El dolor emocional es el que más tarda en sanar

El dolor emocional es la herida que nadie ve y que más tarda en curar. Todos nosotros tenemos alguna, o más de una. Sin embargo, lejos de verlas como derrotas o símbolos de debilidad, debemos aprender a reconocerlas como parte de nuestra esencia.

A lo largo de nuestro ciclo vital hemos experimentado triunfos y decepciones. Nadie es inmune al sufrimiento, pero solo unos pocos son capaces de trasformar ese sufrimiento en un aprendizaje: en resiliencia.

Porque tú no eres tus derrotas, ni tus pérdidas. Tú eres la persona que ha logrado mirar cara a cara a la adversidad para hacerle frente y avanzar. Aunque esto es algo que nos cuesta mucho descubrir, porque el dolor emocional siempre duele y siempre nos recuerda “dónde está la herida”.

El dolor emocional que nadie ve y que todos escondemos

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Podríamos decir sin equivocarnos que en esta vida suele haber dos tipos de personas:

  • Aquellas que interiorizan su dolor emocional y lo van gestionando día a día con valentía y superación personal. Son personalidades que no se dejan vencer y que guardan sus cicatrices sabiendo que son parte de sus vivencias y de lo que han aprendido.
  • Luego, están esas otras personas que han hecho de su dolor emocional su rencor personal. Se sienten tan lastimadas que generan malestar a quienes están a su alrededor. Han dejado de confiar en ellas mismas y en los demás y ven el día a día con negativismo.

 

Suele decirse también que quien no ha sufrido no sabe aún qué es la vida. No obstante, no hace falta caer en estos extremos. Cada uno de nosotros vivimos la existencia que nos toca y debemos asumir aquello que el destino nos trae.

El dolor emocional es siempre esa herida interna que, de no gestionar de forma adecuada, puede traducirse a su vez en enfermedades. Es lo que llamamos “somatizar”, es decir, cuando un problema emocional nos supera, todo nuestro organismo sufre las consecuencias hasta el punto de sufrir varias dolencias.

Estas suelen ser las más comunes:

  • Migrañas
  • Cefaleas
  • Problemas musculoesqueléticos
  • Dolor de estómago
  • Malas digestiones
  • Insomnio
  • Ansiedad
  • Mareos
  • Náuseas

Todos, de alguna forma, hemos pasado por estas épocas difíciles en que el sufrimiento ha pasado del pensamiento y del mundo emocional hasta nuestro frágil envoltorio físico.

Es inevitable, pero eso no significa que debamos rendirnos a ese malestar emocional. La vida sigue su curso y merecemos seguir respirando, seguir ilusionándonos con esperanza. Te explicamos cómo conseguirlo.

Cómo gestionar día a día el dolor emocional

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Tienes derecho a llorar y a sentir ira

Eres una persona y, como tal, necesitas canalizar tus emociones. Jamás sigas el consejo de aquellos que te dicen: no llores, mira hacia delante y olvídate de todo, haz como si no hubiese ocurrido nada…

  • ¿Desde cuando hemos de volver el rostro a lo que nos hace daño? Jamás. A tu enemigo hay que mirarlo cara a cara, entenderlo y saber por qué te ha hecho daño. Para cerrar una etapa necesitamos “entender, comprender” y no huir.
  • Llorar es algo necesario, higiénico y saludable. Al igual que sentir rabia y enfadarte. Todo ello recibe el nombre desahogo emocional y como tal debe vivirse durante un corto periodo de tiempo.

Quien no desahoga no “descarga” y ello, a largo plazo, trae consecuencias.

  • El desahogo emocional debe ser puntual y no extenderse más allá de dos semanas. En caso de pasar todo un mes llorando y dejándonos llevar por las emociones negativas corremos el riesgo de caer en una depresión.

 

Tienes derecho a priorizarte

No solo tienes derecho a priorizarte, sino que es también tu obligación permitirte aquello que quieres y necesitas.

  • ¿Necesitas tiempo? Ofrécete unas semanas para ti misma.
  • ¿Necesitas sentirte útil? Toma tus propias decisiones y márcate nuevos objetivos por los cuales ilusionarte.
  • ¿Necesitas ser feliz? Es posible que haya cosas en tu día a día que debas dejar atrás. Es momento de reflexionar y tomar decisiones.

Se acabó el “encontrarse a una misma”. Ahora debes “reinventarte”

Nos pasamos gran parte de nuestra vida marcándonos como prioridad aquello de “encontrarnos a nosotros mismos”. Ahora que ya has tenido tus experiencias, que has obtenido tus aprendizajes y que has vivido el dolor emocional en varias de sus formas, es momento de “reinventarse”.

  • Sabes cómo eres. Plantéate ahora qué tipo de persona te gustaría ser: ¿Alguien más valiente? ¿Más seguro? ¿Alguien capaz de alcanzar sus sueños?
  • Para reinventarnos necesitamos alimentar nuevas esperanzas e ilusiones. Nunca es tarde para hacer cambios, para coger de nuevo ese tren que un día dejamos pasar.
  • Rodéate de  personas que favorezcan tu crecimiento personal, que te ayuden y que no pongan muros a tu identidad o a tu autoestima.

 

El dolor emocional se supera con nuevas ilusiones, con nuevos alientos y esperanzas. Son heridas internas que cicatrizarán poco a poco y que cada día dolerán un poco menos.

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