Los recurrentes mensajes de María Corina Machado no tienen incidencia en la FANB y esto es un aspecto alarmante luego de plantear un cambio de régimen con ayuda de Estados Unidos. Hoy María Corina Machado está pasando su propia página desde la abstención y el fastidio que le genera a sus mismos seguidores escuchar las mismas promesas todos los días
por Pablo Andrés Quintero/El Cooperante
Es inminente el fracaso de la estrategia política de María Corina Machado Parisca a nivel nacional e internacional y su posibilidad de alcanzar el poder político venezolano es cada vez menor. Las circunstancias desfavorables de la realidad terminaron aplastando la retórica y el exceso de consignas, frases épicas que durante un año ha repetido por las redes sociales y medios de comunicación. La dirigente, cercana a las ideas de Nayib Bukele, Santiago Abascal y Javier Milei, vuelve a apoyar la abstención y la radicalización inútil para las próximas elecciones municipales en Venezuela, ya que necesita justificar, con urgencia, su relato frente al voto y la participación legitima de los ciudadanos que todavía confían en la ruta electoral. Para esta elección, su equipo de comunicación no ha ofrecido golpear a los electores, pero hay que recordar que, en las pasadas elecciones, sus colaboradores digitales amenazaron con unos “coñazos” a todo aquel que votara. Apostar por la tierra arrasada al parecer es su única opción al considerar que su importancia en la opinión pública es cada vez menor.
Hay que observar con preocupación el profundo estancamiento de la oposición, esto luego de volver a depender de la comunidad internacional y de esos discursos mesiánicos que prometen cambio sin explicar el cómo y el cuándo. Algo muy parecido a los cuatro años de Juan Guaidó y su “interim government”. A pesar de la clara evidencia de que no hay interés en promover un cambio de gobierno como lo manifestó Richard Grenell, el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, María Corina insiste en que Estados Unidos participe en una transición sin existir condiciones mínimas para que esto ocurra. Hoy, más del 70% de los venezolanos consideran que las palabras de María Corina Machado se las lleva el viento y no tiene forma de convertir su discurso en hechos concretos. Algo similar sucedió con Juan Guaidó que luego de encumbrarse como el hombre de la portada de la revista GQ, aclamado por noticieros, premios y grandes titulares, terminó atravesando los torniquetes del Miami International Airport el 24 de abril del 2023.
Mientras la oposición no tome cartas en el asunto y se deslinde por completo de la estrategia abstencionista de María Corina Machado, lamentablemente seguirá avanzando a un proceso de desgaste y pérdida de popularidad generalizada nunca visto. Algo peor que el estancamiento y la desafección que se generó luego del gobierno interino con Juan Guaidó, lo que representaría un evento catastrófico para los políticos opositores en Venezuela. Se debe poner también sobre la mesa el profundo descontento que existe en la población luego de la gran cantidad de eslóganes y promesas que no llegaron a nada. Esa comunicación ruidosa y cacofónica se lleva a todo el mundo por el medio, produciendo un cansancio psicológico en aquellos que siguen esperando que María Corina llegue al poder o que González Urrutia entre a Venezuela y Nicolás Maduro le entregue la banda presidencial.
Por otro lado, los recurrentes mensajes de María Corina Machado no tienen incidencia en la FANB y esto es un aspecto alarmante luego de plantear un cambio de régimen con ayuda de Estados Unidos. Recordemos también que durante años se ha impulsado una feroz campaña de estigmatización y ofensas sobre el estamento militar, invitando a que los Estados Unidos u otro país inicien un enfrentamiento en suelo venezolano. El sector de la política que ella representa ha construido de forma errónea un discurso ofensivo, peyorativo y contradictorio hacia las Fuerzas Armadas en todos sus componentes y esto imposibilita cualquier camino hacia una transición o un mínimo entendimiento.
El proyecto Machado-Meda está prácticamente desintegrado y solo logra sostenerse desde los deseos personales y los titulares de los medios digitales que hacen vida en las redes sociales. Ni Rick Scott, ni Marco Rubio, ni María Elvira Salazar contribuirán a mejorar las actuales condiciones políticas de la oposición. Desde el primer gobierno de Donald Trump en 2017, altos funcionarios como Rex Tillerson, Mike Pompeo, Elliot Abrams, John Bolton, Marco Rubio y Rick Scott han intentado instalar en Venezuela un presidente y esto no ha sido posible. Hoy María Corina Machado está pasando su propia página desde la abstención y el fastidio que le genera a sus mismos seguidores escuchar las mismas promesas todos los días. Su dilución política es un hecho inminente ya que no cuenta con las capacidades y el apoyo político nacional e internacional para gestionar un acontecimiento que tumbe la mesa. Su devenir ha sido mediático, impulsivo, emocional y absolutamente irritante, pero carece de fondo, de incidencia real, de eficiencia, hechos tangibles y elementos multiplicadores entre la sociedad venezolana.
El proyecto Machado-Meda seguirá siendo un anhelo político entre sus más fervientes seguidores que todavía corean al unisonó “Hasta el final”. El día jueves el presidente Donald Trump autorizo reactivar operaciones de la petrolera norteamericana Chevron en territorio Venezolano así como también evaluar presencia diplomática en el país. El diálogo y la negociación sigue vigente entre Nicolás Maduro y la Casa Blanca.