Su éxito es rotundo. Hace apenas unos días, se informó que la serie El juego del calamar es el estreno más visto en la historia de Netflix con 111 millones de espectadores.
El furor causado por la popular serie surcoreana ha llevado a que niños y niñas quieran ver de qué se trata esta producción. La publicidad ha despertado la curiosidad en ellos: desde los memes, lo llamativa que es la portada con la palabra “juego” y el uso de figuras geométricas, lo que también pudiera llegar a confundirlos.
Esto, sin dejar de lado el interés generado por la ola coreana, que sigue ganando terreno en la cultura pop, con el auge de bandas musicales como BTS y películas como “Parasite”.
En el caso de El juego del calamar, como primer punto a destacar es que está clasificada como “Mature”. Lo que implica que puede tener violencia, sexo, lenguaje soez, desnudez y/o uso de sustancias. Esto significa que no es apta para menores de 17 años.
La serie convertida en un fenómeno mundial de masas, en la que 456 personas de diferentes clases sociales se disponen a luchar a vida o muerte por un premio millonario, es para adultos. Además de la violencia gráfica constante, aborda el abuso, el suicidio, la traición, la mentira, la violencia hacia la mujer, entre muchos otros problemas sociales.
Ahora bien, ¿te has preguntado cuán dañino puede ser que los menores estén expuestos a la violencia marcada que presenta esta serie? “Mi niño es bien maduro y él entiende que eso es mentira”, de seguro todos hemos escuchado eso alguna vez o lo hemos pronunciado.
Especialistas explican las consecuencias en menores tras ver El juego del calamar
Sin embargo, la doctora en psicología Fermina Liza Román trae a la atención la importancia de ejercer los controles parentales en estos tiempos. Especialmente, donde los menores tienen tanta accesibilidad a materiales no aptos y que puede influir directamente en su desarrollo. Asimismo, considerar que tu niño o niña cuenta con la madurez para ver la referida serie está muy lejos de la realidad.
“No se trata de que el menor entienda que lo que están viendo en la pantalla es mentira o es verdad. Es que el cerebro de los niños está en pleno desarrollo. De hecho, está en desarrollo hasta los 21 años. Sabemos que especialmente los niños, que están en niveles elementales. Aprenden de la experiencia que viven y del aprendizaje social, del modelado que reciben de las cosas que ven. Por tal razón, la violencia gráfica, como la que se puede ver en El juego del calamar, les resulta mucho más difícil a los niños más pequeños poder diferenciarla. Incluso, se corre el peligro de copiar los juegos. Tal vez no los copian de forma tan violenta, pero así es que comienza el modelado, copiando ese tipo de juego”, explicó la consultora en psicología perinatal e infantil.
Copian desafíos de El juego del calamar
La especialista señaló que hay reportes en Estados Unidos de que algunas escuelas han dicho que los niños están copiando algunos juegos como el de “Red light, green light”, que es el primer desafío que presenta la trama. De igual modo, se denunció esta misma semana que en los colegios de Bélgica se están emulando desafíos de la referida serie.
“Lo que nos preocupa a los profesionales de la conducta humana es cómo se afecta realmente un cerebro que está en desarrollo cuando se expone a material violento. Que además resulta perturbador la cantidad de asesinatos y la crueldad visual que presentan. Sabemos que el cerebro que está en desarrollo produce cambios químicos, que cuando los ves en imágenes, son los mismos cambios químicos que produce un cerebro que está bajo el trastorno de estrés postraumático. Lo que también se conoce como PTSD, por sus siglas en inglés”, planteó.
Menores expuestos a la violencia
Según la doctora Román, si un niño -cuyo cerebro no está bien desarrollado- ha visto violencia de manera prolongada a través de la pantalla, su cerebro reacciona como si verdaderamente hubiese estado expuesto a la violencia, cuando realmente lo único que hizo fue verla en la televisión. En el caso de El juego del calamar está compuesta por nueve capítulos que muestran constante violencia, nueve horas prácticamente.
