El caso de María Esperanza Díaz Mendoza, de 26 años de edad, quien fue hallada muerta en EEUU, tras llegar a Charlotte, Carolina del Norte, desde Argentina, conmocionó a la comunidad hispana. a un mes, de la noticias, la hermana de la anzoatiguense habló.
A sus 26 años, la joven tomó la decisión de dejar su vida en Argentina para probar suerte en Estados Unidos. Después de un largo camino, que incluyó cruzar por la frontera, finalmente llegó a Charlotte. Esto fue el viernes 22 de abril, allá la recibió una amiga. Sin embargo, al pasar tan solo dos días, sus sueños se apagaron y la hallaron muerta en una casa deshabitada de la zona por presunta sobredosis.
“Ella era muy selectiva, su círculo era muy cerrado y siempre estaba con las mismas personas. No era que se iba a quedar con personas desconocidas. Era muy cuidadosa, y todos los que la conocemos sabemos quién era Maes. Desde el primer momento que se conoció la versión de lo que le pasó, sabemos que no fue así y que no cuadra y no encaja por ninguna parte con ella y con el tipo de persona que era”, dijo su hermana Livia Díaz desde Argentina en una conversación exclusiva para Noticias Todos Ahora.
El cuerpo de Maes no ha sido trasladado a Venezuela
La familia del otro lado del teléfono se enteró de lo ocurrido la mañana de ese domingo. Fue esta amiga identificada como María Victoria quien les comunicó: “Maes está muerta”. Aunque pensaron al principio que se trataba de una broma, al correr los minutos se dieron cuenta que todo era una cruel verdad.
Ha pasado un mes y aún no han podido darle el último adiós. Todavía esperan por el presupuesto para trasladar el cuerpo hasta Venezuela, donde sus padres y demás familiares se preparan emocional y económicamente para despedirla. “Vamos a hacer una recaudación de fondos a través de un ‘Go fund me’ para poder completar el dinero y lograr llevar el cuerpo de mi hermana con mis papás”.
Salían de una misa cuando se enteraron que Maes estaba muerta
El día domingo 24 de abril, Livia salía de una misa con su mamá, su pareja y su hijo. Ya iban de regreso cuando aproximadamente a la una de la tarde recibió una llamada de María Victoria, la amiga de Maes en Charlotte. Le dijo que necesitaba decirle algo importante y que se bajara del auto.
“Cuando me dice así me asusté mucho, estábamos a tres cuadras de nuestra casa aquí en Neuquén, y me bajé del auto en pleno semáforo y me dijo que Maes estaba muerta. Yo le dije que no podía ser que no se jugara con eso. Hasta que me dice: No Livia es verdad, está muerta”, recuerda.
La amiga aseguró que no le permitieron ver a Maes, pero que la reconoció por la vestimenta que llevaba puesta y porque su celular estaba en la escena. Desde ese momento la familia entró en un estado de shock del que todavía no han podido salir. Todavía no creen lo que pasó.
Una investigación a la que se aferran para conocer la verdad
Desde el primer instante que recibieron información por parte del Departamento de Policías de Charlotte-Mecklenburg, la familia de Maes supo que algo faltaba en esa historia. Les dijeron que la causa de muerte era una sobredosis por la mezcla de dos sustancias que podrían haber sido cocaína y fentanilo
“Todavía no sabemos exactamente cómo fue administrada la droga, pero mi hermana no consumía drogas ni nada por el estilo. Obviamente esto fue algo inducido, a ella la tuvieron que haber drogado para que esto ocurriera. De otra forma no hubiese ocurrido, porque mi hermana era una chica demasiado responsable. Ella era demasiado sana. Nada que ver con este tipo de sustancias. Lo que nosotros presumimos es que ella fue engañada y drogada”, aseveró su hermana.
A la familia cada vez menos cosas le encajan de la información que circula, por lo que se comunicaron varias veces con esa amiga, que en teoría fue la última persona cercana en ver con vida a la venezolana. Sin embargo, aún hay muchos cabos sueltos. Lo único que les queda para aferrarse, además de la fe divina, es a la investigación que sigue en pie.
“Tenemos fé en la investigación que se está haciendo y que se pueda saber la verdad. Lo que sí estoy 100% segura es que esto que le pasó a mi hermana no fue una sobredosis accidental porque se quiso drogar o se quiso matar, no. Esto fue algo provocado porque la conocemos”.
