Por un lado, la «fiesta constituyente». Por el otro, la cruda violencia en las protestas opositoras. Y mientras tanto, un pronunciamiento casi unánime de parte de miembros de la comunidad internacional: «Desconocemos la Constituyente en Venezuela».
Daniel Pardo/BBC Mundo
Este 30 de julio, el ansiado día que el gobierno de Nicolás Maduro celebró sus elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente, se dio quizá el golpe internacional más duro que haya recibido la revolución bolivariana en sus 18 años en el poder.
El viernes fue Colombia, pero el domingo se añadieron Panamá, Perú, Argentina,Brasil, México, Costa Rica, Suiza, Chile, España y Estados Unidosa la lista de países que no reconocen los resultados de las elecciones para la Constituyente.
A ellos se suma el rechazo de la Organización de Estados Americanos, el Parlamento Europeo y decenas de organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos humanos.
Y está la posibilidad, reportada como un hecho en medios estadounidenses, de que el presidente de ese país, Donald Trump, imponga sanciones económicas a Venezuela, que depende de la exportación de petróleo a Estados Unidos.
No es usual que un país rechace el proceso electoral de otro, pero sí existe la figura de desconocer a un gobierno que se considera ilegítimo y estos pronunciamientos del domingo parecen un paso en ese sentido.
El resultado puede ser que la relación de Venezuela con estos países se rompa, lo que quizá no tenga efectos inmediatos en la política interna del país, pero sí en la economía de una nación que ya sufre una recesión de cuatro años y depende de las importaciones.