Adaptarse o morir. Y adaptarse es lo que ha hecho Valetodo Downtown, la discoteca de ambiente más famosa de Perú y un gran referente para la comunidad LGTBIQ del país, que ahora es una tienda de abarrotes, «distinta», diversa y ocasionalmente atendida por «drag queens».
La dura cuarentena y el toque de queda nocturno que rige en Perú desde hace 103 días forzó a una parada en seco y sin amortiguación alguna a locales como el Downtown, el epicentro de la vida nocturna del distrito de Miraflores por su tamaño, su larga historia y su infatigable entrega a las noches más «diversas» del país.
«Con un futuro muy lejano para retomar la operación, que aún sigue lejano, le dimos vueltas a qué podíamos hacer para poder ayudar y dar trabajo a nuestros colaboradores, que tienen una situación muy complicada. Y de ahí surgió este proyecto», explicó a Efe Claudia Achuy, la gerente general del local.
Sobreviviré
Con 120 empleados que operaban la masiva discoteca – un «monstruo» de 2.000 metros cuadrados, dos plantas, y cinco ambientes que atendía a los noctámbulos siete días a la semana – sin opciones de trabajo en el corto y medio plazo, llegar a convertirse en una tienda de abarrotes ha sido un camino progresivo.
«Cuando cerró el país, lo primero que hicimos fue una discoteca virtual, gratuita y que sigue vigente, para seguir estando cerca del publico que nos acompaña siempre (…) Luego buscamos algo que nos permitiera generar ingresos de algún tipo, y así empezamos con un delivery de productos que ya teníamos en ‘stock’ y así fuimos aterrizando la idea», explicó Achuy.
Finalmente nació el «Minimarket Downtown», que más que un «mercado de abarrotes» es «una experiencia distinta», pues se encuentra en la infraestructura de una discoteca que siempre se caracterizó por «un ambiente de arte y cultura» en sus espacios.
Así, si bien las luces estroboscópicas han dado lugar a una iluminación más apropiada, y las pistas de baile se han llenado de estanterías comerciales, aún se pueden ver los «graffiti» en sus paredes y los pisos de cemento de inspiración industrial.
Y sus habituales animadoras, artistas y bailarinas de entre lo más selecto del mundo de las «drag queen» peruanas reconvertidas ahora en dependientas, cajeras y reponedoras, toda una «reinvención».
«En primera instancia, y como finalidad de todo, siempre estuvo presente dar puestos de trabajo. Esto es una comunidad, una familia… Yo estoy agradecida y conmovida por el personal, que con mucha aceptación ha tomado este nuevo reto, con mucho gusto y viendo también que la situación está complicada», reconoció Achuy.
«Drag» y dependiente
De hecho, y con la conciencia de que como negocio una tienda tiene que vender, y que las «drag» requieren la misma gran producción ya sea para salir al escenario como para vender patatas fritas, las presencia de dependientas a pleno despliegue de lentejuelas y colores se hará «solo en momentos establecidos».
«No queremos que haya público que se asuste, y además personificar es un arte. Y esto es algo distinto, así que será puntual y se avisará en las redes sociales cuando estarán atendiendo», indicó la gerente.
Lo que sí dejó claro es que los clientes del «delivery», particularmente aquellos que ordenen bebidas alcohólicas a domicilio, si recibirán sus pedidos de manos de las «drags» del Downtown en todo momento.
Diverso y original
Más allá del ambiente, el nuevo Downtown también quiere distinguirse de otras tiendas por ofrecer, además de productos como aceites, refrescos, galletas o chocolates, cosas originales o diversas.
«Ofrecemos productos de marcas independientes, peruanas, cosas innovadoras o material de bioseguridad con diseños locales, que ahora es una necesidad. Ahora no sabemos si es viable, pero tenemos un valor agregado y eso nos hace pensar que esto puede caminar», afirmó la gerente.
De momento, Achuy piensa que el negocio de los abarrotes «es más complicado» que la gestión de un local nocturno de referencia para la comunidad LGTBIQ, ya que todo «cuesta más trabajo» porque «no se conoce».
En cualquier caso, Achuy indicó que en la cabeza de todos está retomar el viejo Downtown cuando sea posible, y por lo tanto apuntó que no se siente «como una pérdida».
«Más aún, sí he podido ver que la gente nos acompaña y el publico es fiel. Esta comunidad da un sentimiento que es más fuerte y que une. Más que una pérdida es una pausa para regresar con más fuerza… La marca Downtown no se ha perdido y regresaremos cuando las circunstancias lo permitan. No es un adiós, sino que nos estamos poniendo en marcha para seguir luego con la discoteca», culminó. EFE