Un viaje apresurado: la amiga le prestó dinero, vendió todas sus cosas y renunció a su trabajo
Desde que Maes les comentó sobre la idea de irse a Charlotte, la familia no estuvo de acuerdo. “Yo tampoco estuve de acuerdo, ella estaba muy bien acá en Argentina, la verdad que no tenía ni siquiera necesidad de irse”, revela su hermana. Sus ganas de volver a emigrar eran intermitentes, unos días se mostraba con la ilusión de hacerlo, pero otros tantos llena de dudas. Esto lo conversaba a diario con Livia.
“Esta chica le dijo que se fuera, que le iba a prestar el dinero y bueno, mi hermana era una chica joven, de 26 años, no tenía hijos y quiso ir a probar. En realidad ella iba a probar, no a quedarse definitivamente. Todo iba a depender de cómo le fuera. Si no le gustaba se iba a regresar a Argentina porque aquí obviamente nos tenía a nosotros su familia”, detalló.
Por supuesto las conversaciones sobre este tema se hicieron cotidianas por varios meses entre ellas, que además de hermanas eran amigas y confidentes. Livia le preguntó qué iba a hacer al llegar a Charlotte, y Maes le contó que su amiga la estaba esperando con trabajo de mesera en un restaurante. “Ella estaba confiada en eso porque fue lo que le dijo esta chica”.
Su hermana recuerda que después que la joven tomó esa decisión, pasaron varias cosas extrañas, que hoy ve como señales de que no tenía que irse. “Todo pasó muy rápido. Vendió todo en marzo, renunció a su trabajo, lo apostó todo por irse y mira cómo terminó todo, en una desgracia que se pudo haber evitado. Ella no merecía una muerte así. No merecía que le apagaran su luz y sus sueños de esa manera”, expresó con la voz entrecortada.
Cruzar la frontera no estaba en sus planes, pero finalmente lo hizo
María Esperanza no contemplaba la idea de irse por la frontera, porque no tenía la necesidad de irse apresurada ni de esa riesgosa forma. Según cuenta Livia, la joven tenía su Visa vencida, luego la volvió a solicitar y se la negaron. Por esto estaba desencantada de la idea de irse a Estados Unidos. “Decía que más adelante la pedía con calma, la verdad con ese tema ella no estaba apresurada”.
Pero todo habría comenzado el pasado mes de marzo cuando su amiga la invitó con bastante insistencia a viajar al país norteamericano. “Me dijo que esta amiga la estaba invitando a que se fuera. Que tenía un trabajo buenísimo para ella, que pagaban muy bien y que ella le daría el dinero para que se fuera. A mi al principio me causó un poco de ruido esa insistencia. Le insistió muchísimo para que se fuera. Ella de hecho lo estaba hasta dudando, me decía: tengo miedo de irme”, recuerda.
El consejo de su hermana fue que no se apresurara y se calmara, pero a los días Maes le contó que su amiga le había mandado el dinero y que ya era hora de empezar a vender sus cosas para irse. “Fue algo así como que tenía el dinero y ya se tenía que ir porque ya no tenía excusa”.
El mal pálpito de su familia y la tragedia que todavía lloran
Su hermana y compañera de vida no tuvo un buen pálpito cuando ya todo estaba decidido por Maes. “Desde que ella me dijo me embargó una tristeza muy grande. Es como cuando sientes algo triste, pero al principio no lo identificas. Ya después pasó toda esta tragedia, y ahora comprendo porque yo estaba tan triste. Capaz yo sentía que no era el destino de ella irse para allá”, agregó sin casi poder evitar el llanto.
Para Livia y para el resto de la familia resulta muy doloroso hablar de esto. Como ella misma lo confiesa entre lágrimas. “Es algo que me quiebra por completo. Yo aún no me lo creo, me cuesta mucho hablar de ella en tiempo pasado, porque todavía la siento acá”.
Aunque su situación era buena en Argentina, en los últimos meses la joven comparaba lo que ganaban sus amigos que vivían en Estados Unidos con lo que ganaba ella estando en Neuquén. “Esta chica que la recibe en Charlotte le dijo que ganaba un montón de dinero. No quiero dar números porque hay una investigación abierta, pero fueron unas cifras que obviamente a ella le llamaron mucho la atención. Aunque era profesional y estaba bien, pensó que podía estar mejor allá”, contó.
