En sesión espiritista mata a su madre y a su abuela

Johandri José Arrieta Gómez (19) atacó a su mamá. «Amárrenme o las voy a asesinar», le suplicó a sus parientes antes de aplastarles la cabeza. La familia cree que tenía un espíritu. Desde hace siete meses amenazaba y maltrataba a sus familiares. Una bruja del kilómetro 40 lo atendía

A Johandri José Arrieta Gómez, de 19 años, se le metió un espíritu maligno, dijeron los vecinos del sector rural El Llano, parroquia Libertad del municipio Machiques de Perijá. Con una piedra, el muchacho le aplastó la cabeza a su madre, Fanny Raquel Arrieta Gómez (50), y a su abuela, Basílisa Gómez (75). Se necesitaron cuatro policías para poder esposarlo.

La sesión la organizaron, el sábado a la medianoche, en el patio de la parcela donde vivían. La familia creía que al muchacho lo perturbaba un demonio y por eso las maltrataba. Los vecinos recordaron que quisieron hacerle un despojo para aquietarlo, pues el campesino atacó a su madre el pasado viernes en la noche. Unos amigos lo amarraron hasta que el demonio lo soltó.

Al terminar la consulta, a Arrieta lo acostaron en una enramada al lado de su madre. Se levantó ayer, a las 3.00 de la madrugada, amenazó a su madre. Le suplicó a un tío: «Amárrenme o las voy a asesinar». El pariente excéptico no le creyó. En un descuido, cogió una piedra y comenzó a golpear en la cabeza a su mamá hasta desfigurarla, comentó uno de los hermanos de Fanny en la morgue.

Al muchacho lo correteó un tío, pero lo atacó con la piedra. «Todos se encerraron. Mi mamá no aguantó saber que mi hermana estaba herida y salió. Allí la agarró y le dio dos veces en la cabeza. La mató enseguida, le hundió el cráneo».

Con el segundo asesinato, los Arrieta salieron de sus escondites, desarmaron al muchacho y pidieron ayuda. La primera patrulla llegó a las 5.00 de la mañana. Los campesinos querían linchar al agresor. Sus tíos no lo permitieron.

«Los policías no podían con él, tenía una fuerza impresionante. Entre cuatro le doblaron el brazo para atrás para esposarlo», dijo uno de los testigos. Los tíos no quieren saber nada del muchacho, a quien presentarán el próximo martes en tribunales. Sus hermanas se encargarán de su defensa, alegan que el muchacho sufría de esquizofrenia y necesitaba el medicamento.

Hace unos meses, lo llevaron a Caracas y allá le diagnosticaron la enfermedad. «Decía que los demonios querían poseerlo». Estuvo bajo tratamiento hasta que se mudó a Machiques. Siete meses después se agudizaron las crisis y su madre recurrió a una bruja en el kilómetro 40 de la vía a Perijá para atenderlo.

 

Gastón Fernández/La Verdad