CEV: En la práctica el referéndum revocatorio comenzó el 6 de diciembre

La jerarquía eclesiástica afirmó que el gobierno «carece de autoridad moral para llamar al diálogo y a la paz» y es incapaz de solucionar los problemas

José Gregorio Meza

«Los intereses del gobierno no son los intereses del país, de sus gentes e instituciones». Con esas palabras inició monseñor Diego Padrón, arzobispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, la lectura de un documento en el que los obispos exponen su visión de la realidad del país.

«Consultar al pueblo y acatar su decisión es un imperativo moral, que no puede ser soslayado por ninguna autoridad», señaló la jerarquía de la Iglesia católica, para la que la salida es «el referéndum revocatorio, (que) en la práctica, comenzó el 6 de diciembre (de 2015)».

En el texto leído como parte de la apertura de la 106º Asamblea Ordinaria Plenaria de la CEV se indica que un gobierno que no ha podido derrotar la guerra económica y no ha logrado abastecer de alimentos y medicinas a la población, y aún más está negado a permitir que instituciones religiosas o sociales presten su concurso para aliviar las penurias y dolencias del pueblo, «carece de autoridad moral para llamar al diálogo y a la paz».  Explicó que la posición asumida por el Ejecutivo ha hecho que se agudice y prolongue la crisis. «Eso genera incertidumbre, desesperanza, depresión, rabia y violencia social».

Del gobierno, se afirmó, era incapaz de solucionar los problemas del país. «El diálogo del cual hablan comienza por el reconocimiento de la gravedad de la situación en todos los órdenes y la manifestación de voluntad mediante signos visibles de querer cambiar positivamente o transformar la situación».

En el documento se señaló que un diálogo sin objetivos concretos no solucionaría los problemas éticos y sociales, como tampoco la salida es incrementar el poder militar. «Es una realidad que la democracia en Venezuela está resquebrajada y quienes tienen la obligación de oír y concertar con todos los sectores no lo están haciendo».

Los obispos demandaron que el gobierno permita urgentemente la entrada de medicamentos. «No es una solución definitiva, pero sí un paliativo que no debería esperar más».

Las opiniones. En su intervención el nuncio apostólico, Aldo Giordano, hizo referencia al artículo La diplomacia de Francisco: la misericordia como proceso político, del jesuita Antonio Spadaro, en el que se dibuja el alcance de la llamada «diplomacia de la misericordia» -que el pontífice adelanta en sus gestiones por el mundo- y que a juicio del presbítero sirve para iluminar la reflexión sobre la situación de Venezuela. «Francisco está convencido de que ningún pueblo está obligado a resolver las tensiones con la violencia. Siempre hay otra posibilidad».

Para el obispo de Barinas y primer vicepresidente de la CEV, José Luis Azuaje, el diálogo en Venezuela debe hacerse con objetivos claros y sin que ninguna de las partes quiera prevalecer sobre la otra. «El problema del gobierno es que cuando quiere dialogar lo hace para que le reconozcan su proyecto».

El arzobispo de Mérida, Baltazar Porras, aseguró que el gobierno pretende destruir lo que representa la Iglesia católica. «Hay una intencionalidad que va más allá del vandalismo», que tiene que ver con el quiebre real de los valores democráticos. «La prioridad no es la dignidad humana. La prioridad es mantenerse en el poder».

Mario Moronta: Abran la frontera

Para el obispo de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, no hay razones para mantener cerrada la frontera. «Yo les pediría públicamente a los presidentes de Venezuela y Colombia que se pongan de acuerdo y tomen la iniciativa de abrir la frontera. Nosotros desde la Iglesia en San Cristóbal y con el obispo de Cúcuta estamos haciendo todas las diligencias necesarias para que se abra».

Indicó que al principio hubo la ilusión de que se podría arreglar el contrabando de gasolina, pero a eso se sumó el de alimentos. «Nuestros dirigentes políticos, tanto del gobierno como de la oposición, se han olvidado de la gente. Lo que sucedió el martes con las mujeres que pasaron a comprar a Cúcuta habla de las reacciones extremas que tiene que hacer la gente porque no son escuchados por sus dirigentes políticos, ni de un lado ni de otro. Es un mensaje que deben escuchar muy bien las autoridades de los dos países, y particularmente las de Venezuela».