Además, uno de los motivos por los cuales María Esperanza quería mejorar su situación era para ayudar más a su familia en Venezuela. Pues tanto ella como su hermana se unían para poderles enviar dinero y cada vez se hacía un poco cuesta arriba por la situación del país.
El último abrazo y la última conversación de Livia con su hermana
La última conversación que Livia tuvo con su hermana fue el sábado 23 de abril a eso de las diez de la noche. Hablaron varías veces durante el día, pero la última vez que Maes le escribió, lo hizo para preguntarle qué hacían en casa. “Yo le dije que estábamos haciendo una comida y me respondió que ella había ido a trabajar, que llevaba 45 dólares, pero solo eso”, recordó.
La mañana del domingo, su hermana le volvió a enviar un mensaje, que evidentemente nunca pudo responder. Pero antes, habían tenido una despedida, sin saber que sería la última vez que se verían, y fue precisamente cuando salió de Argentina.
“Al momento de despedirnos en el aeropuerto de Neuquén, recuerdo que nos abrazamos, pero fue un abrazo muy fuerte que todavía me da escalofríos. Me dio un beso, se puso a llorar y le dije que nos veíamos pronto, y ella me dijo: claro que sí nos vemos prontito”.
Como su hermana mayor, al mirar atrás se da cuenta que Maes desde muy pequeña marcó muy bien su camino y lo que quería ser. Se graduó a muy temprana edad de la universidad, viajó mucho, disfrutó cada día. En definitiva, hizo muchas cosas en su corto tiempo de vida.
Las interrogantes sin respuestas y la incertidumbre que embarga a esta familia
Si bien hay una investigación en curso, hay mucha incertidumbre por parte de la familia y personas más cercanas a la víctima. Ellos solo piden que se haga justicia y que se conozca toda la verdad de lo ocurrido. Acudieron varias veces a esa amiga, en busca de respuestas, pero aún así, no han logrado esclarecer qué fue lo que realmente pasó esa noche.
“Queríamos saber con qué clase de personas la dejó, quiénes eran, en qué lugar, por qué la dejó sola, muchas cosas. Pero hasta el sol de hoy seguimos con muchísimas incógnitas”.
Quien además recalca que su hermana se fue con mucha ilusión, con sueños y metas por cumplir en un nuevo país, con ganas de darlo todo. “¿Por qué la amiga se fue y la dejó sola?, si supuestamente el bar cerraba a las dos de la mañana. Ella dice que se fue a la una. No entiendo la necesidad de llevarla a trabajar recién llegando”, son algunas de esas dudas que no salen de su cabeza.
Su vida en Argentina antes de irse a Estados Unidos
María Esperanza era contadora pública y trabajaba para una importante empresa de la zona de telecomunicaciones. Les llevaba toda la parte contable y administrativa y la recuerdan como una profesional muy responsable. Además vivía en un departamento sola, cubría todos sus gastos por sí misma. Estaba bien económicamente, tanto, que logró comprarse todas sus cosas nuevas para equipar el departamento, cosa que no para todos los migrantes es posible de hacer.
Pisó suelo argentino en enero de 2019, con muchos sueños en su maleta, con las ganas de ejercer su profesión en un nuevo país y demostrar lo mucho que amaba su carrera.
Llevaba una vida tranquila en Neuquén, con sus familiares y amigos muy cercanos. Le gustaba estar conectada con la naturaleza y los deportes. “Mi hermana era un tipo de persona amante de la naturaleza, del sol, del amanecer, de la playa, de los deportes. Entrenaba de lunes a sábado, todos los días dos horas de gimnasio. Hacía una hora de gimnasio y una hora de pesas. Aparte de eso iba y trotaba”, cuenta Livia.
Su hermana la describe como una persona muy amable, atenta y extrovertida, pero también muy apegada y dispuesta a sus seres más amados. “Ese tipo de personas que tenía un aura distinta, especial. No es porque haya sido mi hermana, pero realmente es así. Ella era así, tenía un brillo, una luz, que traspasaba cualquier cosa. Todos los que tuvimos la fortuna de conocerla coincidimos en lo mismo. Era un ser de luz, de verdad era una persona que siempre estaba para las personas que la amaban, super luchadora que no aceptaba un no como respuesta”.
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