La impotencia, el dolor, el llanto, la música y el desconsuelo se manifestaron en el último adiós de Armando Cañizales, de 18 años de edad, el joven que fue asesinado durante una protesta que se desarrolló en Las Mercedes, una urbanización caraqueña.
Alrededor de las 10:20 de la mañana familiares, allegados, compañeros y amigos de Cañizales caminaron desde las capillas velatorias de La Monumental del Cementerio del Este, mejor conocido como La Guarita, hasta la parcela 624, donde se realizó el sepelio del joven estudiante.
La Orquesta Sinfónica Juveniles e infantiles de Venezuela inició el acto fúnebre entonando una melodía, mientras que el féretro de Cañizales era bendecido por un sacerdote.
Su madre Mónica Carrillo, pediatra del Hospital Periférico de Catia, su padre Israel Cañizales, investigador asociado al Instituto de Zoología y Ecología Tropical (IZET) y su hermano estaban desconsolados por la muerte de este adolescente, quien en vida se manifestó para exigir una mejor Venezuela, así como sus compañeros de música no dejaron de expresar su dolor por la perdida del joven.
Cañizales recibió aplausos de parte de los presentes cuando su féretro estaba descendiendo para ser sepultado. En ese momento una joven comenzó a llorar desenfrenadamente, al igual que sus seres queridos no podían creer que la muerte se llevó a este adolescente que todavía le quedaba un futuro por vivir, un sueño que cumplir. Un instante que estuvo acompañado de la música de un adolescente, quien tocaba el violín y a la vez no pudo contener las lágrimas.
Mónica Carrillo, madre de Cañizales, agradeció la presencia de las personas que la acompañaron en su dolor y dijo en llanto: “Le damos las gracias a todos, a todos sus compañeros, que tanto lo querían, a sus compañeros de orquesta, a toda mi familia, a los que conozco a los que no, a todos lo que lo hicieron feliz, y que le vieron esa hermosa sonrisa que tenía mi hijo, la sonrisa que siempre tenía mi bebé, muchas gracias de verdad”.
Por su parte, Willy Arteaga, el joven que entonó el violín para despedir a Armando, se manifestó conmovido por su muerte y expresó “Yo siempre lo veía practicando con la orquesta, practicaba mucho, el hecho de que ya no este me causa mucho dolor muy fuerte porque no puedo creer que este tipo de cosas tengamos que vivirlas nosotros como artistas en este país. Me siento muy molesto nosotros no tenemos otra arma que nuestro instrumento, no tenemos otra arma que nuestro canto. Mi llamado es no nos maten, no nos asesinen, nosotros somos el futuro de nuestro país, somos cultura”.
Eliany Quezada, compañera de Armando en la Orquesta José Francisco del Castillo, perteneciente al Sistema de Orquestas Nacionales, también se expresó afectada por la muerte del adolescente. “Él era una persona muy alegre, él era el único hombre de la fila de Orquesta, le teníamos un aprecio inmenso, esto nos tomó desprevenidos. Era muy extrovertido y bromista, le daba alegría a la fila de la orquesta”, dijo Quezada.
Armando dejó en sus compañeros de música y su familia un vacío que será para ellos difícil de afrontar, pero confían en que su música no se olvidará porque hará “un concierto en el cielo”.
Fuente: El Cooperante
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