Mario Silva: ¿A quién iban a matar?

Mario Silva, conductor del programa La Hojilla durante una doble tanda transmitida este martes por Venezolana de Televisión (VTV), advirtió que el mercenario estadounidense Jordan Goudreau y la prófuga Patricia Poleo mostraron durante una entrevista algunas páginas del contrato millonario en dólares, firmado con el diputado Juan Guaidó, para realizar operaciones de terrorismo y magnicidio en Venezuela, pero apenas solo 6 folios de cerca de las 70 páginas que conforman el ilegal pacto para derrocar a un Gobierno democrático.

“¿Para qué firmaron contrato por 212 millones de dólares y se le hizo un adelantico de 50 millones?”, expresó Silva, al destacar a los venezolanos y audiencia mundial que durante la entrevista al mercenario Goudreau, la periodista de derecha mostró solamente las “condiciones de servicio” para acordar el pago y los procedimientos posteriores, pero nunca dieron a conocer los objetivos y propósitos de este inusual documento que tacharon de “CONTRATO”, y que fue avalado incluso por un abogado que defiende en EE.UU. a narcotraficantes y terroristas (Manuel J. Retureta).

El Vicepresidente sectorial para Comunicación, Cultura y Turismo, Jorge Rodríguez, mostró un video con una conversación en inglés entre Guaidó y el mercenario gringo, donde ambos se comprometen a cumplir las condiciones pactadas en el contrato, cuando aún finiquitaban por teléfono los “detalles” de la millonaria operación magnicida, que finalmente ejecutaron el pasado 3 de mayo, derrotada por la unión cívico-militar-policial, conocida como la Furia Bolivariana.

En la entrevista pseudoperiodística con Poleo, el mercenario apareció como un honesto empresario que fue estafado por Guaidó, quien aún no le ha pagado nada del monto acordado por el trabajo según afirmó el propio Goudreau.

Es importante que sepamos por qué no se mostraron esas páginas. ¿Lo estaban contratando para qué?”, acotó Silva, por lo que queda en evidencia que ni la periodista prófuga ni el mercenario asesino a sueldo iban a revelar la verdad.

Pero Silva respondió la interrogante de inmediato: “Estaban contratándolo para matar, para eso lo contrataron”, alertó, para que nadie sea engañado en su buena fe.

Tal es la característica de la empresa de este sicario estadounidense, SilverCorp, que esta firma de operaciones de seguridad militar, se atrevió a amenazar de muerte a la periodista venezolana Érika Ortega, afirmando que los mercenarios se les paga para matar, aunque ellos podrían hacerlo gratis contra la comunicadora social en venganza por sus trabajos donde desnudaba sus vinculaciones con Donald Trump.

Además, Mario Silva se preguntó si un documento de estas características podría ser considerado “legal” en el derecho internacional.

Quiero saber si eso es legal en el ámbito internacional, si por ejemplo la Corte Suprema de EE.UU. o en un tribunal que me diga a mí si es legal que se haga y firme un contrato para asesinar a alguien, o para derrocar a un gobierno”.

CLAVES:

  • Jordan Goudreau, el mercenario estadounidense y veterano de guerra de EE.UU., confesó voluntariamente haber liderado la fracasada incursión marítima terrorista para asesinar al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro.

 

  • Las agencias estadounidenses The Associated Press (AP), y otras, han documentado las declaraciones en reportajes donde demuestra su autoría intelectual, Además, queda firmemente develado el plan donde participó el prófugo venezolano y narco-paramilitar Clíver Alcalá Cordones, para llevar adelante el complot golpista de la oposición venezolana en colaboración con los gobiernos de Colombia y EE.UU.

 

  • Alcalá Cordones quedó fuera de las operaciones paramilitares luego que por un “accidente”, la policía de Colombia incautó un gran lote de armamento sofisticado de guerra en Riohacha, y él mismo decidió confesar todo ante una emisora radial de Barranquilla, confirmando todas las denuncias que había alertado el Gobierno Bolivariano del presidente Maduro.

 

  • Alcalá amenazó con mostrar el contrato que había firmado Guaidó con asesores de la DEA de EE.UU. y financistas del narcotráfico, como una manera de salvaguardar su vida de eventuales falsos positivos contra su integridad física, ante el fracaso de sus gestiones para hacer legar el material de guerra a la Guajira colombiana, desde donde partirían las lanchas de los mercenarios. Posteriormente se fugó a EE.UU. con la colaboración de funcionarios de la “oficina antidrogas” norteamericana.

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