Quien le escribe ha sido opositor al proyecto autoritario, estatista y populista que se encarnó en la figura del presidente Hugo Chávez y que suele ser designado como chavismo. Cuando en 1997 él me invitó personalmente a respaldar su candidatura, rechacé esa oferta pues, como le dije en ese momento, yo creo en la economía social de mercado y él en cambio era un ferviente promotor del estatismo populista. Buena parte de la crisis que padecemos hoy se debe justamente a la estatización frenética de muchos medios de producción impulsada a partir del año 2000. De hecho, la caída de la producción en todos los rubros, tanto agrícolas y pecuarios como industriales, se inició en 2007, creando el caldo de cultivo para el pronunciado déficit fiscal, la quintuplicación de la deuda pública heredada en 1998, y la inveterada corrupción de décadas, que fue exponenciada a causa de la abolición autoritaria de la independencia de los Poderes Públicos.
Fui diputado en los años 80 y 90 del siglo pasado y defensor los derechos humanos durante los sucesos el 27 de febrero de 1989 conocido como el «Caracazo». Promotor en 2006 de la candidatura de Teodoro Petkoff y luego de la candidatura unitaria de Manuel Rosales, fui parte de la Mesa de Unidad Democrática hasta finales de 2016 cuando me separé de ella al observar su deriva extremista: maximalista, inmediatista y abstencionista. Creo que si algo ha consolidado el poder del actual gobierno, ha sido la errática conducta de esa oposición extremista. De hecho, si Maduro ganó la presidencia en 2018 con apenas el 30 % del Registro Electoral y el PSUV la Asamblea Nacional en 2020 con 26 %, fue a causa de la promoción de la abstención por esa oposición extremista.
El grupo de partidos que integra a esa oposición extremista ha sido legitimado por el apoyo incondicional del gobierno de Donald Trump, adueñándose así de la franquicia de la oposición venezolana, al punto de que en el mundo se cree que ésa es la oposición. Quien le escribe forma parte de otra oposición, la oposición democrática, que cree en la ruta democrática para un cambio político en paz cuyos parámetros son: voto, siempre; diálogo, siempre; protesta, sólo pacífica; respeto a la Constitución, incluso para cambiarla; economía social de mercado y Estado de bienestar; y soberanía, no tutela ni injerencia extranjera.
Hoy vivimos la resaca de cuatro años de hegemonía extremista, igual como en 2006, luego del golpe de Estado del 11 da abril de 2002, el paro insurreccional de 2002/2003 y la necia abstención de 2005. Entonces fuimos capaces de rectificar y retomar la ruta democrática: reagrupamos las fuerzas en 2006, ganamos un referendo de reforma de la Constitución al más poderoso Chávez, ganamos las principales gobernaciones y alcaldías en 2008 y 2009, obtuvimos más votos que el PSUV en 2010 y ganamos la Asamblea Nacional en 2015, para perder el rumbo luego que el referendo revocatorio fuese bloqueado por el poder en 2016. Ahora nos toca de nuevo una rectificación semejante, retomar la ruta democrática, participar en las elecciones regionales y municipales de este año, participar de la protesta social pacífica, organizar al pueblo y a la oposición, y prepararnos desde ahora para esa disputa por el poder político que son las elecciones presidenciales de 2024.
Daño particular hacen a esa estrategia las sanciones y la amenaza latente de una intervención militar extranjera:
• Han dado al gobierno una legítima justificación de la crisis que ya existía antes de 2015 pero que las sanciones agravaron;
• Ayudaron a cohesionar a la Fuerza Armada alrededor de su Comandante en Jefe frente a una eventual amenaza externa;
• Han inhibido la protesta del pueblo, cada vez más volcando a sus urgentes necesidades inmediatas y más dependiente del Estado;
• Han estimulado las conductas dictatorialistas del régimen autoritario contra la sociedad democrática;
• Han desintegrado las redes civiles y sociales que enfrentaban al poder, destruyendo a empresarios y comerciantes y las fuentes de financiamiento de las organizaciones democráticas;
• Han hecho más difícil el activismo de oposición al gobierno, que ha concentrado recursos esenciales para el activismo político como la gasolina, los medios de transporte, los medios de difusion propagandísticos, etc.;
• Y ha transformado a la oposición en un grupúsculo dividido y fracturado, tutelado por el poderes extranjeros y de hinojos suplicante de su apoyo.
Así que las sanciones han sido para la oposición un suicidio en primavera: de su mejor momento cuando su victoria electoral de 2015, hoy se encuentra postrada, dispersa y sin estrategia ni liderazgo creíbles.
Luego del informe preliminar presentado por la Relatora especial designada por el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, Alena Douhan, para evaluar el impacto despiadado que las sanciones del gobierno de Trump tuvieron sobre los derechos humanos de los venezolanos, y de la descripción pormenorizada que hace de la catástrofe nacional que las sanciones «han exacervado», su gobierno se encuentra ante una disyuntiva histórica, política y moral: o repite la política injerencista del anterior gobierno estadounidense, a lo que los venezolanos nos opondremos con dignidad, o hace buena su palabra en el sentido de que EEUU regresaría al terreno de la diplomacia y de la legalidad internacional.
Al presentar su equipo de gobierno, tanto usted como sus más inmediatos colaboradores, y de modo especial su embajadora ante la ONU, asumieron el compromiso de respetar los veredictos de los organismos multilaterales. Este informe preliminar de la Relatora especial de la ONU no se constituye en una resolución formal del organismo, pero sí en una campanada de alerta acerca de la catástrofe humanitaria que está creando la conjunción de décadas de erradas políticas económicas estatistas y populistas con las ilegales y unilaterales medidas coercitivas del gobierno de EEUU, de Europa y de otras naciones contra Venezuela. De hecho, el propio informe al Congreso de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EEUU reconoce que ellas han exacerbado el deterioro económico de nuestro país : «exacerbado» es la expresión usada por Douhan en su informe.
Es por todo lo anteriormente expuesto que, como un venezolano más que padece los rigores de una catástrofe económica y social impensable hace pocos años, y que observa con estupor, amargura e impotencia la destrucción de su país en todos los órdenes, que encarezco a su gobierno a negociar directamente con el gobierno de Venezuela que preside como jefe de Estado Nicolás Maduro la suspensión progresiva pero acelerada de las medidas coercitivas unilaterales e ilegales impuestas a Venezuela por el anterior gobierno de los Estados Unidos. Es la vida del pueblo de Simón Bolívar, el Libertador, lo que está en juego.