Con casi un mes de cuarentena en Venezuela para protegernos del Covid19, la popular etiqueta de Twitter #BailaContraElCoronavirus emerge como refrescante convocatoria a la alegría, la esperanza y el buen humor para sobrellevar la angustia existencial del encierro, la restricción extrema de la gasolina y la dificultad para comprar comida y medicinas, que hoy se derivan de la pandemia.
Con fines terapéuticos, cada venezolano debería grabar su propio video de baile y colocarlo en las redes sociales con la mencionada etiqueta a fin de viralizar un “challenge” o desafío que sirva para levantar el ánimo. Por mi parte, ya publiqué mi video bailando como Michael Jackson, mi ídolo musical desde que lo vi en las Twin Towers de New York en 1993 (anécdotas de un socialista cosmopolita).
Ahora bien, hablando muy en serio, si la cuarentena radical es el sacrificio que los venezolanos debemos hacer para no padecer grandes cifras de muertos como ya ha acontecido en otros países; no menos cierto es que la consigna “quédate en tu casa”, con el paso de tantos días requiere estar acompañada de acciones generales que resuelvan los agravados problemas del venezolano de a pie en esta época.
Reiterando el llamado a abandonar rencores ideológicos inoportunos entre opositores y chavistas, propongo unirnos como un solo pueblo para exigir la aplicación de tres “remedios” que salvarán miles de vidas:
Primero. En materia de gasolina, cobrar el combustible a precio internacional y con ello abrir más estaciones de servicio en el país. Esto permitirá que todas las personas que paguen puedan tener acceso a este importante recurso. Esto no excluye prerrogativa para sectores priorizados. Simplemente coexistirá con un modelo de auto-regulación en el uso de la gasolina, porque siendo costosa, la gente común la usará para tareas vitales de supervivencia (ir a comprar bienes esenciales, ir al trabajo, ir al médico, etc.) y no para el derroche como sucedía con la gasolina regalada. Este sistema siempre será mejor que el salvoconducto donde muchos “enchufados” se aprovechan y los demás venezolanos sin enchufe quedamos excluidos. Está demostrado técnicamente que el Estado ya no puede subsidiar.
Segundo. En lo referente a alimentos, hay que universalizar la caja Clap para que le llegue a todos los ciudadanos. Que sea el registro electoral permanente, es decir el REP (y no sólo el carnet de la patria) la base de datos oficial para identificar a las personas que son cabeza de familia y que recibirán la caja Clap en la puerta de su casa. Que el regalo de la caja sea sustituido por un subsidio, o sea, el cobró de un módico precio, ya que, al igual que con la gasolina, el regalo es económicamente insostenible para un país en crisis. Que a los más pobres se les cobre un monto simbólico. Asimismo, que el Ejecutivo Nacional acuerde con el sector privado la congelación de precios de los alimentos mientras dure la pandemia.
Tercero. De las medicinas y tratamiento médico contra el coronavirus, el Estado debe decretar la gratuidad total de los mismos. En el sistema público esto debe ser garantizado, y en farmacias y clínicas del sector privado, el gobierno llegará a un acuerdo con estas entidades para cubrir los costos económicos de la gratuidad. En definitiva, nadie debe morir por no poder pagar.