La última petición de una mujer fallecida por explosión de gas en Barquisimeto: “Cuiden a mis hijos”

“Hola vecinos amados, me estoy recuperando… los amo mucho, no tenía la comparación de cómo me aman y de ese apoyo tan incondicional. Cuiden a mis hijos, Dios me los cuide”, decía en un audio Gisela Mendoza, de 66 años, un día antes de morir en el Hospital Central Antonio María Pineda, después de resultar herida en un incendio en su apartamento.

Únete a nuestro Canal en Telegram

El audio lo grabó el miércoles 17 de febrero, a través de su hijo Luis, para el grupo de vecinos de la urbanización Antonio José de Sucre, más conocida como La Sucre de Barquisimeto, donde vivió hasta el domingo 14 de febrero, cuando poco antes de las 7:00 am hubo una explosión y posterior incendio en su apartamento, ubicado en la planta baja de la Torre 23 de este urbanismo.

“Este es un audio que les manda mi mamá, para que todos escuchen a mi viejita”, dice Luis Torres, en una nota de voz posterior a la de su madre.

Desde el momento que trasladaron a la señora Gisela al centro de salud, los vecinos se unieron para buscar todos los insumos que requirió durante su hospitalización. A través de sus grupos y redes sociales, la familia de La Sucre, como se hacen llamar, estuvo pendiente de la salud y necesidades de su querida vecina, como la recuerdan.

“Ella hizo transporte escolar por muchos años, cuando ese trabajo era una forma de vida. Una generación de La Sucre creció con ella. También vendía productos por catálogo, muy luchadora, siempre centrada en su casa, de mantenerla hermosa, limpia, arreglada”, recuerda Mirna Fréitez, quien vive en el octavo piso de la Torre 23 con su familia.

En una entrevista para El Pitazo, Fréitez también habló de la señora Gisela como una madre excepcional, que a toda hora hablaba de sus hijos Luis y Arnaldo, su mundo, al igual que de su madre, quien ya había fallecido.

“Cuando mi mamá sufrió un accidente cerebrovascular siempre estuvo pendiente, me daba palabras de aliento y fortaleza. Una persona muy noble y respetuosa, siempre la voy a recordar”, dijo María Alejandra Lara, otra vecina de La Sucre, quien en compañía del resto de los habitantes de este sector, se unieron por ella en oraciones.

“No cabíamos todos en las escaleras”

Esa mañana del 14 de febrero, cuando en varios países del mundo se celebra el Día del Amor y la Amistad, los vecinos de la Torre 23 de La Sucre dormían en su mayoría y otros apenas preparaban el desayuno. Fue minutos antes de las 7:00 am que escucharon una fuerte explosión, seguida de otras más leves.

“Recuerdo que mi esposo se paró y me trajo el café. Escuchamos el ruido y los gritos de mis vecinos, perdí el control, yo vivo en el octavo piso y al mirar hacia abajo veía mucha candela y humo. Me pude poner un short para salir, todos los del bloque iban bajando, no cabíamos por las escaleras. Fue desesperante”, recuerda Mirna Fréitez.

Su hijo le contó que por un momento ella perdió el conocimiento, pero ni siquiera la señora Fréitez recuerda ese momento. Lo que sí quedó grabado en su mente es que vió a la señora Gisela de pie, en medio del desastre en su apartamento. Nunca se desvaneció.

Marìa Alejandra Lara, otra vecina, vivió el momento de la explosión e incendio de forma diferente. Al dormir con un ventilador que hace mucho ruido no prestó atención a lo inusual, pensó que había explotado algún transformador del urbanismo, como ya ha ocurrido dos veces en La Sucre.

“Pero luego empecé a escuchar gritos y mi hijo corría por todo el apartamento. Yo le pregunto qué pasa y ahí me asomo por la ventana, veo pedazos del edificio… Estaba levantándome, tenía muchas ganas de orinar y fui al baño, me vestí rápido, pero a pesar de todo tenía calma. Tomé una toalla porque recordé de un curso de primeros auxilios que hice, donde nos dijeron que muchas personas mueren en incendios por la inhalación del humo”, narra Lara.

Segundos después apuraba a su esposo a hijo para que bajaran. Recuerda que sus vecinos y familia desaparecieron en la bruma, el humo del incendio no los dejaba ver mientras bajaban por las escaleras.

“Cuando llegamos abajo, mi hijo me dice que mi esposo no estaba y se devolvió a buscarlo. Al salir me conseguí a una vecina, la abracé y comencé a llorar”, relató.

Intermitencia en la distribución del gas

En la urbanización José Antonio de Sucre hay nueve edificios o bloques, de nueve pisos cada uno y ocho apartamentos por piso. El gas es suministrado a través de tuberías que van desde las bombonas industriales que están en un área destinada para ello, en la planta baja.

Los vecinos han protestado porque se han quedado sin gas doméstico por meses, lo que ha hecho que la mayoría utilicen hornillas eléctricas para cocinar. Como consecuencia de la sobrecarga eléctrica, los transformadores que suministran energía al urbanismo han explotado dos veces, situación que ha dejado hasta 15 días sin electricidad a La Sucre.

Hasta ahora no ha habido un comunicado oficial por parte de Gas Lara, sobre sí se iniciaron investigaciones sobre la fuga de gas que produjo la explosión en el apartamento de la señora Gisela Mendoza.

“En este momento no tenemos gas, pero tenemos miedo, el peligro sigue ahí, son más de setenta y dos apartamentos por cada torre. Deben hacer una inspección minuciosa”, pidieron los vecinos de este sector.