La tarde del miércoles 26 de febrero se registraron dos balaceras entre miembros de una banda de la Cota 905 y funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales en la autopista Francisco Fajardo. La primera ocurrió a la altura del Centro Comercial Ciudad Tamanaco y la segunda a la altura de Bello Monte, donde detonaron una granada. Cuatro hombres fueron asesinados y cuatro civiles resultaron heridos.
Un golpe en el capó del carro la sacó del shock. Los gritos de un funcionario de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) que les exigían que movieran el carro le hizo entender que el tiroteo había cesado.
El conductor del taxi, en el que viajaba Yessica* con una compañera de trabajo, sacó el cuerpo del fondo del vehículo, tomó el volante y condujo. Dos cadáveres en el pavimento lo obligaron a zigzaguear para no pisarlos. El piso estaba repleto de rastros de vidrios.
Unos metros más adelante se encontraba la camioneta tipo machito, color blanco, prácticamente destruida luego de la explosión de una granada. Dos cuerpos estaban adentro. Así quedó la autopista Francisco Fajardo luego de un enfrentamiento entre delincuentes y comisiones de las FAES.
Eran las 5:00 p. m. del miércoles 26 de febrero de 2020. Plena hora pico en la ciudad. La autopista, a la altura de Bello Monte, quedó sumergida en un completo caos luego de que los funcionarios trataran de frustrar un secuestro de un empresario. Quienes quedaron atrapados intentaron bajarse de los vehículos para resguardarse de las balas, algunas incluso impactaron en la carrocería.
“Los policías se bajaron, caminaron. No podíamos ni avanzar ni retroceder porque quedamos atrapados, todos los carros zigzagueaban, estábamos en toda toda la línea de fuego. Cuando explotó la granada fue lo peor, el carro vibró, yo pensé que nos iban a matar porque estaban disparando a diestra y siniestra en la autopista”.
Yessica, de 33 años, iba de regreso a su casa después de cumplir la jornada laboral. Un servicio de taxi la dejaría en Plaza Venezuela —junto con su compañera— como todos los días. Desde ahí toma la camionetica hasta Los Teques, donde vive.
“No soy creyente, pero le agradecí a Dios que salimos vivos de esa situación. En la camionetica a Los Teques lo que hacía era temblar y cuando llegué a mi casa solo lloraba y lloraba, no podía creer todo lo que había pasado”.
Según fuentes extraoficiales, cuatro hombres fueron asesinados. Presuntamente integran la banda de El Coqui, que opera en la Cota 905, zona de paz. Cuatro están prófugos.
Previo a esta situación hubo otro enfrentamiento pero a la altura del Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT). Versiones extraoficiales apuntaron a que los delincuentes se cambiaron de vehículo al verse acorralados por los funcionarios y huyeron por la autopista, hasta que fueron interceptados nuevamente.
Dos civiles resultaron heridos de bala y también dos menores de edad. Información policial los identificó como José Torres Castellano, de 32 años, y Alejandro Antonio Castellano, de 50 años, ambos con un tiro en el fémur.
“Vi que era las FAES y me dio más miedo”
Sascha* regresaba a su casa a las 4:40 p. m. La autopista sentido oeste fluía hasta que el tránsito se detuvo de forma abrupta a la altura del hotel Meliá Caracas.
“Apagué la música cuando comencé a percibir que pasaba algo distinto. Vi que la gente giraba sus carros y en eso se oyeron muchas sirenas y comenzaron a pasar motos negras con funcionarios de las FAES que tenían armas largas, entre los carros”, dijo.
Los vehículos se metieron por el acceso desde Bello Monte hacia la autopista. Hicieron un giro en U para escapar por esa ruta. Sascha trató de hacer lo mismo pero le dificultaba girar su carro por la cantidad de motos oficiales que pasaban.
No sabíamos qué pasaba. Prendí la radio pero decían que era una situación irregular. Vi que era las FAES y me dio más miedo porque son escuadrones de la muerte. Para los policías no existíamos en ese momento más bien éramos obstáculos”.
El nerviosismo de los conductores fue tal que se les apagaban los carros tratando de dar la vuelta para escapar. Los funcionarios, con armas largas, pasaban entre los vehículos a bordo de motos y a pie. Al no entender la situación, los civiles solo querían huir.
Solo minutos antes del enfrentamiento Sascha logró dar la vuelta y caer en la avenida principal de Bello Monte. Ya a esa altura escuchó una explosión. Era la granada que habían detonado los delincuentes, quienes también portaban armas largas igual que el grupo élite de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
Ya en casa supo que se trataba de un secuestro que los funcionarios querían frustrar. Apenas salió de la situación de peligro llamó a su padre y a su esposo para alertarles que no tomaran la Francisco Fajardo.
“En la noche solo pensé en eso, pensé que me pudieron haber matado y lo frágil que es la vida en este país. Lo que viví no se lo deseo a nadie”, dijo.
Según la ONG Provea, las FAES no miden los daños de sus operativos bajo la presencia de civiles inocentes. “Solo buscan ejecutar”.
cortesía de Crónica Uno