Septiembre es, junto con enero, el mes por excelencia para empezar una dieta.
Muchas se quedan en el camino y solo algunas, generalmente las que se plantean con mayor sensatez y establecen metas razonables, acaban llegando a buen puerto y traduciéndose en una pérdida de peso al cabo de unos meses.
Son muchas las personas que en estas fechas, con el objetivo de “desintoxicar” o “depurar” el organismo tras los excesos cometidos en las vacaciones, se plantean hacer una dieta detox, que consiste, en líneas generales, en tomar exclusivamente zumos de frutas y verduras durante unos días o incluso semanas, en algunos casos introduciendo algún sólido al cabo de unos días.
“Las dietas detox son una engañifa, básicamente por algo tan sencillo como que no estamos intoxicados. Y si lo estuviésemos, las toxinas no se eliminarían simplemente tomando zumos”, señala el doctor en Bioquímica y Biología Molecular por la Universitat de València, JM Mulet.
Coincide con él la nutricionista Fátima Branco: “Si de verdad estamos intoxicados, cosa que nos puede ocurrir por ejemplo cuando tomamos un alimento en mal estado, significa que tenemos toxinas en el cuerpo, que se suelen eliminar al cabo de unos días gracias a órganos como el hígado, los riñones o la piel, y en casos más graves mediante tratamientos médicos específicos. Los zumos de fruta y verdura tienen agua, fibra y vitaminas, que son fundamentales para el organismo, pero es totalmente absurdo pensar que van a ayudarnos a eliminar sustancias que el cuerpo no necesita, y mucho menos toxinas”.
De hecho, en palabras de Mulet, “son fundamentalmente el hígado y los riñones los que cumplen la función de eliminar todo aquello que el cuerpo no necesita, y en las personas sanas cumplen su función a la perfección por sí solos sin necesidad de ayudarlos con zumos”, de manera que, continúa Branco, “la mejor manera de paliar los excesos de haber tomado cervecitas y grasas durante el verano es simplemente dejar de tomarlas, y llevar una dieta equilibrada que incluya fruta y verdura, sí, pero también carne, pescado, legumbres, cereales, etc.”.
No está claro quién acuñó por primera vez el término detox y cómo se puso de moda, pero lo cierto es que existe una creencia generalizada de que tras cualquier exceso es conveniente “eliminar” aquello que hemos consumido de más mediante la ingesta de zumos. “Probablemente la fiebre detox empezó con la celebrity de turno a la que pillaban supuestamente desprevenida tomando un batido verde. Lo más probable es que alguna marca o lobby le hubiese pagado para conseguir esa instantánea e iniciar así un efecto dominó que se ha extendido a todo el mundo occidental”, explica Branco.
Algunas de las famosas adictas a los zumos verdes a las que hemos visto repetidamente en las revistas son, por supuesto, Gwyneth Paltrow, además de Elsa Pataky, Hillary Duff o Jessica Alba. Mulet coincide: “en definitiva, la fiebre detox no es más que una excusa como otra cualquiera para vender zumos muy caros, que parte de la creencia completamente irracional de que la industria nos quiere envenenar, algo que no tiene ningún tipo de fundamento”.
La ciencia, por su parte, tampoco refrenda los supuestos beneficios de las dietas detox. El estudio más completo hasta el momento sobre el tema ha sido una revisión de investigaciones publicada en el Journal of Human Dietetics and Nutrition en 2014, que concluye que “el puñado de estudios que se han publicado hasta el momento tienen limitaciones metodológicas significativas, incluyendo muestras pequeñas y sesgadas, falta de grupos de control, datos reportados por los participantes y medidas más cualitativas que cuantitativas”, de modo que no existe ni una sola investigación científica sólida que corrobore los beneficios del detox.
