Carolina Jaimes Branger: Colas sabrosas y piedras fritas

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Yo creí que los indignados éramos los opositores. Pero leyendo el artículo de Florencia Herrera en Aporrea del 6 de octubre, me di cuenta de que hay muchos enfurecidos de aquel lado. Y es que el peor insulto es la burla.

Cito a Herrera: “Jacqueline Faría debería, si tuviera un poco de vergüenza y, si llegara a entender la burrada que cometió, pedirnos perdón de rodillas por haberse aprovechado de la nobleza de este pueblo y de las luchas que libramos contra gobiernos que beneficiaron solo a las burguesías en la IV. Solo una persona que subestima al pueblo es capaz de decir en medio de una gran cola esas palabras”. Y más adelante acota: “Sumado a la humillación de hacer cola, la angustia de no saber qué hacer cada día para comer, la pulverización del poder adquisitivo de los que vivimos únicamente de nuestro trabajo, tenemos que soportar que estos burócratas neoburgueses vayan a hacer campaña adelantada a las colas de Pdval haciendo semejantes afirmaciones que solo denotan un profundo desconocimiento y además el irrespeto y desprecio hacia la gente que solo les sirve para mantenerse en el poder y para seguir constituyéndose como una casta de privilegiados que se codean con la burguesía tradicional que tanto “insultan y critican”…”

Es así: la mujer que ha ocupado casi una decena de puestos en el gobierno, la que se iba a bañar en El Guaire con Chávez en diciembre de 2007, dijo refiriéndose a la gente de la parroquia Macarao que “sale de su casa, viene con su bolsita, compra y se va para su casa… eso es la revolución, lo que nuestro presidente Maduro ha ordenado, así que vamos a disfrutar de estas colas sabrosas para el vivir, viviendo”.

Yo estoy segura de que la señora Farías ni hace colas, ni sufre de escasez de nada. Muy fácil mandar a quienes no disfrutan de esos privilegios a hacer colas y encima, decirles que son sabrosas, “para el vivir viviendo”, que todavía no atino a entender qué significa. Porque para estar haciendo colas, bajo un solazo o un aguacerazo, gastando horas productivas o de ocio, solo porque “el presidente lo ha ordenado”, mejor hacer las maletas y largarse. Pero como no nos podemos largar todos los que hacemos colas, más fácil es que se larguen los causantes de las colas, que no son tantos.

Otro inefable de la semana pasada fue el gobernador de Bolívar, Francisco Rangel Gómez, quien dijo: “Tengamos mucho cuidado. Que nos quiten lo que les dé la gana. Nosotros somos capaces de comer palo o tirar, en vez de dos huevos, dos piedras. Y nos comeremos las piedras fritas, pero a nosotros no nos doblega nada ni nadie”. A este señor tampoco lo veo comiendo piedras fritas, pero vuelvo al tema de la burla: que coman piedras los demás. “Este pueblo puede estar bravo ahorita porque hizo una cola, pero este pueblo está recapacitando y entendiendo que no se puede dejar quitar todo lo que ha logrado por un paquete de harina o por una lata de sardina que no consiguió”. Suena como asustado, ¿verdad?…

El problema con el socialismo en el mundo es que los socialistas, una vez que arriban al poder, se comportan como el más salvaje de los capitalistas. Son capaces de pedir los mayores sacrificios en aras de la “revolución”, pero viven rodeados de lujos y no pasan necesidad. Los de aquí repiten de muchas maneras aquella humillante consigna de “con hambre y desempleo con Chávez me resteo”. Ya muchos venezolanos han sufrido en carne propia lo que es el hambre y el desempleo y les aseguro que no se van a restear con nadie. Más bien, manifestarán su indignación votando por la opción de la MUD el 6D.

@cjaimesb

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