Vladimir Gessen le explica a Maduro por qué debe renunciar

Si de algo sirvió el invento de Hugo Chávez y de Heinz Dieterich del socialismo del siglo 21, para ocultar la etiqueta funesta del comunismo del siglo 20, fue para demostrar una vez más que el régimen comunista no funciona, llámese como se llame, comunista, de izquierda, socialista, del siglo 21, populismo, o como lo rotulen. Así como en los países soviéticos, en , en Cuba o Corea del Norte, el socialismo comunista no logró sino la miseria, y ahora, lo prueba Venezuela.

El comunismo, aunque se vista de socialismo de este siglo, destruye el de las sociedades humanas, y crea un mercado negro de corruptelas y privilegios que arruina a los países donde se practica. Esto que viven los venezolanos, es el resultado de 17 años de socialismo. En el presente, y previendo lo que viene, que no es otra cosa que el fin del comunismo cubano, como lo fue el de la Unión soviética, es lo que motiva a Raúl Castro a renunciar al proyecto socialista en Cuba.

Nicolás debería entender que el sueño del socialismo comunista se acabó con el derrumbamiento del muro de Berlín. Los hermanos Castro no lo entendieron entonces, y continuaron con su dictadura roja rojita en Cuba. Ulteriormente, se buscaron un tonto útil, al que convencieron que la revolución marxista renacería con su liderazgo y lograron que durante más de ¡15 años! mantuviera la economía del régimen castrista, creyendo ser el líder de una fantasía comunista que lo que ha hecho en la historia, es traer calamidad a los pueblos que la han sufrido.

Es evidente que Raúl Castro renunció al socialismo comunista de Cuba. Después de casi ¡60 años! de adoctrinamiento comunista donde escuchar música imperialista –como el rock- era un anatema, y hablar de la estaba prohibido porque era un invento explotador de la clase obrera, ahora Raúl Castro abraza a Mick Jagger, a los Rolling Stone, ni más ni menos, y presenta en su teatro (Cuba) un desfile de moda de Chanel, como para que no queden dudas que se abren al capitalismo como hicieron los chinos. De la moda única del traje Mao que vistieron hombres y mujeres de China, también los chinos abrazaron hace décadas el sistema capitalista.

A continuación de más de ¡Medio siglo! de prohibición de la propiedad privada, ahora Raúl hasta anunció la fecha de su renuncia a la Presidencia y de su retiro, y explica que los carros y las casas se pueden vender como un gran logro del socialismo. Por cierto, un gran avance comparado con Venezuela donde los dueños de las viviendas otorgadas por el gobierno, no lo pueden hacer.

Nicolás debería ver en ese espejo a su gobierno: Raúl Castro, con beneplácito del pueblo cubano renuncia al socialismo y abre las puertas al capital.

Ver al pueblo cubano vistiendo la bandera estadounidense, la cual quemaron, año tras año, los miembros del partido comunista en cada ocasión que se les presentaba, llama la atención. Ver al presidente del “imperio”, y líder del mundo del libre mercado ser aclamado por los cubanos en la calle, debería hacer reflexionar a Nicolás. Pareciera que los cubanos han pasado 60 años de socialismo, de escasez, de sufrimiento, de familias separadas, de exilio, de restricciones, de fusilamientos, de cárceles, de represión, de tanto sacrificio, para volver a ser como eran antes de esta tragedia que ha soportado el pueblo cubano sojuzgados por los socialistas comunistas.

Aparte, Nicolás debería ver hacia el Sur, lo que está pasando con los regímenes de los Kirchner y el de Brasil de Lula da Silva y de Dilma Rousseff. Debería verse también en ese espejo…

Vicente Emparan

Pero si Nicolás no quiere ver la historia de otros países, podría recordar los sucesos del 19 de abril de 1810 de Venezuela.

A lo mejor si le nombro a José Félix Sosa, Martín Tovar Ponte, Nicolás Anzola, o Francisco Javier Ustáriz, entre otros firmantes del Acta del 19 de Abril de 1810, no conoce quiénes son, como no lo saben innumerables venezolanos. Pero lo que sí recuerdan todos, es el nombre de Vicente Emparan. Nicolás debería pensar por qué.

Vicente Ignacio Antonio Ramón de Emparan y Orbe, era el Gobernador y Capitán General de Venezuela. No era un advenedizo. Ni un hombre inculto. Era Caballero de la Gran Cruz de la Orden de San Hermenegildo. Provenía de la Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación de Barcelona, España donde egresó como Alférez del Ejército. 20 años después de navegar en la armada española ya era Capitán de Navío.

Más tarde, fue gobernador de Portobelo (Panamá) y después de la Provincia de Nueva Andalucía, (Cumaná). El naturalista alemán Alejandro de Humboldt escribió que ”…Don Vicente Emparan, gobernador de la provincia nos recibió con franqueza y esta noble simplicidad que en todo tiempo han caracterizado a la nación vasca…” .

El historiador venezolano Ildefonso Leal escribe de él: «…Es bueno decirlo y recordarlo: Emparan constituye uno de los gobernantes más cultos del período colonial. El prestigioso naturalista alemán Alejandro de Humboldt anota que Emparan amaba demasiado las ciencias, atesoraba estupendos libros y se interesaba vivamente por la astronomía, y, además, poseía el rasgo notable de la generosidad… »

Fundó pueblos en el oriente venezolano como Santiago del Orinoco, San Vicente de Carapa, San Pedro del Pao, Santa Gertrudis, San Simón de Maqueta, Santa Catalina de Carito y San Jacinto de Úrica, y el Puerto Real en el Golfo de Paria. Construyó hospitales e iglesias en Barcelona y Cumaná, dejándole al hospital general de Cumaná fondos suficientes para su funcionamiento.

Vuelve a España durante cuatro años y a continuación es nombrado, Capitán General de la Provincia de Venezuela y elevado a la jerarquía de Mariscal de Campo, hasta el 19 de abril de 1810.

Pero, no es por quién era que lo recuerdan. Más bien, pienso que se le reconoce como el primer demócrata que hizo un referéndum revocatorio en Venezuela.

Lo que ocurre el 19 de abril de 1810, es que cuando los miembros del Cabildo le desconocen como Capitán General de Venezuela, él va a la ventana del ayuntamiento y le pregunta al pueblo congregado en la plaza mayor –hoy Bolívar- si querían que él siguiera mandando. Al pueblo decirle que “NO”, él dijo entonces “Yo tampoco quiero el mando”.

Por esto ¡pasó a la historia!, como la figura y protagonista más importante y reconocido de los sucesos del 19 de abril de 1810.

Emparan no dijo -aquí me quedo porque es mi derecho- no ensangrentó las calles de Caracas, ordenando reprimir al pueblo reunido en la plaza. No. Simplemente se sometió al referéndum del pueblo que revocó su mandato y renunció… ¡Sin causarle desgracias al soberano!

Se fue a Filadelfia, en los Estados Unidos, cuna de la revolución estadounidense, y a la postre a su país natal, España.

Nicolás debería pensar en esto… y renunciar.

EDC / Vladimir Gessen @DivanGessen