Las graves consecuencias de la «Dieta Maduro»

El venezolano está más delgado. El indicador podría representar una buena noticia, si estuviera acompañado de una población más sana y activa. Pero no es así.

La delgadez del venezolano promedio es producto de la llamada “dieta de Maduro”, es decir, la imposibilidad de garantizar la ingesta equilibrada de alimentos a la gran mayoría de la población, ya sea por la escasez o por la inflación.

“La situación es grave. Las dietas balanceadas incluyen carbohidratos, proteínas y lípidos en todas las comidas. Eso no se está haciendo ni en el 20% de los hogares venezolanos. Ya en las escuelas de Nutrición de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad de Los Andes están realizando estudios para medir el impacto de la ingesta deficiente de alimentos que enfrentan los ciudadanos, en los diversos estratos socioeconómicos. No es cuestión de juego sino de una severa amenaza a la salud de la población venezolana“, explica el nutricionista Domingo Porras.

El especialista señala que si una persona ha perdido más de cinco kilos, sin seguir ningún régimen especial para lograrlo, debe empezar a preocuparse.

“El problema con la crisis es que está generando casos de malnutrición en diversas plataformas. Por un lado están quienes han perdido peso porque han disminuido la ingesta calórica, pero también están los  casos de obesos mal nutridos, porque su alimentación se basa en consumir carbohidratos sin proteínas, algo que también está mal”, señala Mayra Díaz, especialista en nutrición y desórdenes metabólicos.

Entre los problemas que la “dieta de Maduro” puede generar en cualquier venezolano, Díaz enumera: la caída del cabello, las uñas quebradizas y disposición a enfermedades de orden metabólico e infeccioso.

“Lo que vemos en la consulta es que los ciudadanos han bajado mucho peso en poco tiempo, en cinco o seis meses, desde febrero. Quitarse unos kilos demás no es malo, pero sí lo es cuando se hace de manera descontrolada o continúas disminuyendo de talla, lo cual es un indicativo de desnutrición”, explica el nutricionista Jesús Soto.

Soto asevera que debido a esta situación de cambio drástico en la alimentación, los pacientes le han preguntado si pueden tomar vitaminas. Él sugiere consumir una con el desayuno, pero advierte que esto no sustituye un plato de comida.

Acotó que otra característica generada por esta nueva dieta venezolana, es la presencia de estudiantes y trabajadores que padecen de cansancio permanente. “Estamos ante una nueva persona, el cuerpo siente que hay otro huésped. Ya no consumen las dos o tres arepas diarias y dejaron de comer pasta o arroz. Considero que frutas como la lechosa y el cambur y proteínas como el huevo o la carne no deben eliminarse de la alimentación. Hay que hacer el esfuerzo de no dejar de comer estos nutrientes. A las familias les digo que es importante que sepan que la prioridad son los niños. Ellos están en constante crecimiento y no podemos descuidarlos”, destacó el especialista.

Tanto Porras como Díaz y Soto, coinciden en lo siguiente: de acentuarse la crisis y la práctica de la “dieta de Maduro”, la población enfrentará no solo los embates que la desnutrición genera sobre el peso y la talla, sino también lo que ocasiona en el sistema inmune.