Son unos condones, los usamos y los tiramos. Hugo Chávez Frías
El comandante Eterno y su lenguaje fecal
Hugo Chávez, el Eterno, tenía un basurero en el cerebro. Así lo advirtió genialmente, anticipándose a nuestros tiempos, el novelista mexicano Carlos Fuentes. Los venezolanos amargamente lo hemos corroborado con ríos de sangre, océanos de sudor y huracanes de lágrimas.
Si su cerebro era un basurero (el de Chávez), su lenguaje apestaba: heces, roedores y cucarachas brotaban de las alcantarillas de su mente. No podía ser de otra forma, no fue de otra forma, incluso tras su muerte lo estamos padeciendo.
Apesta, el chavismo apesta y Venezuela por su culpa también. La pestilencia cunde su pensamiento, palabra, obra y hasta su omisión.
La esperanza quedó abolida porque de un basurero no se puede obtener nada productivo, sólo es gloria de zamuros, mendigos y recoge latas.
En términos figurativos podríamos señalar que la revolución fue un electrizante coito interrumpido.
Los condones usados y el basurero que apesta todo
En sus permanentes alusiones escatológicas -tenía un basurero cerebral-, Chávez lanzó aquella célebre frase sobre la función de “condones” que daba la oposición a los militares, a quienes supuestamente usaba y luego tiraba.
Como en tantas otras ocasiones, Chávez hablaba de sus propias prácticas, de cómo había usado como condón a Diosdado Cabello para luego despreciarlo y tirarlo; a Jesse Chacón; a Arias Cárdenas; a Walter Martínez y a tantos otros, la lista es larguísima.
La imagen del “condón usado” es perfecta para mostrar el uso que el chavismo les da a su dirigencia política, a sus seguidores y al pueblo, es decir, el uso que le da a todo aquel que no sea un enchufado: los usa y los tira.
Reflexionaba sobre la parábola chavista del condón usado (y tirado), sobre el basurero, sobre la pestilencia que es el chavismo, como corrompe y apesta todo lo que acaricia, como usa y tira a su propia gente, y pensé: ¿podrá el chavismo permear a la oposición para corromperla y apestarla?
¿Además de William Ojeda, Didalco Bolívar o Hernán Núñez habrá otro pendejo con complejo de condón, que le guste ser usado y tirado?
El héroe Ricardito Sánchez
A Ricardito lo conozco bien, hemos convivido, luchado y bregado juntos, le dimos una pela a Chávez en el 2007, nos burlamos de él, lo humillamos y lo pateamos (electoralmente) como quien patea una lata de basura.
Ricardo abominaba a Hugo Chávez con todo su ser (como abominaba a todo lo que apestara a chavista). Hay cientos de testimonios que dan fe de ello. Era tal su desprecio público y privado por el chavismo, que cuando asesinaron a Robert Serra -uno de sus peores antagónicos políticos, a quien por cierto Sánchez usó de sparring partner en varios debates televisivos, ridiculizándolo siempre- llegué a preguntarme: ¿quién en la oposición podrá beneficiarse por un crimen tan espantoso? Nadie, ni Ricardo, que era su impar generacional, su némesis.
Que ahora Ricardo el iracundo “antichavista” pretenda decir -sin incurrir en un escandaloso ridículo- que es “chavista”, que apoya al “proceso” (que vive su momento más caótico), que se une a ese basurero de “visión” de país (chavista) que tanto vilipendió, desgració y vomitó, no se lo cree ni su propio patrocinador y financista Diosdi Cabello. No se lo cree nadie.
El anuncio público ha sido la comedia más penosa que la “revolución” ha podido ofrecernos. No me quiero ni imaginar lo que los verdaderos “chavistas” deben estar pensando, no quiero ni especular sobre el odio africano que está incendiando sus filas en este momento.
El basurero debe estar zarandeado y revuelto, las ratas, las cucarachas y los zamuros deben de estar alborotados y coléricos. La pestilencia a todo dar.
