Donald Trump y Joe Biden, entre el malo y el menos malo, por Vladimir Gessen

Para los ciudadanos de los Estados Unidos las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre representan un verdadero dilema. Se trata de votar entre dos candidatos, Donald Trump de 74 años y Joe Biden de 77.

En las últimas encuestas un promedio del 56.2 % desaprueba la gestión de Donald Trump, y Joe Biden tiene en contra al 46.1 % de la población. Entre los jóvenes, la campaña del candidato demócrata está teniendo problemas. El voto mayoritario que seguía a Bernie Sanders, no se entusiasma en buena medida a votar por Biden. La caprichosa forma de gobernar de Trump, y la inestabilidad socioeconómica del país, producto de la pandemia, y el rechazo de las minorías étnicas de EEUU, han provocado la caída de su liderazgo…

La comunidad latina alcanzará, en las próximas elecciones, una cifra récord superior al 13 % del electorado, y la mayoría no apoya a Trump.

Los afroamericanos que representan más del 12 % de la población generalmente no votan por el partido republicano, y la polémica racial que se ha manifestado, nos indica un fuerte rechazo de esta comunidad a votar por Trump.
Esto, junto a las encuestas que le dan 10 puntos de ventaja a Biden, bastaría para asegurar que Trump perdería la presidencia el próximo 3 de noviembre. Pero, no es así. Trump aún puede ganar las elecciones. Es poco probable que tenga la mayoría de los votos de los ciudadanos.

Sin embargo, puede ocurrir que la plataforma demócrata gane el voto popular como lo hizo Al Gore, e Hillary Clinton, incluso, con más diferencia de votos y, no obstante, perder las elecciones en el Colegio Electoral Presidencial que es quien realmente elige al presidente de los EEUU. Es importante destacar que los estadounidenses no votan directamente por los candidatos sino por delegados que conformaran un ‘Colegio Electoral’.
En 48 estados, y en Washington D.C., se elige un Colegio Electoral estadal, y el partido y candidato que gane allí -aunque sea por un solo voto- se lleva a todos los delegados del estado al Colegio Electoral Nacional. Solo en Nebraska y Maine los delegados son proporcionales al número de votos de cada partido y candidato. Existen estados que tradicionalmente votan demócrata o republicano. Como California, que vota demócrata, o Texas, que vota republicano.

En 2016, el total de delegados al Colegio Electoral Nacional fueron 538, por lo que era necesario obtener 270 para ganar las elecciones. En 2020, entre los delegados seguros de los demócratas y de los republicanos suman 408. Los estados demócratas tienen en total 217 delegados y en los estados republicanos 191.

Los 130 delegados faltantes hay que ganarlos en los otros estados pendulares (‘swing’) que han votado por demócratas o por republicanos indistintamente. Estos estados son: Ohio (18 delegados), Colorado (9 delegados), Iowa (6 delegados), Nevada (6 delegados), New Hampshire (4 delegados), Virginia (13 delegados), Florida (29 delegados), North Caroline (15 delegados), Pennsylvania (20 delegados), y Wisconsin (10 delegados).

Es en estos estados es donde se ganarán las elecciones presidenciales. En cada estado una candidatura puede aumentar los votos y el número de delegados no cambia. Si logra el 50 % de los votos en un estado o el 80%, el número de delegados es igual. Esto es clave. Porque la estrategia de Trump se fundamenta en ganar los estados ‘swing’.

Si bien Biden le lleva en promedio 10 puntos de ventaja a Trump a nivel nacional, en los estados ‘swing’ no es así. En Florida, Biden lleva una ventaja de 5 puntos. En North Caroline, la ventaja es de 4 puntos. En Pennsylvania de 5 también. Si Trump concentra su campaña en estos 10 estados pendulares puede consolidar su victoria en el Colegio Electoral Nacional. Biden tiene la simpatía de todos los americanos que desaprueban a Trump.

Sin embargo, la ‘intención de votar’ y el ‘ir a votar’ requiere no sólo del rechazo. La acción psicológica que corresponde a no estar de acuerdo con Trump es no ir a votar. Es negarse a votar por Trump. Lo que puede resultar en un aumento de la abstención. Biden requerirá en esos estados ‘swing’ darles a los votantes una o varias razones del por qué se debe votar por él y su candidat@ a la vicepresidencia. Las razones de por qué no votar por Trump no bastan.

A Joe Biden, le será necesario la nota positiva, la promesa electoral de él como candidato a la presidencia y el de quien sea candidat@ a la vicepresidencia, asegurar el voto masivo latino y afroamericano, y sobre todo, consolidar el voto de los jóvenes. Si no, se repetirá la historia de Hillary Clinton, donde a pesar de tener más votos que Trump, perdió la presidencia de EEUU.