Este artículo lo he descubierto a través de una serie de agradecidas concatenaciones que tuve la suerte de seguir la semana pasada. Les cuento. Todos saben que hubo un juicio por difamaciones bidireccionales entre Johnny Depp y Amber Heard con los fans del actor y las feministas, poniéndose a parir en las redes sociales. Que no lo entiendo. Unos dicen que si el Sparrow ganó el juicio y otras que si las leyes patriarcales le quitaron la razón a una mujer maltratada. Y, yo, ni lo uno ni lo otro. Para mi fui un empate. Los dos se dijeron y se hicieron. Así que no deberíamos opinar sobre la justicia dentro de una pareja mutuamente tóxica, porque no la vamos a encontrar.
A raíz de eso escuché que, para refugiarse; Depp de dedicó a promocionar un proyecto musical. Me imagino que, como le cancelaron sus películas (entre ellas la nueva de la saga de “Piratas del Caribe”, aunque Disney le haya pedido disculpas y quiera volver a trabajar con él, según dicen) se está buscando nuevos caminos. Y oigan, no lo hace mal. Suena muy Bowie. A lo que iba. Se asoció con Jeff Beck (ex de “Yardbirds” junto a Eric Clapton y Jimmy Page) y sacaron un disco titulado “18”, porque, según dicen, es la edad que sienten que tienen cuando se juntan. Y me dio por escuchar la canción “This song is for Miss Hedy Lamarr” y, la letra no puede ser más conmovedora. Y me dije, tengo que escribir sobre ella como homenaje a todas las mujeres a las que su belleza les ha eclipsado sus verdaderas cualidades como persona.
Hedy Lamarr tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood desde 1960. Todos los cinéfilos sabrán que fue la Dalila de la película “Sansón y Dalila” de Cecil B. DeMille. Papel elegido por sus dotes interpretativas, que no vamos a poner en duda, pero, sobre todo; por su belleza, porque era una de las premisas del personaje para que Sansón se enamorara perdidamente de ella. Pero, ¿Quién era realmente Hedy Lamarr?
Nació en Viena en 1914. Hizo alguna película en Checoslovaquia, entre ellas “Extasis” en la que aparecía completamente desnuda. Es por ello que se la considera la primera actriz en aparecer completamente desnuda en una película comercial. Tuvo un celoso marido, fabricante de armas, que la encerró para tenerla para él solo y del que pudo huir, logrando llegar a Londres, vía París. Y allí conoció a Cecil B. DeMille que la llevó a triunfar en Hollywood. Hasta aquí, una carrera de ensueño que ya firmarían muchas de las que ahora empiezan.
A través de su exmarido había conocido a Hitler y a Mussolini y sabia los planes que perpetraban contra Europa, de primera mano. Junto al pianista George Antheil crearon el sistema del “espectro ensanchado” de ondas. Es decir, ondas que pudieran viajar a muy largas distancias. Se pretendía conseguir dirigir la dirección de los torpedos desde sitios muy remotos para que impactaran en el blanco elegido. Durante la II Guerra Mundial, el invento fue ofrecido al gobierno de los Estados Unidos que realizó un prototipo de bombas guiadas dado que, cambiando de frecuencia constantemente y siempre que el emisor y el receptor lo hicieran sincronizados, el enemigo alemán no pudiera interceptar las emisiones y no pudieran parar su impacto en los barcos atacados. Esta idea, llevado a cabo por Lamarr y Antheil fue patentada y, aunque luego no sirvió para mucho en la guerra; sí que fue el comienzo de otros experimentos posteriores. Para aclararles un poco: si no se hubiera descubierto el espectro ensanchado de Lamarr y Antheil, probablemente hoy no tendríamos Wi-Fi. Si, yo también aluciné cuando lo leí.
Y es por esto que me vi en la necesidad de contarlo. Que las personas no solamente son belleza también son inteligencia y si las evaluamos por uno de los dos parámetros (bueno, hay otros más) nos perderemos parte de la esencia que pueden aportarnos.
uis Alberto Serrano
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