Hablaron los obispos venezolanos. Con claridad y contundencia. Como siempre. Me siento plenamente interpretado por mis pastores. Una voz que orienta a creyentes y no creyentes y que ilumina el camino a recorrer.
Comienzan hablando del tema central de nuestro tiempo: el sufrimiento del pueblo venezolano. Todos tenemos que aportar para aliviar y superar ese sufrimiento.
En seguida la declaración destaca la vocación democrática del pueblo venezolano. “La vía electoral es la manera pacífica y racional para resolver los ingentes problemas que padecemos”.
Categóricamente descartan cualquier salida fuera de la institucionalidad democrática. Es un no rotundo a la tentación golpista y a la invasión extranjera. No a la violencia. Sí a la inteligencia. “Es necesario celebrar elecciones libre, justas e imparciales… que respete al voto ciudadano.”
“Somos conscientes de las irregularidades que se han cometido” dicen: “desde la designación de los directivos del CNE, la confiscación de algunos partidos políticos, inhabilitación de candidatos, amenazas, persecuciones y encarcelamiento de dirigentes políticos, el cambio del número de diputados y de circunscripciones electorales.” “Resulta inmoral cualquier maniobra que obstaculice la solución política y social de los verdaderos problemas del país.”
No basta promover la abstención, hay que buscar salidas y generar propuestas. “La sola abstención hará crecer la fractura político-social en el país y la desesperanza ante el futuro.” La decisión de abstenerse “priva a los ciudadanos del instrumento válido para defender sus derechos en la Asamblea Nacional…lleva a la inmovilización, al abandono de la acción política y a renunciar a mostrar las propias fuerzas.” Los obispos nos recuerdan que la abstención en 2005 no tuvo ningún resultado positivo y, agrego yo, muchos negativos.
“A pesar de las irregularidades, la participación masiva del pueblo es necesaria y podrá vencer los intentos totalitarios y el ventajismo de parte del Gobierno.”
Hablaron los obispos. Cumplen su deber de promover el bien común y de servir al pueblo sufriente. Ojalá ahora hablen otros factores importantes de la vida nacional. Empresarios, trabajadores, gremios profesionales, academias, partidos políticos. Si todos seguimos las recomendaciones de nuestros obispos podríamos estar asistiendo a una avalancha electoral a favor del cambio, el progreso y la justicia.
Seguiremos conversando.