¿Kamikaze o mártir?
Una pendejada de ese calibre, una patada de ahogado de esa magnitud, jamás de los jamases se le hubiese ocurrido al Comandante Eterno (quien debe estar revolcándose en su tumba de la arrechera, cuidado y se levanta y revive de la repugnancia), sólo se le podía ocurrir a un bobalicón a toda prueba como Nicolás Maduro (el amado sucesor, la debilidad).
Ahora resulta que el chavismo “revolucionario” no tiene líderes, necesita de “suplentes” opositores como Ojeda, Didalco o Ricardito para persistir. ¡Carajo! Lo que hay que ver.
Ricardo Sánchez acabará con el chavismo, créanme, lo hará. Tengan paciencia, lo verán. Ha decidido martirizarse, lanzarse como kamikaze (viento limpio) sobre el basurero chavista, para hacerlo implosionar y estallarlo en miles de pedazos; pronto será el héroe más aclamado de la oposición.
De hecho, el solo acto público de vinculación de Ricardito con el chavismo lo encumbró y convirtió en nuestro mártir indiscutible, en el prócer anónimo de la oposición: con audacia hizo caer a Maduro en la peor torpeza “revolucionaria” en la que pudo incurrir (claro, después de la del pajarito, esa está invicta), lo hizo abochornarse y abochornar al chavismo en su totalidad, darle la bienvenida y preferencia a Sánchez por encima de tanto chavista que ha sacrificado todo y de todo por la “revolución” fue a un tiempo sorpresivo y devastador.
¡Bravo, Ricardito, bravísimo!
El cochinito de Troya
Yo sí te entendí, yo sí festejo que Ricardo se haya humillado de esa manera para ridiculizar a Maduro y a Cabello, gracias a él se ha confirmado lo que los verdaderos chavistas han intentado expresar todo este tiempo: que son unos traidores.
Él lo logró, sólo él. Un día lo prometió y lo cumplió: “voy a joder al chavismo ni se imaginan cómo”, y la verdad ni lo imaginábamos.
Su degradación y su deshonra tendrán su recompensa: será más fácil liberar a nuestro país. El propio chavismo se devorará a sí mismo.
Por eso me irrita, me llena de angustia y pena que la oposición no entienda la humillación de Ricardito, su bochorno histórico, su deshonra como estigma, él está más jodido que ninguno en esto: lo detesta la dictadura y lo aborrece la oposición.
No es justo que lo llamen “cochinito de Troya” porque a pesar de que se le ve bastante infladito y buchón, de que tiene carita de tierno cerdito de alcancía, no lo es, Ricardo logró lo imposible, lo que ni Capriles, ni Leopoldo, ni María Corina, ni nadie han logrado hasta ahora: destrozó la dignidad del chavismo, los avergonzó por la eternidad.
El chavismo se pudre
Ricardo Sánchez no tiene vocación de condón, en todo caso, si lo tuviera, sería un condón con un agujerito tramposo, capaz de preñar de libertad el infecundo vientre chavista. Ya lo hizo, el chavismo es un hervidero de intrigas y cuestionamientos por su culpa.
Ricardo doblegó a Maduro, quien, sin sospecharlo, terminó premiándolo con una candidatura “revolucionaria” por haber insultado, pateado y escupido sobre Hugo Chávez y su chavismo.
Sánchez no desmoraliza a la oposición, la encumbra, muchos deberían de seguir su ejemplo (Falcón, Villegas, etcétera) para terminar de hacer estallar el basurero chavista.
Necesitamos más humillados, sabemos que Maduro y Cabello los premiarán, sabemos, sin embargo, el nefasto resultado que trae entre las verdaderas bases chavistas (se estremece la alcantarilla).
El golpe suave hace mella, menoscaba la credibilidad de la dictadura. Poco a poco vamos derrotándolos. Gracias Ricardito por tu degradación y deshonra. El chavismo se pudre.
¿Quién será el próximo condón usado?
Urgen más…