El presidente de la encuestadora Datincorp y analista político, Jesús Seguías, Nicolás Maduro solamente tiene dos opciones posibles frente a la crisis por la cual atraviesa su régimen. La primera, buscar su salida negociada. Y la segunda, pasar a la resistencia armada. Y es que para Seguías, el mayor poder de coacción que tiene Maduro no es la Fuerza Armada, pues ahora depende de los cuerpos de inteligencia policial y militar.
En un extenso análisis difundido a través de Gerencia Política, Seguías considera que las únicas dos salidas posibles para Nicolás Maduro son la negociación o la resistencia armada.
ACÁ TODO:
Contribuye a una solución negociada, pacífica, donde él quede en libertad, tomándose unas buenas vacaciones en el exterior, se garantice el funcionamiento legal del PSUV y del resto de las fuerzas que apoyan a su Gobierno, dejando abierta la posibilidad de retorno de ellos al poder por la vía democrática, se aplique la ley de amnistía para que el país no entre en una vorágine de persecuciones, odios y venganzas inútiles, con un gobierno de transición conformado por chavistas y opositores moderados, con Juan Guaidó a la cabeza que garantice durante dos o tres años la mayor paz en el país y se abra un proceso de reconstrucción formidable para que comiencen a retornar todos los venezolanos que se han ido.
La otra opción es que Nicolás Maduro pase directamente a la resistencia armada a través de la guerra de guerrillas, generando mucha destrucción y víctimas en el país, donde más temprano que tarde saldrá igualmente derrotado y será su hoja de ruta fatal sin retorno.
En cuanto al poder de coacción del régimen a través de la Fuerza Armada, Seguías cree que ahora dicho poder se concentra en los cuerpos de inteligencia policial y militar.
Maduro sabe que la mayoría de los integrantes de las FANB que permanecen a su lado ya no lo hacen por lealtad política y personal sino por miedo. Y eso no es demostración de poder sino de debilidad.
El mayor poder de coacción del Gobierno de Maduro ya no es la FANB como institución sino los cuerpos de inteligencia policial y militar, las brigadas policiales (FAES, Sebin, Dgcim y otros), los colectivos armados, las guerrillas colombo-venezolanas existentes, las milicias, las organizaciones de base del PSUV, y muchos reos encarcelados por delitos comunes y crímenes. Todos ellos conforman la plataforma de la guerra asimétrica para la cual se vienen preparando desde hace 16 años
La verdad es que el alto mando chavista nunca confió en los militares. Por eso se propusieron desarticularlos, distraerlos en funciones de Gobierno, permitir que entraran en el circuito del poder irregular (corrupción). Hoy es difícil un pronunciamiento de toda la institución militar como cuerpo. Lo más cercano a la rebelión militar es lo que ocurrirá en las próximas horas cuando se ejecute la “Intervención Humanitaria”.
Todos los pronunciamientos militares aislados que se han producido en las últimas horas lo que revela de estos es que no hay propósitos conspirativos para expulsar a Maduro del poder sino la intención de acogerse a la Ley de Amnistía. O sea, son deserciones que dejan cargos vacantes a los más leales al gobierno. Y eso fortalece a Maduro. A esto se le une la decisión de incorporar las milicias chavistas a cargos de Guardia Nacional.
Nicolás Maduro enfrenta su peor crisis política desde el año 2013, siendo rechazado por buena parte de la comunidad internacional para un segundo mandato cuyo juramento ocurrió el 10 de enero en el Tribunal Supremo de Justicia.
Estados Unidos se ha puesto al frente de la ofensiva contra el régimen de Maduro y lo voceros del Gobierno de Donald Trump han informado del envío de ayuda humanitaria a Venezuela, tras reconocer a Juan Guaidó, jefe de la unicameral Asamblea Nacional, como presidente interino.