No toda la grasa es igual, lo que importa para tu salud es en qué parte del cuerpo está.
Según un nuevo estudio publicado en el European Heart Journal, el aumento de la “grasa del tronco” en las mujeres se asoció con una mayor incidencia de aterosclerosis o endurecimiento de las arterias, mientras que más grasa en las piernas predijo un menor riesgo de este tipo de enfermedad coronaria.
No solo es el corazón de la mujer con forma de pera más saludable que el de su amiga con forma de manzana, sino que incluso puede tener un riesgo menor de enfermedad cardiovascular que las mujeres de cintura delgada que carecen de muslos gruesos, sugiere la nueva investigación.
Para el nuevo estudio, los investigadores siguieron a más de 2.500 mujeres de entre 50 y 79 años por un promedio de 18 años. Todas estas mujeres posmenopáusicas se encuentran dentro del rango normal del Índice de Masa Corporal (IMC). Los investigadores midieron la grasa de la cintura y el muslo para todas las mujeres y las clasificaron por cuartos de mayor a menor en cada medición. Una mujer, por ejemplo, podría caer en el cuarto más alto para la grasa de la cintura y el segundo cuarto más bajo para la grasa del muslo.
Durante casi dos décadas de seguimiento, 202 de las mujeres sufrieron un ataque cardíaco u otra enfermedad coronaria, mientras que 105 mujeres sufrieron accidentes cerebrovasculares; 16 mujeres experimentaron tanto un accidente cerebrovascular como un episodio de enfermedad coronaria.
Analizando los datos, los investigadores del Colegio de Medicina Albert Einstein encontraron que la grasa corporal total no estaba relacionada con el riesgo de enfermedad cardiovascular, aunque sí lo estaba la grasa del tronco. Las mujeres que tenían “tanto la grasa del tronco alta como la grasa de la pierna baja tenían un riesgo más de tres veces mayor” de enfermedad cardiovascular en comparación con las mujeres con poca grasa del tronco y grasa de la pierna alta, anotaron los autores del estudio. Estas relaciones entre la grasa y el riesgo de enfermedad cardiaca se mantuvieron incluso cuando tuvieron en cuenta otros riesgos conocidos, como fumar, en su análisis.
“Nuestros resultados mostraron que los niveles relativamente altos de grasa en el tronco se asociaron con varios trastornos metabólicos”, incluidos los niveles elevados de insulina, la inflamación sistémica y los niveles anormales de colesterol, concluyeron los autores del estudio. Mientras tanto, la relación entre la grasa de la pierna y estos mismos signos poco saludables “en general estaban en direcciones opuestas”, declararon.
En un texto editorial publicado junto con el nuevo estudio, el Dr. Matthias Blüher y el Dr. Ulrich Laufs, ambos de la Universidad de Leipzig en Alemania, observan que estudios anteriores han demostrado que un menor peso corporal junto con un mayor peso corporal están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar aterosclerosis.
Señalaron que la mejor forma de predecir la enfermedad cardiovascular y la muerte temprana debida a enfermedad cardíaca ha sido el aumento de la grasa abdominal o del tronco, sin un IMC alto. “No todas las personas con obesidad desarrollan aterosclerosis prematura y existe una variación sustancial en el riesgo cardiovascular incluso en individuos con IMC normal”, escribieron Blüher y Laufs, que no estuvieron involucrados en la nueva investigación.
Es importante destacar que el nuevo estudio sugiere que la grasa de la pierna puede tener un efecto positivo en el riesgo de aterosclerosis, escribieron, y agregaron que esto debe estudiarse en profundidad.
“En comparación con los depósitos viscerales, la grasa de la pierna puede liberar concentraciones más bajas de metabolitos potencialmente dañinos”, teorizaron. También creen que la grasa de las piernas puede reducir el riesgo de enfermedad cardíaca debido a los “factores antiinflamatorios”.
La enfermedad cardíaca, que incluye aterosclerosis, ataques cardíacos y afecciones relacionadas, es la principal causa de muerte en mujeres en Estados Unidos, responsable de aproximadamente 1 de cada 5 muertes de mujeres, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.
Los autores del nuevo estudio concluyen que sus hallazgos “destacan la importancia de la distribución de la grasa más allá de la masa de grasa general en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular”. Los corazones más sanos pueden pertenecer a aquellas mujeres que estiran la parte de los muslos de sus jeans. reseña cnnenespañol