Aunque usted no lo crea: La mayoría de los venezolanos piensa solo en «Los animalitos»

El alto costo de la vida en el país debido a la crisis económica que atraviesa Venezuela no es secreto para nadie, donde la población se ve diariamente afectada por la actual situación y el rebusque se convierte en el mejor amigo ante la severa crisis inflacionaria.

En ese sentido, los venezolanos encontraron una exótica válvula de escape para enfrentar la inflación: 38 animalitos que ocho o diez veces al día le permiten engordar por unas horas los bolsillos deprimidos o resolver un efectivo faltante.

Faltan 10 minutos para que cierre el sorteo del mediodía pero la cola está larga y los que van llegando se impacientan. La mayoría lleva anotado en un papelito la lista que combina anfibios, mamíferos, peces, junto a especies exóticas y tropicales. “El perico ha salido mucho esta semana, ese repite hoy”, dice una señora de unos 50 años. Aún lleva colgado un trapito en el hombro de sus labores como personal de limpieza en el banco que queda frente a la agencia de loterías. Dice que se “escapó un momentico” para jugar sus animalitos de la suerte, como lo hace todos los mediodías desde hace tres meses. Antes de terminar su jornada de trabajo juega dos veces más: a las 4:00 pm y a las 5:00 pm.

“Dame gallo, burro y perico”. Le apuesta 500 bolívares a cada uno. Es una de las pocas cosas que aún puede pagar con billetes de 100. Entrega el dinero en la rejilla de la agencia y con el ticket blanco en la mano se persigna: “vamos periquito, vamos”. Ayer ganó con la cebra pero tres semanas atrás ganó dos de las tres apuestas que hizo en un mismo día. “Ese día me gané 30.000 (bolívares). Con eso resolví la cena de la casa”.

Aunque cada animal tiene un número que lo representa, casi ningún jugador se fija en eso. La suerte luce más cercana en los rostros sonrientes de aves y cuadrúpedos. “Hoy gano con la serpiente, ayer la pelé pero hoy me llevo alguito”, dice Marco Mijares, vigilante de 23 años que trabaja en un edificio en el centro de la ciudad. Saca del bolsillo tres billetes de mil y los convierte en un triple de anfibios -serpiente, caimán y rana-. Mijares no ha ganado desde hace una semana pero está seguro que hoy corta la racha, por eso aumentó la inversión. Por cada 100 bolívares apostados se ganan 3.000 bolívares, así que esta vez el joven sube la apuesta de a mil para ver si cobra y resuelve parte de la semana. “Es un rebusque, una platica que te llega y aunque no te va a hacer millonario es mejor cobrar todos los días que esperar un kino que depende de miles y millones de posibilidades que nunca vas a ver”, dice Mijares.

“Con esto resuelvo bastante. Hay días que estoy corto hasta para el pasaje de la semana, me juego un animalito y pum, la pego. Me embolsillo hasta 50.000 bolívares que no me los gano trabajando”.

Desde la caja, el joven que despacha la selva del azar anuncia que ya casi cierra el sorteo de mediodia, uno de los ocho o diez sorteos diarios que ofrecen por lo menos cinco operadoras de lotería dedicadas exclusivamente a vender algo de suerte con los populares “animalitos”, un juego de azar al que los caraqueños llegaron con por lo menos 40 años de retraso.

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