Aunque la Ley contra los Delitos Informáticos establece “penas entre cuatro y 10 años por adulterar equipos de tecnologías de información”, en Maracaibo, a diario y a plena luz del día, falsos técnicos cambian los seriales de decenas de celulares, la mayoría, robados.
El centro comercial La Redoma, ubicado en la avenida Libertador, se ha convertido en el epicentro donde ‘falsos técnicos’ se dedican a la liberación, reactivación o reprogramación (de manera ilegal) de teléfonos inteligentes que han sido robados —o extraviados— y ahí les otorgan una nueva identidad para poder ser reutilizados.
Cerca de 40 celulares son adulterados a diario en esta “feria” que se aprovecha del producto del delito. Por esta operación estos sujetos pueden llegar a cobrar desde 500 a 4.500 bolívares, según lo complejo del proceso.
La Redoma no es el único lugar. “En otros centros comerciales también se hace, pero con más discreción”, sostiene Alejandro Alastre, ingeniero de sistemas y experto en el área.
La clave del asunto es el cambio del código Imei (código con el que se puede proceder a bloquear el teléfono en caso de robo o sustracción). Para poder liberar estos teléfonos de cualquier bloqueo o reporte de robo este serial debe ser cambiado. Para ellos, eso es sencillo”, comentó Pedro Ascanio, ingeniero en informática.
El Imei es la “huella digital” del teléfono. “Es un serial que va de 15 a 17 dígitos, con hasta 355 mil millones de combinaciones posibles”, agrega Ascanio.
La mayor proporción de estos grupos se puede ver —específicamente— en ‘el llamado ‘pasillo de los celulares’. También se ven en el área central de ese comercio, pero en menor cantidad.
Algunos solo tienen una mesita, un paragua con el que se resguardan del sol y una laptop para hacer el trabajo. Otros son más sofisticados y en ellos se ven herramientas de calidad, computadoras de última generación y hasta pancartas de publicidad.
Sea cual sea su aspecto, estos puestos se abarrotan a diario de personas que buscan reactivar o desbloquear dispositivos que han conseguido de manera ilícita.
“El desbloqueo te sale en 500, pero si está ‘repollo’ (es decir, reportado como robado) te cuesta 2.500 bolívares”, decía, el pasado martes, un trabajador de estos puestos a un señor de bigote, de unos 50 años. El hombre quería desbloquear un Samsung S3 mini, que le vendió un hampón.
“Dame 4.500 bolos y te lo entrego totalmente listo para usar. Solo dame media hora”, se pudo escuchar de otro hombre, mientras ofrecía su servicio.
En Venezuela, en 2010 se promulgó la Ley Especial Contra los Delitos Informáticos, que tiene como función proteger, prevenir y sancionar los delitos que se cometan a través de las tecnologías de la información.
En el artículo 7 de esta ley se estipula que: El que destruya, dañe o modifique cualquier sistema que utilice tecnologías de información o cualquiera de los componentes que lo conforma podría ser penalizado de uno a diez años años de prisión. Además podría ser multado entre 10 y 800 unidades tributarias (actualmente en 150 bolívares) de ser atrapado en flagrancia.
La penalista María Arrieta agregó: “Si se determina que hay más de tres personas operando en el mismo negocio, se pueden procesar por Delincuencia Organizada, y las penas allí son aún mayores”, sostuvo.
Pero este no es el único delito que se practica en el lugar. “Esta gente, además de cambiar el código Imei, compra celulares robados. Ahí llegan los hampones vendiendo esos aparatos. Eso no lo ven las autoridades”, dijo Martha Araujo, a quien le robaron su teléfono en un bus, hace dos meses.
“Sin el trabajo de estos falsos técnicos, el robo de celulares no tendría sentido, pues de ser bloqueados por sus dueños sería imposible reutilizarlos”, dijo la mujer.
En septiembre de 2011, en el país se publicó una providencia contra el robo de celulares que estipula que: “Las compañías teléfonicas del país deberán bloquear los celulares reportados como robados, hurtados o extraviados”.
Durante seis meses, luego de su entrada en vigencia, las denuncias por robo de teléfonos celulares disminuyeron en un 16% en el país, según declaraciones de Pedro Maldonado, director general de Conatel, para ese entonces. Todo parecía ser un éxito. Pero poco duró.
Hoy las denuncias por robo de teléfonos son constante en las oficinas de los cuerpos policiales. En Polimaracaibo, por mencionar alguno, unas 15 llamadas reciben a diario los centralistas de ese cuerpo por denuncias de robo, según informaron desde su sede.
Esta cantidad de denuncias no revela la verdadera realidad de este problema social. En este tipo de casos, la mayor cantidad queda en las cifras negras de quienes no reportan los robos.
Desde esa entidad policial también informaron que “desde inicios del mes de julio hasta el 15 de agosto hemos detenido a 16 personas por robo de celulares”.
Comentaron, además, que aún no registran detenciones de personas por adulteramiento de celulares, pero que están trabajando en operativos de inteligencia constantes para dar con los lugares donde operan estos hombres. “Ya tenemos varios sitios vistos. Estamos esperando el momento idóneo para abordarlos y desmantelarlos”, reveló una fuente de ese cuerpo policial.
Las operadoras telefónicas del país (Movistar, Movilnet y Digitel) explican en sus páginas en internet, los pasos para bloquear un celular extraviado o robado. “El problema es que, si les cambian el Imei, no se puede determinar si ha sido adulterado. El cambio del serial no deja huella”, explica la dependiente de un agente autorizado de una operadora.
“Una buena cantidad de los smartphones son comprados en tiendas electrónicas con la condición de ‘liberados’, lo que implica que pueden operar con cualquier empresa”, dice.
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