En Venezuela ya estamos entrando en un ambiente pre-electoral, aunque muchos andan en campaña presidencial (adelantada)desde hace años. Tenemos una dirigencia opositora que maneja su narrativa en torno al rechazo de la gestión del gobierno la cual según estudios de opinión es aproximadamente del 80% de la población, datos por cierto que no son extraños para el gobierno y en base a ellos elabora sus estrategias políticas.
La mayoría de las declaraciones de los voceros de oposición evocan y emplazan diría yo, hasta en coros al encuentro de la UNIDAD, unidad superior, unidad suprema y otros calificativos como si está fuese un jingle que a todos se ajustan pero pocos comprenden y por supuesto no practican. En este contexto está el llamado, el reclamo, el exhorto del pueblo a unirse a presentar un candidato único con el cual ganar las próximas elecciones al candidato del oficialismo.
En el mundo opositor hay una veintena de candidatos y los que se vayan incorporando, sin menospreciar a los llamados outsider, el debate se centra en decentes vs corruptos, puros vs impuros y una serie de descalificativos hacia el otro que desmotivan y alejan al ciudadano de una opción distintas a la que pueda presentar el gobierno. Con este escenario y este ambiente dentro de la oposición el chavismo traza muy bien su estrategia, alimentando egos, exacerbando y caldeando ánimos, promoviendo enfrentamientos y divisiones (ese es su mejor escenario).
Lo descrito no es un llamado al escépticismo, es un llamado a la sinderesis, la conciencia, la búsqueda de lugares de encuentro, deponer ambiciones y rencillas personales, es el momento de lo que muchos catalogan política de altura, a pensar y reflexionar sobre esa llamada unidad la cual cada quien interpreta a su manera y le da el sentido que más le conviene. La unidad no se decreta, se practica, pero no todos parecen entender esa premisa y sus mensajes van cargados de retaliacion, pases de factura y enfrentamientos que el pueblo no entiende, ni aceptan y así como le pedimos castigue al gobierno, también castigará a los mensajeros de la desunión.
Se necesita entonces un mensaje de unidad sincera, de desprendimiento, de amor por Venezuela, el problema no está en la forma con la que se escoja un candidato, sino en la capacidad de reconciliación e integración que este logre con los otros actores y factores Políticos y más allá su capacidad de convocar a todas las fuerzas vivas del país a elaborar una propuesta de gobierno a corto y mediano plazo que promueva crecimiento con desarrollo económico sustentable e inclusivo, que todos aceptemos como propio y no de un grupo o partido político. En fin, los mensajeros y el mensaje deben ser para contrastar el llamado socialismo SXXI.
Es el momento de revisar el mensaje y los mensajeros en la oposición. Venezuela no aguanta más este socialismo SXXI, pero tampoco, se le está presentando una opción de cambio política, social y económica distinta a lo existente.