Por más iniciativas que se tomaban desde distintos escenarios y actores existía un estancamiento político, no se tenía la capacidad de producir el cambio político e iniciar una transición democrática. Esto tenemos que decirlo
No significa que el gobierno esté menos débil u otros estén más fuerte, están ocurriendo acciones aisladas, no concatenadas como el caso de los embargos o sanciones que solo han dejado en el plano político mayor cohesión en el grupo en el poder; y saldos negativos en una sociedad, que atraviesa por la pandemia de COVID-19.
En el mismo contexto de la pandemia, creció la desmovilización social a pesar de la crisis económica y la conflictividad. ¿Qué le pasó al venezolano?, se preguntarán y la repuesta pudiera estar en la falta de liderazgo con arraigo y estructura organizativa de base, no toda la culpa es de la equivocada estrategia internacional.
A nivel nacional se trató de generar cierta incertidumbre sobre sectores de sostén; pero no evaluaron las fricciones internas en la oposición y la falta de integración de este bloque. No es un tema de Capriles y Guaidó, de este y otros liderazgos políticos fuera del parlamento; o de María Corina con el G4, la oposición está fraccionada y solo se ha amalgamado antes en escenarios electorales, pero ahora tendría que aprender a operar en un tablero despolarizado.
Capriles mueve en fichas en este nuevo tablero, para él, pues el mercado electoral nacional, no es el mismo de sus áreas de confort, ahora tiene uno disminuido, reducido, empobrecido y estratificado, donde otras organizaciones, ahora en una Alianza Democrática, con arraigo y por no haber abandonaron este tablero pudieran lograr mayor movilización.
Capriles no romperá la inercia, o producirá los cambios inmediatos pero además de mover la atención en otro tablero, pone presión sobre Guaidó, el cual cargaba con el llamado de atención de la Conferencia Episcopal Venezolana y del sector empresarial, así como de algunos liderazgos sindicales.
Las condiciones cambiaron, es importantísimo establecer la conexión social con los problemas del ciudadano, la atención a la crisis humanitaria es fundamental, sin dejar de promover rutas para un cambio, quien logre balancear estas necesidades en su mensaje y actuación pudiera capitalizar un mejor saldo político.
No sé puede mover ninguno en el tablero electoral sin considerar el tema de las condiciones y garantías electorales; pues cuando hablamos de lograr competitividad se trata de tener un sistema más justo y con reconocimiento. Por los que muchos adversarios se podrían unir en función de esta necesidad; e incluso se pudiera tratar de hacer un ejercicio de reconocimiento y unidad, alrededor de algo estratégico.