Hasta tal punto ha sido puesto en tela de juicio el término, “que ahora se habla de Dietox”, explica Mulet, lo que vendría a ser algo así como el mismo perro con distinto collar. La dieta Dietox consiste, a grandes rasgos, el dejar de comer alimentos sólidos y tomar durante un tiempo determinado zumos a base de fruta y vegetales combinados con algunos superalimentos como la espirulina, la maca, el açaí o el cáñamo. Más de lo mismo, pues, para desviar la atención de los consumidores sobre lo que de verdad importa si se quiere estar sano y tener un normopeso sin oscilaciones: “llevar una dieta variada, rica en frutas y verduras de temporada y proximidad y evitar en la medida de lo posible los procesados”, señala Mulet.
Muchas personas que se someten a este tipo de dietas señalan, sin embargo, que se sienten mejor tras lo que ellos consideran desintoxicar su organismo a base de zumos. “Es lógico que después de unos días tomando zumos, y por tanto rebajando considerablemente el nivel de calorías, la gente esté más ligera y deshinchada y que por lo tanto se sienta mejor”, explica Branco. Además, esta considerable reducción calórica da lugar en muchas ocasiones, aunque no siempre, a la pérdida de peso, cosa que sin duda influye sobre el estado de ánimo.
“La experiencia me dice que, más que desintoxicarse, la gente lo que busca en las dietas detox o depurativas es simplemente perder peso”, explica la nutricionista, un fenómeno que responde a un nuevo orden social en que las nuevas tecnologías nos lo proporcionan todo a golpe de clic, de forma prácticamente inmediata y sin esfuerzo alguno.
“Si lo que queremos es perder peso, hemos de huir de cualquier dieta milagro, desde la dieta de la alcachofa a las dietas low carb y, por supuesto, las depurativas. Lo único que funciona es tener una alimentación variada y equilibrada, rica en vegetales y fruta, y practicar ejercicio físico regularmente”, explica Branco, y señala que cualquier dieta razonable basada en los preceptos de la dieta mediterránea suele suponer la pérdida de entre 2 y 4 kg al mes.
“Todo lo que no sea eso es pan para hoy y hambre para mañana, ya que el efecto yoyó no es un mito: tras una semana de dieta detox a base de zumos volveremos a engordar en cuanto empecemos a comer de forma normal”. La dietista es consciente de que perder peso lentamente es frustante para muchos –“muchas personas que ya de por sí comen bien tardan un mes en bajar dos kilos, o incluso uno, y aunque es absolutamente normal y significa que van por el buen camino, les genera impaciencia”–, pero asegura que es la única opción para mantenerlo.
“El problema es que lo queremos todo ya, buscamos la inmediatez también a la hora de adelgazar, y nos gusta creer que tomando zumos, que además están buenísimos, vamos a conseguirlo sin sufrir”. Y sentencia: “perder 5 kg en una semana es una salvajada, se mire como se mire”.
Branco destaca que el hecho de que las dietas depurativas o detox se basen, con matices (algunas de ellas incluyen la introducción de algún sólido), en el consumo de zumos de fruta y verdura contraviene además las más elementales pautas dietéticas. “La fruta hay que tomarla siempre entera para aprovechar la fibra y evitar en la medida de lo posible los zumos, que son muy ricos en azúcares libres y lo único que harán es incrementar el índice glucémico”.
Si bien tomar zumos durante periodos cortos no es lo más recomendable, Branco indica que “a priori no es malo si no se alarga en el tiempo”. Sin embargo, la fiebre detox y esta supuesta necesidad de limpiar el organismo por dentro ante cada mínimo exceso está dando lugar a prácticas que ya son mucho más cuestionables. Es el caso de las limpiezas de colon, que consisten en aplicar grandes cantidades de agua (alrededor de unos 60 litros) en los intestinos a través de un tubo que se coloca en el recto.
Este procedimiento se utiliza como preparativo para determinados procedimientos médicos, y en los últimos tiempos ha empezado a prescribirse también con fines depurativos. “Desde el momento en que ningún médico digestólogo recomienda una limpieza de colon porque sí, deberíamos empezar a cuestionarnos su conveniencia. Suelen ser osteópatas, naturópatas y otros profesionales de la medicina alternativa quienes las prescriben”, explica Branco, e insiste en evitarlas: “ya tenemos el hígado y los riñones para realizar esa función depurativa”. reseña la vanguardia