La miopía es una enfermedad crónica, progresiva e incurable, que no se soluciona solo con anteojos; lo más importante es la prevención.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que en la mitad del siglo XXI 50% de la población adulta será miope. Se espera que la cifra aumente la prevalencia de hasta 10% de la Miopía Magna ((≥ de -6.00 dioptrías) con 10 veces más riesgo de desarrollar patologías retinales.
La miopía es una enfermedad crónica, progresiva e incurable, que no se soluciona solo con anteojos. La médica oftalmóloga especialista en oftalmología Infantil de Argentina, Gabriela Rodríguez explica que lo más importante es la prevención.
La experta define que un oftalmólogo es un médico especializado en el cuidado de los ojos y el sistema visual, tanto desde su vertiente médica como desde el punto de vista quirúrgico.
Los especialistas se encargan de la prevención, diagnóstico y tratamiento necesario ya sea clínico y/o quirúrgico de las patologías oculares; también participan en investigaciones científicas para prevención y posibles curas de problemas visuales.
“Comprender el desarrollo de la miopía y aplicar los métodos para retardar su aparición o su progresión en la infancia es uno de los mayores desafíos. Además, es la única herramienta para revertir la tendencia descripta”, apunta esta especialista, Máster en Estrabismo de niños y adultos.
Qué pasa con la miopía infantil
Un ojo es miope cuando es demasiado largo en relación con el poder de enfoque de la córnea y el cristalino, por esto se llama axial, sin los anteojos, quien la padece experimenta visión borrosa cuando mira objetos lejanos.
Cuanto mayor es el nivel de miopía, más corta es la distancia de visión clara.
¿Por qué se produce?
La genética puede determinar la susceptibilidad a la miopía (edad de inicio, tasa de progresión, error refractivo máximo). “Se sabe que poseer un progenitor miope aumenta el riesgo en 23% y ambos en 60%. Cada vez toma más fuerza la idea de que es el resultado de la interacción entre la susceptibilidad genética y medioambiente (Epigenética)”, explica la experta.
Según desarrolló, el aumento creciente en el uso pantallas y del trabajo cercano, la falta de luz natural y aire libre influyeron en la prevalencia en el mundo moderno. La falta de sol, el cambio de alimentación hacia una dieta más occidental rica en alimentos procesados, la alteración de los ritmos circadianos (menos horas de sueño o alteración en los horarios) podrían también tener influencia.
La disminución de la exposición a la luz exterior parece ser un factor importante en el aumento de los índices de miopía en los niños de todo el mundo.
El factor mejor estudiado es la menor permanencia al aire libre cuando las poblaciones se urbanizan. Esto se explica porque la secreción de dopamina es estimulada por la luz natural. Además, es la encargada de inhibir el alargamiento axial, como así también el aumento de óxido nítrico que hace que el ojo no se alargue.
¿Influyen los nutrientes en la miopía?
Según detalla la experta, ciertos factores nutricionales podrían influir sobre el crecimiento ocular. Klaus Trier en Dinamarca tiene aprobado el uso de un derivado de la cafeína para detener el avance de la miopía.
Otro trabajo reciente que cita Gabriela Rodríguez muestra la detención de la miopía experimental en ratones alimentados con aceites omega-3. El experimento apoya el origen inflamatorio de la miopía por deficiencia en la dieta de ácidos grasos esenciales. “También un ensayo randomizado mostró que el suplemento Croxetina, derivado vegetal (azafrán) podría aminorar el avance de la miopía”, agrega.
En teoría, el daño oxidativo asociado con la hipoxia miope puede alterar la neuromodulación que producen el óxido nítrico y la dopamina en el crecimiento ocular (progresión de la miopía).
“Es tarea del oftalmólogo realizar los controles adecuados, bajo dilatación pupilar para instaurar los tratamientos adecuados, para prevenir el desarrollo de la miopía”, concluye la experta.