Los pensamientos negativos se caracterizan por tener una orientación pesimista, autocrítica o devaluativa hacia uno mismo, hacia otros o las circunstancias. Estos pensamientos generalmente desencadenan emociones como angustia, miedo, culpa, tristeza, rabia, vergüenza y decepción.
Incluso, si no se controlan pueden provocar síntomas físicos como dolor de cabeza, malestar estomacal, taquicardias, insomnio, sudoración, entre otros.
Además, en casos extremos, se corre el riesgo de sufrir ataques de ansiedad o depresión.
Para evitar que esto atente contra tu bienestar físico y emocional, te compartimos cómo puedes frenar los pensamientos negativos.
¿Puedo frenar los pensamientos negativos?
Según la psicóloga Paz de Roda, «Los pensamientos negativos automáticos (PNA) consisten en mensajes cortos producidos de forma espontánea y repentina por nuestra mente. Es decir, la persona no los elabora de forma consciente», señala en entrevista concedida a la web de Hola.
En otras palabras, expertos en psicología indican que es natural tenerlos, sin embargo, cuando se convierten en obsesivos y terminan afectando el estado de ánimo, ya dejan de ser normales.
Por lo tanto, es clave aprender a controlarlos y para ello es fundamental concentrarse en cómo se siente en ese momento y hablar de sus sentimientos. También se recomienda, tomarse un tiempo para hacer algo bueno para usted, alimentarse de manera saludable, ser agradecido y compartir con los seres queridos.
¡Stop!
En vista de que los pensamientos negativos sabotean tu vida, conviene aprender a controlarlos y que no te dominen, ni interfieran en el día a día y las diferentes tareas que desarrollas.
¿Cómo lograrlo?
1. Cuando venga un pensamiento negativo, obsérvalo hasta que desaparezca.
2. Escribe 10 cosas diferentes por las que estás agradecida.
3. Rodéate de gente positiva.
4. Medita 10 minutos.
5. Visualiza las mejores posibilidades en todos los escenarios.
6. Dile a ese pensamiento “no es real, o existe”.
7. Realiza afirmaciones positivas.
8. Prepara una rutina de actividad física, preferiblemente cardiovascular.