El tiroteo en Plaza Venezuela que precedió a la indolencia de unos PNB

El periodista de sucesos Javier Ignacio Mayorca publicó un triste relato sobre la desbordada inseguridad en Venezuela y la indolencia de los agentes -o algunos agentes- de seguridad ciudadana al respecto.

En el texto, publicado en su blog Crímenes sin castigo, el periodista explica cómo cuatro personas inocentes se vieron envueltas en un salvaje tiroteo de delincuentes en su contra, en plena vía pública y en la más famosa plaza del país, para luego encontrarse con un servicio al ciudadano -por parte de la Policía Nacional Bolivariana (PNB)- que dejó mucho que desear.

A continuación, el relato completo:

Esto ocurrió el 10 de junio a las 10 pm aproximadamente, cuando la persona conducía un Ford Fiesta recién adquirido luego de canjear su anterior Toyota Land Cruiser, pues lo consideraba muy llamativo y riesgoso para manejarlo en Caracas. Iba junto a su novia y otra pareja desde El Valle hacia la avenida Solano. “A la altura de la entrada del Bicentenario, justo antes del semáforo, se encontraban cuatro vehículos estacionados esperando el cambio de luz. Yo no me había detenido totalmente cuando de pronto sentí que iba a ser abordado por un grupo de no menos de tres hombres que presumo salieron de la zona boscosa paralela a la vía (…). Ante esta situación vi la oportunidad de huir (…) Empezaron a disparar de manera indiscriminada. Tomé por la fuente de Plaza Venezuela a toda velocidad cuando el esposo de mi amiga que iba en el asiento trasero con ella indicó que había sido impactado en la espalda (…) Esta persona tuvo la noción de decirme que su seguro trabajaba con la clínica Cemo (…) Cuando entré al distribuidor de Santa Mónica empecé a sentir que el caucho trasero izquierdo estaba perdiendo aire. Aceleré para evitar quedarme varado en plena vía con mi amigo herido (…) En la entrada de la clínica se encontraba una patrulla de la Policía Nacional, por lo que apagué las luces y les hice señas para evitar ser confundido con delincuentes (…) Los funcionarios dentro de la patrulla vieron el carro tiroteado, con un caucho espichado y un herido bajándose y ni se tomaron la molestia de adoptar medidas de seguridad para ellos, menos preguntar u ofrecer ayuda para bajar al herido”. Mientras los médicos atendían al lesionado, el conductor salió de la clínica para hablar con los agentes. “La mayor sorpresa que se habían ido (…) como si eso que llaman servicio al ciudadano jamás se los hubiesen nombrado en sus aulas”.
SM