Enviados de Borrell se reunieron con el equipo de Guaidó, con Capriles y, por el Gobierno, con Jorge Rodríguez, Héctor Rodríguez y el canciller Jorge Arreaza.
Los europeos han tendido a ver la posición de línea dura de Washington como dura e ineficaz. Washington ha visto a Bruselas demasiado dispuesta a lidiar con Maduro, así plantea El Washington Post el debate sobre la visita de la pasada semana de enviados de Josep María Borrell, alto representante de la política exterior europea, con un solo propósito: buscar un aplazamiento de los comicios legislativos del 6-D, bajo le premisa de acompañarlos una vez que se cumplan los requisitos de competitividad electoral dentro de seis meses.
El diario estodunidense reveló que «para impulsar a todas las partes hacia un acuerdo, el equipo de la UE, encabezado por Enrique Mora, subsecretario general de asuntos políticos del bloque, y Javier Niño Pérez, su principal diplomático para las Américas, se reunió por separado con el equipo de Juan Guaidó y con altos representantes del Gobierno de Nicolás Maduro el fin de semana.
Propusieron una suspensión de la votación de diciembre durante al menos seis meses, tiempo durante el cual un equipo negociador europeo intentaría asegurar los estándares mínimos necesarios para permitir que los monitores de la UE observen y potencialmente otorguen legitimidad internacional a la votación».
Los europeos se reunieron con Guaidó el viernes, antes de sostener dos rondas de encuentros con altos funcionarios de Maduro, incluido el exministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez, y el canciller Jorge Arreaza. Los funcionarios de la UE dijeron a la oposición que el lado de Maduro parecía reacio a posponer la votación, pero mantenían la «pequeña» posibilidad de una demora.
Un miembro de alto rango de la oposición, que habló bajo condición de anonimato para discutir temas delicados, dijo que Guaidó fue informado de una posible misión el miércoles, pero que no le dijeron que estaba sucediendo hasta después de que el equipo partió hacia Venezuela el jueves.
Elliott Abrams, designado por el presidente Donald Trump para el tema Venezuela, dijo al diario que «las evaluaciones estadounidenses sugieren que el Gobierno de Maduro está dividido sobre si posponer una votación».
La figura de alto rango de la oposición venezolana agregó que la UE debería haberle dicho a la oposición su misión antes, pero la oposición tenía «confianza» en que los europeos no buscarían un acuerdo con Maduro que no abordara sus cinco demandas clave de elecciones libres, entre ellas un nuevo Poder Electoral y permiso para que se presenten todos los políticos de oposición prohibidos.
De acuerdo con el diario Vozpopuli, de España, la comisión también dialogó con Henrique Capriles, quien ha insistido en que el proceso electoral sirva de detonante de un movimiento que comience un proceso para un cambio político del país. De hecho el propio Capriles ha condicionado su aval al proceso a una misión de observación electoral europea y a mejores condiciones comiciales.
Una portavoz de la UE dijo que Borrell avanzó luego de recibir el respaldo de miembros del Grupo de Contacto Internacional, un grupo que incluye a México, Uruguay, Costa Rica y algunas naciones europeas. Los Estados miembros individuales de la UE, dijo la portavoz, fueron informados de la misión antes de su partida.
“Creemos que hay una ventana de oportunidad para apoyar una transición pacífica y democrática en Venezuela”, expresó.