Hay quien termina de entrenar cubierto de sudor y quien, con el mismo esfuerzo, sigue seco. ¿Por qué se da esta diferencia?
Hay gente que después de un entrenamiento, suda a chorros, algunos tanto que parece que en vez de salir del gimnasio salen de la piscina. Mientras que otros, con el mismo esfuerzo, permanecen tan secos como antes de iniciar el entrenamiento. Existe la creencia de que cuanto más se suda, más duro se está trabajando y más calorías se queman pero, ¿hasta qué punto es eso cierto?
El cuerpo produce sudor para refrescarse cuando su temperatura se eleva demasiado. Pero el que todos sudemos, no quiere decir que lo hagamos en la misma medida. “Genéticamente estamos determinados para tener un número de glándulas sudoríparas. Esto hace que haya diferencias en la sudoración entre las distintas personas. Es como la densidad capilar, unos tienen más pelos que otros, eso está inscrito en su carga genética”, explica el doctor Emiliano Grillo, Médico Especialista en Dermatología de la Unidad de Dermatología de IML. Uno nace con entre dos y cuatro millones de glándulas sudoríparas, la cantidad de sudor depende de cuantas tengamos (a más glándulas más sudor).
Las mujeres tienden a tener más glándulas sudoríparas que los hombres, pero las de ellos son más activas, por lo que sudan más
Las mujeres tienden a tener más glándulas sudoríparas que los hombres, pero las de ellos son más activas, por lo que sudan más, según un estudio de la Universidad Internacional de Osaka y la Universidad de Kobe publicado en la revista Experimental Physiology. “El hombre suda hasta un 50% más que la mujer, debido a que tiene una composición corporal distinta. Él tiene más agua, por este motivo la sudoración en varones es mayor y se sabe que también es más ácida. Hormonalmente, existen diferencias que acentúan las distintas sudoraciones entre hombres y mujeres”, confirma Emiliano.
“Ellas empiezan a sudar a una temperatura mayor de la piel y de los tejidos profundos, y producen menos cantidad de sudor que los hombres para una carga de trabajo y calor comparable. A pesar de una menor producción, las mujeres revelan una tolerancia al calor similar a la de los hombres de igual condición aeróbica. Esto podría sugerir que las mujeres dependen más de mecanismos circulatorios para disipar el calor, mientras que los hombres utilizarían más el mecanismo de evaporación para refrescarse”, apunta Jordi Cortinas, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por el INEFC de Barcelona y Product Manager de Compex, .
Angel Durantez, Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y director del Neolife, todavía matiza más: “El mecanismo de termorregulación de los hombres es más eficiente en cuanto a la sudoración, tenemos más glándulas sudoríporas y rompemos a sudar antes que las mujeres. El sudor antes de evaporarse moja la piel y la enfría. Las mujeres tardan más en romper a sudar y pierden calor por convección. Los capilares sanguíneos de la piel se vasodilatan, la piel se enrojece y actúa a modo de radiador calentando el aire que hay a su alrededor”.
La transpiración también se ve afectada por: el clima (temperaturas elevadas y clima húmedo producen mayor sudoración), con qué intensidad se hace ejercicio, si se fuma, se toma café y alcohol… Ya que estos tóxicos pueden aumentar la transpiración. También pueden influir las comidas especiadas y picantes ya que aumentan el catabolismo (temperatura corporal) y, en consecuencia, para termoregular el cuerpo aumenta la sudoración, según explica el doctor Emiliano Grillo.
La grasa también actúa como un aislante, por eso las personas con sobrepeso sudan más. “El exceso de grasa corporal actúa a modo de abrigo y por tanto favorece el aumento de la temperatura corporal para una determinada situación de esfuerzo o temperatura ambiente por lo que el organismo empieza a sudar antes para perder este calor”, explica Ángel Durantez.
“Al sudar pierde peso, es cierto, pero ese peso se ha perdido principalmente por el agua y minerales expulsados con el sudor, no porque la composición del sudor esté acompañada también de grasa”
Jordi Cortinas, licenciado en INEF y Product Manager de Compex
Por todo ello, cuánto se suda no es un buen indicador del número de calorías quemadas, “bajar o perder peso tiene que ver con los factores que afectan los resultados en la báscula: masa muscular, grasa acumulada en el tejido adiposo, fluidos corporales, órganos, huesos, etc. Al sudar pierde peso, es cierto, pero ese peso se ha perdido principalmente por el agua y minerales expulsados con el sudor, no porque la composición del sudor esté acompañada también de grasa. Tal vez haya podido perder o quemar algo de grasa haciendo esa actividad que le hizo sudar”, nos asegura Jordi Cortinas para el que lo importante es cuánto tiempo y con qué intensidad se esté trabajando. “El número de calorías que queme cuando esté haciendo ejercicio o cualquier otro tipo de actividad no está vinculado de manera directa con la cantidad de transpiración que salga de su cuerpo, sino con la intensidad a la que el ejercicio se esté realizando”, añade Cortinas. Estamos quemando calorías 24 horas al día y no sudamos todo el tiempo.
Cualquier pérdida de peso que experimente inmediatamente después de un entrenamiento la recuperará en cuanto se hidrate. “El hecho de sudar no provoca un aumento del gasto calórico, no adelgaza, por lo que intervenir en un incremento de la sudoración, subiendo la temperatura externa o vistiéndose con más capas de ropa, es una estrategia que no sirve para quemar tejido graso”. Dice Débora Torrente, Experta en Nutrición de la Plataforma Expert Line de Holmes Place.
Así que no tenga en cuenta lo sudoroso que esté. Si usted corre, por ejemplo, durante 30 min, seguro que ha quemado casi 300 calorías, aunque no haya sudado la camiseta. “Sudar es una manera de mantener la temperatura corporal estable”, concluye la doctora Mar Mira, especialista en medicina estética y co-directora de la Clínica Corporal M+C.
MAYTE MARTÍNEZ GUERRERO/El País