De David contra Goliat a Rosa Parks: Cuando el sentarse es la mejor manera de levantarse.

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De David contra Goliat a Rosa Parks: Cuando el sentarse es la mejor manera de levantarse.

Por Enrique Guzmán

«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros»

-Declaración Universal de Derechos Humanos, 1948.

 

El 1° de Diciembre de 1955, Rosa Parks se hizo famosa por negarse a darle su asiento en el autobús a un pasajero blanco en Montgomery, Alabama, hecho que dio inicio a un movimiento por los derechos civiles aún vigente.

 

La situación que viven muchos empleados públicos hoy en día se puede comparar con la de ese autobús en el cual Rosa Parks decidió quedarse sentada, sin saber que ese desafía marcaría un antes y un después de la historia.

 

Después de 18 años en los que la abundancia de dinero permitió mantener viva una ideología hoy la situación es distinta. La agenda del gobierno es simple: la revolución ha de mantenerse, por los siglos de los siglos, amén.

 

Esta situación también puede compararse a la de David contra Goliat. No hace falta ser religioso o tener estudios de teología para saber de qué va esta historia: es el triunfo del pequeño frente al grande, del desvalido frente al poderoso, un recuerdo de que aunque tengamos todo en nuestra contra, siempre habrá posibilidades de salir triunfantes.

 

Lo que hace parecer fuerte a nuestro particular Goliat es en realidad su mayor debilidad: El soberano.

Una prueba de esto son las formas de amedrentar con la finalidad que voten por el proceso Constituyente el próximo domingo. Intimidaciones que van desde la pérdida del empleo hasta las deudas de vivienda que tienen.

Lo que olvidan tanto el Gobierno como los empleados públicos es que su empleador y acreedor no es el PSUV sino el Estado. Algo normal en un país en el cual estamos acostumbrados a que Gobierno y Estado son la misma vaina.

 

El domingo los empleados públicos tienen una oportunidad bien clara de decirle a ese Goliat intimidador y segregador que no por ser grande y poderoso significa que puede hacer lo que le venga en gana.

Rosa Park estuvo aquel 1 de Diciembre en una situación similar a la del bíblico David. Afortunadamente tuvieron ambos la oportunidad de reflexionar y llegar a la conclusión que si el más fuerte gana todas las batallas, no hay ninguna esperanza para el resto de nosotros.

Hay una cosa muy curiosa: Incluso los poderosos prefieren identificarse con el desvalido. En eso han basado su discurso en los últimos casi veinte años, por eso es que hablan como el pueblo y tratan de vestirse como el pueblo, aunque desde hace muchos años no lo son.

 

Si los mismos que tienen todo el poder, todo el dinero y toda la autoridad son los que van a ganar todas las peleas, ¿para qué vamos a seguir adelante?

 

La historia universal está llena de ejemplos como los de David contra Goliat o la señora Rosa Parks: personas aparentemente en desventaja que se armaron de valor y lucharon por lo que les parecía justo.

 

Algo similar deben hacer los empleados públicos venezolanos: No salir a votar será su mejor acto de rebeldía y contribución al comienzo de un cambio que conduzca al país a ser el lugar donde los padres no entierren a sus hijos y donde las familias no se desmiembren como consecuencia de una emigración forzada.

Fácil no es, lo único que se requiere es valor.

 

Enrique Guzmán.

Amsterdam, 28-7-2017.