La importancia de una alimentación saludable no solo reside en la necesidad energética diaria del organismo para realizar funciones vitales básicas y desempeñar las tareas habituales del día a día. Se tiende a dar importancia e incluso prioridad a los nutrientes que necesitan los músculos, orientando las dietas y la alimentación a la actividad física. Sin embargo, no hay que olvidar que el simple hecho de vivir requiere de unos nutrientes que doten de energía al cerebro.
En otras ocasiones, hemos hablado sobre la grasa como combustible oficial y base del cerebro, sin embargo esta vez vamos a hacer hincapié sobre aquellos alimentos que hay que mantener bien lejos de la dieta si se quiere conservar la memoria a lo largo del tiempo. La doctora Uma Naidoo, autora del libro Este es tu cerebro en la comida (This Is Your Brain on Food) y psiquiatra por la Escuela de Medicina de Harvard, chef profesional de la Escuela de Artes Culinarias de Cambridge y especialista en nutrición por la Universidad de Cornell, ha estudiado cómo nuestras bacterias intestinales pueden desencadenar procesos metabólicos e inflamación cerebral que afectan nuestra memoria y concentración.
Como revela la experta, algunas bacterias intestinales son capaces de desencadenar procesos metabólicos e inflamación cerebral que afectan directamente a la memoria. Existen estudios que apuntan a la posibilidad de reducir este riesgo evitando alimentos que pueden comprometer la flora intestinal. Acorde a estos datos, Naidoo ha elaborado una lista de los alimentos que deberían evitarse para combatir la inflamación y promover la salud cerebral, el pensamiento agudo y la adecuada toma de decisiones.
Alimentos fritos
Patatas fritas, tempura, pollo frito, filetes empanados, platos que suenan deliciosos pero que para el cerebro no son tan positivos por más que se nos haga la boca agua. El problema con los fritos no es tanto el alimento en sí, sino la forma de cocinarlo lo que termina por no ser saludable. Por ejemplo, las verduras frescas son un alimento de diez, contienen fibra, nutrientes, sin embargo, si se rebozan y fríen, se pierden beneficios por el camino y encima se le añaden perjuicios.
El problema de los fritos es que la ingesta de esta cobertura, según la experta, daña los vasos sanguíneos responsables de suministrar sangre al cerebro. Afectando a la memoria y la capacidad de aprendizaje. De hecho, un estudio publicado en el Journal of Nutritional Science, que incluyó a 18.080 personas, reveló que una dieta rica en alimentos fritos está relacionada con notas más bajas en aprendizaje y memoria.
Otro análisis que contó con la participación de 715 personas, midiendo sus niveles de depresión y resiliencia mental. Además incluyó su nivel de consumo de comida frita, encontró que aquellos que consumen más alimentos cocinados de esta forma tienen una mayor propensión a desarrollar depresión en su vida.
Azúcares y ultraprocesados
Es cierto que el cerebro usa energía en forma de glucosa, sin embargo, una dieta con demasiada azúcar conduce a un exceso de glucosa en el cerebro, una circunstancia que diversos estudios relacionan con problemas de memoria y menos plasticidad del hipocampo, que es justo la zona que controla la memoria a largo plazo y la retención de información. El problema de los alimentos ultraprocesados es que para su elaboración se suelen añadir azúcares que además de alargar su conservación, potencian notablemente su sabor. Al cerebro le basta con la glucosa procedentes de la descomposición de los hidratos de carbono o presente de forma natural en alimentos como la fruta. El azúcar añadido siempre va a ser un extra que el organismo no necesita y que por ende no va a traer ningún beneficio.
De hecho, Concepción Martínez, dietista-nutricionista especializada en obesidad que lleva años trabajando con todo tipo de perfiles, desde profesionales de la halterofilia hasta personas con obesidad, apunta directamente hacia los refrescos con azúcar y la bollería industrial. “Hemos normalizado tomar refrescos con azúcar durante las comidas y comer de postre, como snack o para desayunar bollería industrial. Sin embargo, estos alimentos están plagados de inconvenientes como una mayor probabilidad de sufrir diabetes tipo 2 o aumento de peso“, destaca la experta.
“La glucosa, normalmente llamada azúcar, es el combustible que usa el cerebro. Su déficit modifica las funciones cerebrales, pero su exceso también. Cuando se suceden con frecuencia subidas y bajadas de azúcar, se altera la función cognitiva y estos altibajos producen el enlentecimiento de la función cerebral y la concentración mental”, destaca el doctor en Medicina y especialista en Endocrinología y Nutrición y Medicina de la Educación Física y el Deporte, Antonio Escribano, en este artículo de EL ESPAÑOL.
Con ello, destaca que el exceso de azúcar hace disminuir el rendimiento intelectual, ya que su incremento va seguido en muchos casos de una hipoglucemia reactiva que afecta a la concentración mental. “Al repetirse con frecuencia estas subidas y bajadas, se produce una especie de sensación de cansancio en el organismo que atañe, finalmente, al cerebro”, sentencia Escribano.
Carbohidratos
En cuanto al consumo de alimentos elaborados a partir de harinas refinadas, Naidoo señala que aumentan el riesgo de sufrir depresión, una condición que tiene un impacto directo sobre la memoria y la concentración. En 2018, un grupo de investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria buscaron evaluar qué carbohidratos en particular se asocia más con la depresión. Para ello, elaboraron un cuestionario llamado Índice de calidad de carbohidratos a 15.546 participantes.
Los carbohidratos de mejor calidad se definieron como granos integrales, alimentos con alto contenido de fibra y con un bajo índice glucémico (IG). De esta forma descubrieron que las personas que tienen la puntuación más alta en el índice de calidad de los carbohidratos, es decir, que consumen carbohidratos de mejor calidad, tienen un 30% menos de probabilidades de desarrollar depresión respecto a las que ingieren carbohidratos con un IG alto. Alimentos como pan blanco o arroz blanco.
Alcohol
Recientemente se ha descubierto una vinculación directa entre el alcohol y la demencia. Un estudio elaborado en Francia, que contó con la participación de 9.087 personas durante 23 años, analizó esta relación. Los resultados, publicados en 2018 en el British Medical Journal , revelaron que las personas que se habían abstenido del alcohol por completo o que consumían más de 14 tragos por semana tienen un mayor riesgo de demencia en comparación con quienes bebían alcohol con moderación.
Otro estudio llevado a cabo por la Universidad de Oxford, en el que se analizaron los casos de 25.000 personas, descubrió una relación entre el consumo de alcohol, incluso de forma moderada, y una menor cantidad de materia gris. Sugiere que a mayor consumo de alcohol, menor tamaño tiene el cerebro y apunta que cualquier nivel de consumo tiene efectos negativos.