Unos 50 militares armados vigilan el camino, al frente y en la retaguardia. Nada garantiza a los conductores que se desplazan en el convoy que llegarán a salvo. Les advirtieron: “Pueden atacarnos aun cuando vayamos escoltados por la Guardia Nacional”. La banda del «Curi”, con un poderío similar a la del “Koki”, acecha desde el monte. Un video reciente en el que agreden a un funcionario militar demostró que tienen el control.
Viajar en automóvil desde Maturín hasta Carúpano no es placentero. Es un viaje estresante. Milagros Fuentes lo vivió en carne propia hace dos semanas, cuando por motivos familiares, salió desde el terminal de Maturín y llegó a Carúpano, atravesando la troncal 10, sentido noroeste. Recorrer los 170 kilómetros del trayecto le tomó ocho horas en lugar de las acostumbradas tres horas y media.
Milagros había escuchado sobre la peligrosidad de la troncal 10 por la presencia de una banda delictiva: la del “Curí”, y que hay un tramo que se cruza escoltado por dos vehículos militares, similares a los usados para trasladar a los guardias cuando salen de operativo. No sabía que el viaje era traumático por el tiempo que se espera para cruzar de un lado a otro, por la tensión y por la incertidumbre durante el recorrido. “Igual te pueden atracar así vayas protegido”, expresó a El Pitazo, el lunes 30 de agosto.
La banda del «Curí” opera entre el trayecto que va de San Miguel (Monagas) hasta Los Cuatro Rumbos (Sucre). Fuentes policiales indicaron a El Pitazo que la banda está integrada por más de 50 hombres y asociada a delitos como robo, extorsión, violación, secuestro y homicidio, así como también a la venta de droga en la zona.
El 29 de agosto, las autoridades de seguridad señalaron al grupo por la agresión contra el sargento Luis Planche –un guardia cumanés destacado en la alcabala de Campearito, estado Sucre–, ocurrida el 26 de agosto. El caso de Planche se viralizó en las redes sociales, pues el sargento fue obligado a grabar un mensaje a su superior pidiéndole que no agrediera a la población donde la Guardia Nacional realiza operativos.
Tras la liberación de Planche, la Policía de Sucre dirige un operativo con 200 uniformados, entre policías y militares, en la troncal 10 para encontrar a los integrantes de la organización delictiva. Al menos tres mujeres fueron detenidas por su presunta vinculación con la organización criminal.
Poder armado
Las autoridades de seguridad indican que la banda del “Curí” tiene dominio sobre un tramo de la troncal 10 desde 2017, pero habitantes de los poblados límites entre Monagas y Sucre aseguran que es desde 2015. Los habitantes de Caripito, municipio Bolívar de Monagas, consultados por El Pitazo, explican que es desde finales de 2016 cuando la organización tomó fuerzas y se extendió a los poblados ubicados entre San Miguel y Los Cuatro Rumbos.
Los registros policiales también indican que en el último semestre de 2020 se intensificaron los robos y secuestros a conductores particulares, transportistas y camioneros cargados de alimentos, lo que obligó a las autoridades militares de Sucre y Monagas a realizar operativos, así como a redoblar la presencia de funcionarios en las alcabalas.
En uno de esos operativos, realizado el 2 de agosto de 2020, fueron asesinados seis integrantes de la banda del “Curí”. Y cuatro meses después de ese hecho, ocurrieron dos ataques a altos funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) que se desplazaban por esa vía. Las autoridades de seguridad señalaron a los integrantes de esa banda como responsables del hecho.
En enero de 2021, dada la continuidad de los ataques, la Guardia Nacional decidió escoltar con vehículos y efectivos militares a los conductores entre San Miguel y Los Cuatro Rumbos. No hubo un comunicado oficial, sino que se instalaron alcabalas en las zonas límites y allí se le informaba a la gente que debía esperar un acompañamiento militar para cruzar, en vista de la inseguridad en la zona.
