Al llegar a los seis meses, un cambio importante ocurre en la dieta del niño: es hora comenzar a introducir los alimentos sólidos. Su cuerpo ya está preparado y eso supone un desafío para los padres.
Introducir los alimentos sólidos en bebés es un asunto delicado. Esto no puede hacerse en los primeros días de vida del niño, sino después de cierto tiempo y de una manera gradual.
Durante el embarazo, la placenta realiza en parte las funciones alimenticias. Por lo tanto, el sistema digestivo del niño debe adaptarse tras el nacimiento. Esta es la razón por la cual un recién nacido no tolera todo tipo de comida.
En el presente artículo veremos cuándo introducir los alimentos sólidos en bebés, cómo saber que está preparado para esto, cuáles alimentos se recomiendan y algunas pautas generales que deben tenerse en cuenta.
¿Cómo sé que mi bebé está listo para comer alimentos sólidos?
El niño debe ser amamantado, de manera exclusiva, durante los primeros momentos de su vida. Al llegar a los seis meses se comienzan a introducir los alimentos sólidos en bebés. Sin embargo, la lactancia materna puede continuar hasta los dos años, alternando ambas formas.
Además de la edad, un segundo elemento a considerar está relacionado con la talla y el peso. Alrededor de los 4 meses, los bebés pesan el doble que lo que lo hacían al momento de nacer. En algunos casos puntuales, puede evaluarse la necesidad de adelantar la ingesta de sólidos, aunque serían excepciones puntuales que debe indicar un pediatra.
Otros aspectos a tener en cuenta son las diversas señales que emite el bebé. Algunas resultan indicativas de que está preparado para aceptar los alimentos sólidos:
- Puede permanecer sentado y mantiene la cabeza levantada.
- Muestra interés por los alimentos que circulan frente a su cara.
- Si se le acerca algo a la boca, la abre como para tragar.
- Hace gestos o movimientos de masticar.
¿Qué alimentos son recomendados para esta etapa?
No hay un solo tipo de alimento que puedas incluir en la dieta de tu bebé para iniciarse en esta nueva etapa. Sin embargo, hay algunos más recomendados que otros. Entre estos, están los siguientes:
Cereales: el arroz, la avena, el maíz o la cebada son alimentos ricos en vitaminas y minerales. Además, constituyen una importante fuente de fibra.
Hortalizas y verduras: aportan gran variedad de nutrientes, incluso proteínas. Se le pueden dar al niño en papillas.
Frutas: por sí mismas son agradables al paladar. De preferencia, hay que elegir frutas frescas, no en conserva.
Alimentos de origen animal: carne y pescado aportan proteínas, vitamina A, hierro, zinc, fósforo y calcio. Respecto al huevo, por motivo de las alergias alimentarias, se prefiere esperar hasta el año de vida para que haga la prueba de tolerancia con una porción.
Leguminosas: son la mejor fuente de proteínas de origen no animal.
¿Cómo debo introducir los alimentos sólidos en bebés?
Al introducir alimentos sólidos en los bebés es importante procurar que el niño no rechace la nueva comida. Y si bien esto puede suceder al inicio, se necesita perseverar, sin que sea traumático.
En tal sentido, se deben administrar pequeñas cantidades. Recuerda que se trata de un niño pequeño, que come mucho menos que un adulto. Hay que dar tiempo a que su sistema digestivo se adapte al cambio. Por eso, no nos frustremos si solo ingiere un poco del sólido.
En segundo lugar, es más fácil introducir los alimentos sólidos alternando con la lactancia materna o la leche de fórmula. Esto quiere decir: se da un poco de biberón o de pecho, luego una cucharadita de comida y un poco más de leche. Así se acostumbrará al alimento.
Durante el proceso, en no pocas ocasiones, el niño jugará con la comida. Algunas veces terminará en la cara, las manos, el babero o el piso; en cualquier parte, excepto la boca.
No hay que reñir al niño por ello, porque a la siguiente ocasión podría ser mayor el rechazo. Al contrario, hay que hablarle suave, estimulándolo a ingerir. Y si llora o no quiere abrir la boca, es mejor esperar y no insistir por un rato.
¿Qué cambios experimentará el bebé al comer alimentos sólidos?
Al introducir los alimentos sólidos, en tu hijo comenzarán a notarse diversos cambios. Las heces van a ser más sólidas en consistencia, con un color y un olor que diferirán del aspecto anterior. Del mismo modo, la orina se hará más turbia.
Es posible que algunas deposiciones tengan trozos de alimentos sin digerir, pero esto no debe ser señal de alarma. También puede variar el lapso de evacuación, haciéndose menos frecuente. Aunque esto no es un signo de estreñimiento ni mucho menos.
Por otro lado, vas a notar que en la medida que se adapta al alimento sólido, tendrá más apetito y las porciones que come aumentarán. Poco a poco abandonará el biberón.
Recomendaciones generales sobre la alimentación del bebé
A continuación, te presentamos algunas recomendaciones sencillas que puedes tener en cuenta en este primer momento en que comienzas a introducir los alimentos sólidos en el bebé:
Alimentos para que coma con la mano: por lo común, en esta etapa tenemos que llevar la cuchara a la boca del niño. Pero no debemos desaprovechar la oportunidad cuando quiera comer por sí mismo y extienda su mano. Eso sí, hay que asegurarse de que no sea un bocado grande.
Probar otros alimentos: no hay que presentarle al niño un plato con variedad de cosas. Es decir, lo ideal es ir con un alimento a la vez por cada comida. Y luego pasar a otro en la siguiente, tomando nota de lo que más le gusta. Hoy probamos con un cereal; mañana con una papilla de verduras.
Jugo o zumo de frutas: se pueden preparar zumos de frutas para darle con el biberón, siempre y cuando sean frescas. No se debe agregar azúcar a los zumos o jugos para el bebé.
No todos los sólidos son buenos para un bebé
Tal vez algunos padres se preocupen si ven que sus hijos comen poco del alimento sólido al inicio. Pero, en un primer momento, una cantidad cercana a las cuatro onzas es suficiente para que el niño se adapte.
Así como hay alimentos recomendados, hay algunos que debes evitar, como las conservas, los embutidos, los enlatados, las palomitas de maíz y otros que lo puedan ahogar. Es fundamental evaluar el tamaño de los bocados para no generar peligro.
Siempre trata de hacer un puré, papilla o triturado para que los puedan ingerir. No le des nada entero. Por último, no agregues sal ni condimentos, ya que no son necesarios para su paladar y su gusto, aunque aumentan el riesgo de padecer enfermedades crónicas en el futuro.
Con información de Mejor con Salud