“La tortura la ordena un teniente”

Al principio los vinculaban con una banda delictiva dedicada a la extorsión, en el sector El Café del municipio Acevedo, en el estado Miranda. La Defensoría del Pueblo explicó en un comunicado que Carlos Marchena, Eliézer Ramírez, Antony Vargas, Antonio Aladejo, Luis Sanz, Dennys Acevedo, Óscar Rodríguez, Yorman Mejías, Freddy Hernández, Víctor Manuel Martínez, Jairo Rivas y Kenry González no tenían antecedentes penales, reseña La Verdad.

A los 12 detenidos los mataron en un mal procedimiento y sus cadáveres aparecieron en una fosa común. Sus familiares contaron, ayer, ante la Asamblea Nacional, los detalles.

“A mi hijo lo torturaron, le comenzaron a pegar con los fusiles. Les pegaban en las rodillas y en la cabeza. Fueron muchos días de tortura”, recordó Jenny Díaz, madre de Rafael González. El estudiante de quinto año de bachillerato tomaba, el pasado 16 de octubre, una taza de sopa cuando los militares llegaron a su casa. Le exigieron se levantara y se lo llevaron.

El ama de casa intenta no omitir detalles. Recordó que su cuñado tuvo una crisis de nervios. Tras calmarse fue a llevarle su cédula y una camisa porque se lo llevaron semidesnudo.

“Con corriente lo asediaban en sus genitales, el cuello, la espalda, el abdomen y las nalgas”, reveló la madre, quien asegura que “esa tortura la ordenó José Ángel Rojas, teniente del Ejército”.

El miedo

Zulay Hernández aseguró que han vivido en un estado de terror desde que el Ejército ejecutó, el 12, 15 y 16 de octubre, los operativos de la OLP. Su hermano desapareció el 16 de octubre y el 18 fue a llevarle comida al Destacamento Camacaro 323, en El Café, pero nunca lo vio. Con un incesante llanto expresó que lo habían trasladado, pero no supo más sobre su paradero.

Una vez que introdujo la denuncia, se dirigió con otros 14 familiares de las víctimas al Ministerio Público. Les prometieron una indemnización y les mostraron una lista con los nombres de los 12 desaparecidos. Allí vio el nombre de su pariente.

Una comisión policial llevó a los dolientes a la morgue forense de Bello Monte. A Hernández le dijeron que no identificaron a su hermano y que tendría que esperar la prueba de ADN. La angustia para ellos no termina.