Lo que viene es Eneas: 2016, el año de las crisis

Servicio eléctrico podría colapsar en abril y dejar sin suministro de luz al 70% del país.

 Se calcula que la escasez de medicamentos actualmente es de 80%.

La escasez de alimentos en Venezuela se ubica entre 50% y 80%, dependiendo del rubro.

 Venezuela tendrá que pagar unos 9.500 millones de dólares, entre vencimientos e intereses de deuda externa en 2016.

Lejos de parecerse a la sucursal del cielo en la Tierra, Venezuela se ha convertido en un país es de caos y colapso. Pese a que posee las reservas probadas más grandes de petróleo las cosas no marchan bien.

La reciente caída de los precios del crudo han golpeado fuertemente la economía venezolana, a tal punto que la crisis se ha extendido a todos los niveles. Clase baja, media y alta viven día tras día lo que es calificado por los analistas y expertos como una debacle “apocalíptica”, frente a la falta de medidas concretas que encaminen hacia un futuro estable al país.

Alimentos, electricidad, agua potable y medicamentos, son alguno de los sectores que han anunciado el inicio o el desarrollo de un proceso de recesión sin salida, que hará que los venezolanos extrañen el 2015 y lo recuerden como una “año de abundancia y bienestar”.

Con el paso de las horas la calidad de vida del venezolano se reduce considerablemente, esto a la espera de nuevas calamidades que depara el año en curso producto de la inacción, ineficiencia y responsabilidad del Gobierno que hoy encabeza Nicolás Maduro.

Aunque se piense que no se puede estar peor, una serie de calamidades amenazan con estrellar, aún más, contra la cruel realidad a los ciudadanos. Varios sectores están en alerta roja y poco hay por hacer para enmendar la situación a corto plazo.

CRISIS ELÉCTRICA

El Niño, un fenómeno climático relacionado con el calentamiento del Pacífico oriental ecuatorial con ciclos de entre tres y ocho años, es hoy en día una de las grandes preocupaciones del Gobierno.

Y es que si no se toman acciones apresuradas y urgentes podría colapsar el servicio eléctrico a principios del mes de abril y dejar sin suministro de luz al 70% del territorio nacional, según advirtió el ministro de Energía Eléctrica y presidente de Corpoelec, Luis Motta Domínguez.

Pero, ¿es realmente culpa de El Niño la posibilidad de una crisis eléctrica?. El problema central es que en Venezuela consume más energía eléctrica de la que generamos, pero además genera menos de la que se podría con la capacidad instalada.

Las plantas termoeléctricas que fueron inauguradas antes del decenio de Chávez han experimentado innumerables contratiempos operacionales por falta de mantenimiento en los últimos años y la inversión de más de 4.900 millones de dólares hoy se transforman en sal y agua.

Por si fuera poco, la central hidroeléctrica Simón Bolívar (Guri) está a 5,5 metros del colapso. Su embalse, el cuarto lago artificial más grande del mundo, desciende aceleradamente su volumen producto de tres factores: la mala administración del recurso hídrico, la indisponibilidad de generación en el parque térmico y la sequía.

Ante este panorama solo se han dictado dos medidas: reducir las jornadas a los trabajadores públicos y recortar el horario a los centros comerciales de 12:00 m a 7:00 pm.

CRISIS DE SALUD

Se calcula que la escasez de medicamentos actualmente es de 80%; aunado a la falta de mantenimiento de equipos médicos y a la rápida reproducción de epidemias, 2016 no pinta nada favorable para el país en este tema.

La escasez de medicamentos y de equipos médicos, así como el deterioro de los hospitales públicos, ha puesto en peligro la salud de los venezolanos, incluso, muchos ya lo han pagado con su vida.

Aunque el Ejecutivo Nacional aseguró que la nación tiene el mayor consumo per cápita de medicamentos, conseguir una caja de acetaminofen se ha vuelto un calvario, esto por solo dar un simple ejemplo.