“Es bien importante que los padres puedan entender, que no solamente se trata de que el niño entienda y diferencie entre lo real y la ficción porque es esté es maduro, no. Es que el cerebro está en desarrollo y está sufriendo unos cambios químicos ante esa exposición. Se trata de que sus cerebros e inteligencia emocional está en desarrollo”, enfatizó.
Reiteró que para que menores muestren las consecuencias de estar expuestos a violencia, no necesariamente tienen que vivirla física o primariamente; la exposición secundaria como lo es la exposición a material violento en la televisión, para su cerebro es lo mismo, lo capta igual.
Aun cuando esta violencia marcada también se puede ver en algunos videojuegos, la psicóloga infantil resalta que El juego del calamar es mucho más realista versus el realismo de los videojuegos. Pues, aunque hoy en día tienen unas gráficas espectaculares, como quiera hay una pequeña diferencia entre ver los videojuegos y ver la serie. Por cierto, destaca se han hecho estudios longitudinales sobre el efecto de los videojuegos violentos en los niños y aquellos que están expuestos a este contenido tienen menos empatía.
Precisamente, la empatía es una de le las cosas que más se pierde cuando los niños están expuestos a la violencia.
“No queremos que los niños crezcan fríos, con falta de sensibilidad. Ves que ‘se puede morir quien sea y a mí no me da nada’, porque ya está desensibilizado. Eso es bien peligroso. Cuando combinas violencia con la falta de sensibilidad, no te va a importar lo que le suceda al otro”, manifestó.
¿Cómo se ve un niño que ha estado expuesto a mucha violencia?
- Pierden la empatía, una característica tan importante, que es la sensibilidad que muestras hacia el dolor ajeno.
- Son más propensos a utilizar estrategias agresivas para resolver los problemas.
- Presentan problemas de atención, concentración y de control de impulso.
Son características que se ven a niveles conductuales, más allá de los juegos. “Nos ha pasado en oficina, que tenemos niños con unos cambios de comportamiento increíbles. Cuando vamos más allá, esto se debe a la sobre exposición del contenido violento”, agregó.
Busca opciones para cambiar la perspectiva de la violencia
Consejos para los padres:
- Toma medidas de precaución para evitar la exposición del contenido violento. A quienes han estado sobreexpuestos y se hacen ajustes, se ve la mejoría. Modera el acceso de qué es lo que ven, incluyendo juegos, noticias trágicas y gráficas, películas. Evitar sobrecargarlos.
- Establece reglas de dónde el niño o la niña puede ver la televisión y tableta, para de ese modo tener más control y los puedas supervisar. Ubícalos en un lugar en donde todos ven y se te hará más fácil poder supervisar lo que están viendo.
- Utiliza no solo tu juicio como padre o madre, sino que debes tomar en consideración regirte por las clasificaciones que ofrecen todas las películas y series.
- Utiliza los distintos programas digitales para bloquear aplicaciones en las tabletas y los celulares. Así como los comandos para la televisión, en donde puedes bloquear ciertos canales con material que va dirigido a los adultos.
- Si ya el niño o la niña se expuso a contenido violento, toma tiempo para hablarles y evita el acceso prolongado, al igual que evitar actividades violentas.
- Reduce el tiempo que están conectados a la tecnología e invierte tiempo en ellos de otra forma, como lo es llevar a cabo actividades al aire libre y en familia. Eso es un factor de protección, sobre todo cuando pasan demasiadas horas inmersos en lo que son las tabletas.
- Hacer actividades extracurriculares.
- Aquellos niños y niñas que les guste pelear, una opción efectiva es matricularlos en clases de karate. En donde se les enseña que la violencia no se utiliza, sino que es un mecanismo de defensa, con un modelado distinto, pues le cambia el enfoque. No resulta contraproducente porque cuando se le cambia el enfoque a lo deportivo, que se da en términos competitivos y que hay unas reglas a seguir, les ayuda a cambiar la perspectiva de la violencia y a tener más empatía en los niños.
- Exponlos a actividades filantrópicas y de voluntariado, en las que pueda identificarse con el sufrimiento ajeno. De ese modo también aumenta la empatía.
- Visiten albergues de animales, en donde se pueda involucrar en actividades de darles comida, bañarles y de cuidado.
GDA/El Nuevo Día