En las actuales y reales circunstancias que rodean la situación de la Cota 905, es impensable abrigar la idea de un posible regreso de Carlos Luis Revette, alias El Koki, a esa barriada caraqueña, salvo que cuente con el apoyo directo y complaciente del Gobierno Nacional.
por Santiago Gutiérrez/ImpactoVenezuela
Es impensable porque, eso supondría, en primer término, desmantelar más de 22 módulos policiales y el enjambre de funcionarios de varios cuerpos policiales GN, PNB, UPI y FAES, ahora llamado, Dirección contra Delincuencia Organizada que han tomado de punta a punta, lo que era el área de acción y de influencia de El Koki.
La mayor cantidad de información, en ese sentido, son suposiciones muchas veces infundadas e incompletas. ¿Por qué? Porque se insiste en la figura de El Koki y se Olvida al Galviz (considerado el jefe mayor desde el punto de vista operacional de estas bandas).
También, esas mismas informaciones, no toman en cuenta la influencia de El Vampi a lo largo de toda la Cota 905 y su ayuda y aporte indiscutibles a lo que fue la permanencia de estas bandas en la mencionada zona. Una vez más, insistimos, por información de una fuente de altísima confianza (no policial) que el jefe mayor ha sido El Galviz y no El Koki. Este último ha sido, sin dudas, el más mediático de los tres.
Estas mismas informaciones, al asomar la idea del regreso de El Koki, se olvidan de sus dos conmilitones y de más de doscientos hombres que integraban estas bandas, según lo afirman muchas fuentes vinculadas con el problema.
Todavía sigue siendo un misterio la manera como salió El Koki y toda su gente de la Cota 905, cuando se inició el operativo policial. Criticamos, en su momento, cómo el gobierno informó con demasiada anticipación, el desarrollo de ese operativo con lo cual arruinó el factor sorpresa que es clave en ese tipo de situaciones.
Corrió la información, durante muchos días en dos vertientes: la primera que ya, cuando comenzó el operativo, El Koki había salido horas antes; la segunda que, supuestamente, gozó del apoyo de El Potro Álvarez, quien le habría dado refugio en la sede del Hipódromo, para luego concretar su huida a Colombia. Ninguna de esas versiones quedaron comprobadas o refutadas convincentemente.
La versión más reciente, creíble o no, es que el Presidente Maduro, supuestamente ignoraba el apoyo que El Koki y su gente estaba recibiendo, presuntamente, de altos jerarcas del Gobierno Nacional y al enterarse, ordenó el operativo policial. No tienen ningún valor las versiones según las cuales , el gobierno actuó por miedo a que las bandas se convirtieran en peligro a la estabilidad… porque sencillamente, delincuentes no tumban gobierno.
¿Dónde está El Koki?
En la medida en la cual han transcurrido las semanas se ha venido descartando la posibilidad de que El Koki esté en Colombia.
Búsqueda, rastreo e investigación constantes y exigente en ese país, así parecen demostrarlo. Pero, todo sigue en el terreno de las suposiciones. Algunos suponen que pudiera haberse ido al sur del continente (Ecuador). Otros no descartan que pudiera continuar «resguardado» en alguna zona de Caracas.
En cualquier caso, plantearse el regreso de El Koki, supondría también el regreso de El Vampi y El Galvis, sin cuyo apoyo, seguramente, no habrá la misma capacidad operativa que una vez tuvieron. También supone que se equipen otra vez con armamentos y balas cuyo origen no ha explicado todavía ninguna autoridad del Gobierno Nacional. En otras palabras, a los policías quienes les ha tocado combatir permanentemente a estas bandas, les preocupa mucho más el regreso de El Galviz que el regreso de El Koki.
La Cota 905 sigue siendo fuente de muchísimas noticias desagradables, si se toma en consideración las quejas de muchos habitantes acerca de presuntos maltratos y humillaciones por parte de algunos funcionarios, desde que esa zona fue tomada por los diferentes cuerpos policiales.
En la Cota 905, en la era post Koki, sigue en pleno auge el tráfico de drogas, el matraqueo y otros delitos. El problema va más allá de si vuelve El Koki o no. El problema radica en preguntarse qué va a pasar en un futuro próximo con la tranquilidad de sus habitantes.
El problema también radicaría en preguntarse cuál sería la reacción policial ante la decisión del gobierno de poner fin, en cualquier momento, a su presencia en esta populosa zona de Caracas.
De llegar a ocurrir este último aspecto, entonces si podrían abrirse las compuertas para comenzar a pensar en un posible regreso del Koki y su gente a la Cota 905.
En términos definitivos y concluyentes, podemos reiterar que el regreso de El Koki depende exclusivamente del Gobierno Nacional. De su efectividad o su negligencia, de ratificar su decisión o ratificar su complacencia hacia estos grupos.
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