El caso se agrava en los pacientes con enfermedades crónicas. Al menos 16 principios activos de los 26 fármacos más importantes para tratar a pacientes con cáncer escasean en los anaqueles del país y día a día son más frecuentes los anuncios de servicio público en las redes sociales venezolanas.

Por su parte, la Asamblea Nacional en el pasado mes de enero declaró una Emergencia Humanitaria en esta materia y activó una iniciativa para que Venezuela pueda acceder al Fondo Rotatorio-Estratégico de Medicinas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que brinda medicamentos subsidiados para atender situaciones de emergencia.

Sin embargo la medida fue pasada por alto y el Ejecutivo Nacional se ha negado a solicitar el acceso a dicho fondo, único requisito para activar este plan.

Mientras tanto, organizaciones médicas, gremios, empresas de producción y distribución de medicamentos aguardan a que el Gobierno declare la emergencia en salud y se cancelen las deudas a los proveedores, este último factor principal responsable de la escasez.

CRISIS ALIMENTARIA

Las desoladas imágenes de los principales puertos del país, arrojan un diagnóstico de cómo serán los siguientes 366 días. Con el correr de los días, las colas por abastecer de alimentos las neveras venezolanas son cada vez peores.

Producto de los innumerables controles, entre ellos el de precios que los fija por debajo del valor del mercado, Venezuela arrastra desde hace años una aguda y cada vez más acentuada escasez de alimentos que, según diversas encuestas, está entre el 50 y 60% de los productos básicos.

Por su parte, los empresarios coinciden en que la deuda que acumulan con los proveedores en el exterior por importaciones no liquidadas es el principal obstáculo que enfrentan para normalizar la producción y el abastecimiento.

Hasta el momento la situación para empresarios y productores sigue igual, mientras las compañías ha manos del estado, 293 en total, no han aumentado su capacidad productiva y el Gobierno exige que las cadenas privadas a despachar entre el 30 y 100% a las redes de Mercal, Pdval y Bicentenario.

Los distintos grupos empresariales estiman que la escasez de alimentos en Venezuela se ubica entre 50% y 80%, dependiendo de los rubros, responsabilizando al Gobierno de la gravedad de esta situación por su alta cuota de participación en la capacidad instalada para su elaboración.

Tal es el caso del café, donde el 70% de las procesadoras están en sus manos. Por dar otros ejemplos, el Estado es dueño del 50% por ciento de la capacidad instalada de pulverización de leche, del 55% de la capacidad instalada para la producción de harina de maíz precocida, de 10 de los 16 centrales azucareros del país, y produce sólo el 20 por ciento mientras que los 6 privados producen el 80 por ciento restante.

CRISIS ECONÓMICA

La situación económica del país es extremadamente grave. Los indicadores económicos son alarmantes y las firmas internacionales aseguran que Venezuela esta en puertas de un default.

Según cifras del Banco Central de Venezuela 2015 cerró con una inflación de 180%, la más alta del mundo, y la proyección para este año es superior. En cuanto al déficit fiscal se ubica en dos dígitos por quinto año consecutivo y la impresión de moneda inorgánica se aceleró a principios de 2016, con la llegada de dos aviones cargados con billetes de Bs. 100.

Por su parte, el Producto Interno Bruto cayó -7,1% y se estima que descienda al menos 7 puntos más en los siguientes 12 meses. El panorama es igual para las reservas internacionales que cerraron la semana en 13.501 millones de dólares estadounidenses (USD), su punto más bajo en 17 años.

A ello se le suma la fuga de capitales más elevada del planeta pese al control de cambio impuesto desde 2003, la reciente devaluación de la moneda y el aumento de 600% de la gasolina.

Al cumplirse 17 años de un modelo económico rentista petrolero, con pocas modificaciones y muchas restricciones, en 2016 Venezuela tendrá que pagar unos 9.500 millones de dólares, entre vencimientos e intereses de deuda externa, lo que representa más de la mitad de sus reservas.

Todo esto solo como abre bocas, luego de las precarias medidas económicas y el Estado de Emergencia anunciado por Nicolás Maduro, tras perder las elecciones parlamentarias el 6 de diciembre.

SM