Manuel Malaver: Negar la observación, es ponerse “bajo observación”

Si Maduro y los militares que lo secundan en Miraflores querían ponerse bajo la observación internacional a raíz de las elecciones parlamentarias del 6D, pues nada como negarse a aceptar observadores, pues es la admisión de que nada santo nos tiene reservado el gobierno para tan magno evento.

“Quien no la debe, no la teme”, reza el dicho, y en este caso la distancia entre “el deber y el temer” es producto de que, Maduro sabe que no sucederá nada parecido a la Constitución y la Ley Electoral durante unos comicios que, hasta en los predios del chavismo, se admite se perderán por paliza.

Entonces, las inconstitucionalidades y las ilegalidades no es que son forzosas, son secuenciales, pues si no se cometen, es como renunciar al sueño convertido en pesadilla en que terminó la revolución.

Lo cual no tendría porque obligar al suicidio político del fraude si, los locos que nos gobiernan, entendieran la paradoja muy frecuente en la historia, de que, unas veces se gana perdiendo y otras, se pierde ganando.

Quiere decir que, no porque no vengan observadores para el 6D, la comunidad internacional va a estar desinformada de lo que ocurra ese y no va a denunciar que le voluntad popular fue pisoteada, si eso es lo que de busca con que no haya observadores.

Y con la denuncia, comenzará un nuevo proceso, ahora bajo la observación de el mundo, que es lo que sucede cuando se denuncia en las multilaterales, y el Tribunal de La Haya, a los gobiernos forajidos.

Una situación que, políticamente, no se le desea ni al peor enemigo, ya que, todos conocemos las consecuencias horrendas que pueden derivarse para un gobierno, cuyo presidente tendría que andar de un país a otro perseguido y acosado por la justicia global, como un fuera de ley cualquiera.

Y a Maduro tanto que le gusta y, como dicen en mi tierra, a todo trapo.

Por Manuel Malaver / @MMalaverM