La Guardia Nacional también estableció un horario de circulación: a partir del mediodía nadie pasa. Por ello, quien desee viajar entre ambos estados debe desviarse por la carretera de Cumanacoa, municipio Montes de Sucre, un trayecto más largo de 400 kilómetros que bordea las montañas del municipio Acosta de Monagas, es más segura, pero obliga al conductor a estar más atento por la cantidad de curvas que tiene.
Desde Maturín, un conductor de transporte público, que por seguridad prefirió identificarse como Douglas, explicó la dinámica: la persona llega al punto límite y se forma en la fila para esperar la salida. Comenta que durante los primeros días, el operativo era eficiente, pues habilitaban cuatro camiones militares para escoltar a los conductores.
“Del lado de Monagas había un convoy y del lado de Sucre otro, por eso se esperaba poco para pasar. Pero por razones que aún desconocemos, la Guardia Nacional quitó dos unidades y desde junio solo quedaron dos operativas. Ahora debemos esperar hasta tres horas para poder cruzar”, señaló.
En teoría, en San Miguel o en Los Cuatro Rumbos, según sea el caso, sale una caravana a las 7:00 am y otra a las 10:00 am. Un vehículo va adelante con 25 guardias armados, en el medio sigue una fila de hasta 20 vehículos y atrás va otro cargado con otros 25 uniformados igualmente armados con fusiles automáticos livianos que, según aprecian los conductores, son modelos nuevos. Se trata de un trayecto que cruza unos 12 pueblos.
Pero en la práctica la dinámica es otra. El carrito en el que viajó Milagros llegó a las 6:40 am a San Miguel, y allí esperó tres horas por el convoy. Llegó a Los Cuatro Rumbos tres horas y media después, porque en la fila de autos iban camiones y gandolas. Una hora más tarde, llegó a Carúpano. Medido en tiempo, el viaje de Milagros fue como si hubiese ido a Caracas desde Maturín.
A todo riesgo
Hace una semana, Andreína Blanco regresó de Carúpano a Maturín. Salió a las 7:00 am de Sucre y llegó a Los Cuatro Rumbos dos horas más tarde, esperó 180 minutos y luego los escoltaron durante una hora hasta San Miguel. En total, su viaje fue de seis horas.
“Viajé con miedo, porque sabía de la inseguridad en la vía. Antes de salir de Los Cuatro Rumbos, el chofer nos pidió mantener la calma y guardar los celulares, porque podían atacarnos aun cuando íbamos escoltados por la Guardia Nacional. El conductor nos contó que eso era algo que ya había pasado y que era común escuchar silbidos en la carretera para alertar sobre nuestro paso. También nos dijo que podrían atacar a tiros al convoy”, narró.
Douglas, como prefirió llamarse por seguridad un conductor en Maturín, contó que todo viaje es riesgoso porque la presencia militar no les garantiza seguridad. “Hay compañeros que han sido atracados yendo en la caravana. Hace dos años uno de ellos recibió un tiro de uno de esos delincuentes”, recordó.
El conductor sostuvo que toman el riesgo para llevar comida a sus familias y que algunos presidentes de líneas interurbanas pagan a los delincuentes un monto en dólares, que no supo precisar, para que permitan el paso de cierta cantidad de autos hasta las 2:00 pm.
Pero hay otros que prefieren tomar otras rutas sin pagar extorsión, como la de Cumanacoa (Sucre), que permite entrar a Monagas por el municipio Acosta, o dar la vuelta por el estado Anzoátegui. El primero supone un recorrido de 400 kilómetros y el segundo 450, tres veces la distancia de la ruta amenazada.
Douglas revela que el temor que se siente al conducir por la troncal 10 lo comparten los pasajeros. Algunos de ellos, como Milagros Fuentes, creen que el acompañamiento militar es necesario mientras haya presencia de la banda delictiva. A este planteamiento, Andreína Blanco agregó que el dispositivo debe reforzarse, pues el conductor que la llevó a Maturín le contó que los guardias que pasan en la caravana han sido tiroteados.
por El Pitazo