Le doy las llaves y me dice que le dé el celular. Lentamente, mientras se lo entregaba, le dije: ‘¿Me permites hacer una oración por ti?”, relató.
El atracador, a quien describió joven y moreno, se turbó con las palabras de su víctima: “Por favor, llámame, llámame”, le gritó mientras se marchaba en el carro de José Daniel con su teléfono.
El cristiano se fue caminando hasta su casa a pie. Bendijo al atracador y llevaba muchas preguntas en la cabeza, entre ellas: ¿cómo llamar a alguien que te acaba de robar?
Las reflexiones de la Biblia hicieron eco en su mente y corazón. Tomó valor y llamó al teléfono que ahora tenía el ladrón.
– Soy el hombre que acabas de atracar.
– ¿De verdad eres cristiano?
– Sí. Sólo quiero bendecirte. No importa lo que pasó. No sé que quién eres. Qué quieres hacer o cuáles son tus intenciones. El carro no me importa. El carro me lo Dios. Venimos a este mundo sin nada y Él es el que nos provee de todos. Sólo quiero declarar palabras de bendición sobre tu vida.
“No lo dejé hablar. Él trataba de decirme algo, pero yo no dejaba de orar. Y entonces me dice que nos veamos, que me va a devolver el carro”, relata José Daniel.
– Le voy a dejar el carro en el sector Cuatro Bocas. Señor, se lo voy a dejar con todo adentro, incluso el celular. Tiene que apurarse antes de que llegue la policía u otro delincuente y se lo desvalije. Pueden robarle sus cauchos o cualquier cosa.
A José Daniel no le importaba nada, solo sentía la necesidad de hablar con esa persona. “Soy capaz de llevarle el carro hasta su casa”, le dijo el delincuente. Conversaron largo rato y llegó hasta la entrada de la urbanización donde su reciente víctima vivía.
“Me monté en el carro. Ya le tenía confianza al muchacho, una confianza que solo da Dios. Levanté mi mano izquierda y se la coloqué detrás de la cabeza. Le dije: ‘Ahora sí. No sé cómo te llamas, pero voy a orar por ti… Te pido Señor por su vida, por su familia y porque lo guardes de toda espíritu de muerte…”.
El delincuente bajó la cabeza y escuchó. Seguidamente, le entregó las llaves, el celular, los papeles. No faltaba nada de lo que había en el Optra azul, modelo 2006, del cabimense.
“Yo lo que hice fue darle gracias a Dios por mostrarme lo grande y maravilloso que es. Todos los días sigo bendiciendo a esta persona. Le pido que él y muchos otros puedan conocer cómo Dios transforma corazones”, cuenta José Daniel, protagonista este milagro en Cabimas.
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