Después de casi 10 meses de su captura en Venezuela, Juan Carlos Sánchez Latorre, apodado como ‘Lobo Feroz’, fue entregado a las autoridades colombianas por el Ministerio para el Servicio Penitenciario del vecino país.
El hombre es requerido por el abuso sexual a un centenar de menores de edad y por pornografía infantil. Desde el penal donde estaba no aceptó los cargos y habló sobre cómo la pasó en prisión.
Desde enero de 2017, la Interpol interpuso una notificación azul internacional contra Sánchez Latorre, a quien señalaban de la violación de 276 menores de edad en Barranquilla y otras ciudades de la Región Caribe; actos que grababa para venderlos en el mercado negro de la pornografía infantil. Fueron justamente esos videos los que lo delataron.
Las autoridades mexicanas capturaron a un criminal con más de 1.400 archivos pornográficos que había intercambiado con quien se hacía llamar ‘Lobo Feroz’, y notificaron a Colombia. Así se conoció que Sánchez Latorre abordaba a niños en parques y zonas de video juegos, bajo engaños los llevaba a moteles donde los amenazaba para abusar sexualmente de ellos, mientras grababa los vejámenes.
Incluso, se comprobó que en ocasiones enviaba la foto de los niños a sus clientes para que seleccionaran a su víctima. Finalmente, el 1 de diciembre de 2017 Sánchez Latorre, de 38 años, fue capturado en Maracaibo y recluido en el penal El Rodeo II, situada en la ciudad de Guatire, en el estado de Miranda.
En ese momento el diario El Heraldo puso conversar con él, quien no aceptó los cargos por los que se le acusan. «Yo me quedo absorto. Nunca violaría niños», expresó en ese momento. Sin embargo, reconoció que fue procesado en 2008 por un presunto abuso sexual a un menor de 14 años en Barranquilla, pero aseguró que el chico mentía.
En esa ocasión fue encontrado tras ser identificado por otros jóvenes que afirmaron haber sido violados por él cuando eran pequeños. Pero quedó en libertad y se fue a Venezuela a vivir.
El medio logró hablar nuevamente con el ‘Lobo Feroz’ antes de su traslado a Colombia, mientras le realizaban exámenes médicos rutinarios. Y expresó que su estadía en la cárcel venezolana no pudo ser mejor. «Aquí comemos las tres comidas; a veces dan cochino guisado con pasta y plátano frito. Ayer comí en la mañana arepa con pescado (…) Los compañeros de pasillo se portan bien», dijo a El Heraldo.