En un barrio de La Habana ocurrió lo impensado: los vecinos sorprendieron al régimen designando candidato a un disidente. «Me tocó competir con el aparato represivo del gobierno», contó éste a Infobae
De vez en cuando el hombre vence al sistema: es lo que sucedió en Santa Amalia, un vecindario del municipio de La Habana, cuando Yuniel López O’Farrill perforó los blindajes con los cuales el régimen rodea el proceso de designación de los delegados a la Asamblea del Poder Popular.
Los defensores de la dictadura castrista aseguran que los cubanos votan a los representantes a la Asamblea, sin aclarar que las listas son únicas y se van conformando en reuniones donde la gente debe nominar a los candidatos a viva voz y votarlos a mano alzada, bajo la atenta vigilancia de los alcahuetes del poder y con la amenaza latente de ser tildados de contrarrevolucionarios lo que implica una suerte de muerte civil: ser excluido de trabajo, estudio y otros beneficios y marginado socialmente.
Pero en una de esas mini asambleas barriales, en un descuido, los vecinos propusieron el nombre de Yuniel, uno de sus vecinos, en quien reconocen a un militante solidario, que trabaja para ellos, defendiendo sus derechos. No habiendo podido evitar su nominación, el régimen concentró luego sus esfuerzos en impedir que Yuniel fuese electo en las urnas.
Este joven habanero de 26 años, milita desde los 18 en movimientos opositores, lo que ya le valió varios arrestos, y actualmente es miembro del partido Cuba Independiente y Democrática (CID); como todas las agrupaciones disidentes, es un grupo sin existencia legal reconocida, ya que Cuba tiene un régimen de partido único.
La militancia de Yuniel en su barrio es antes que nada social. Por lo que la energía puesta por el régimen en frustrar su candidatura habla a las claras de la clase de autoritarismo que ejerce el régimen y la conciencia que tiene de que su continuidad está asentada en la fuerza del aparato de Estado y no en el consenso.
De visita en Argentina, para observar el proceso de las elecciones primarias argentinas, Yuniel dialogó conInfobae.
¿En qué situación trabaja hoy la oposición cubana?
Los partidos de la oposición, como el mío, están siendo muy reprimidos, también las Damas de Blanco, y otros movimientos.
¿Qué estatuto tienen esos partidos?
Son agrupaciones que no están reconocidas.
La particularidad de tu caso es que lograste ser elegido por tus vecinos como candidato a delegado a la asamblea municipal…
Yo salí candidato por el barrio de Santa Amalia, en el municipio de La Habana. Allá los candidatos a la Asamblea del Poder Popular son elegidos en pequeñas asambleas, en la comuna, donde cada ciudadano tiene derecho a proponer y hacer propuestas –bueno, entre comillas- y a nominar candidatos y luego se vota.
¿A mano alzada?
Sí, a mano alzada. En mi circunscripción votaron unos 1200, pero para elegir el candidato no están los mil a la vez, se hacen reuniones parciales, en la que fui elegido yo, participaron vecinos de 3 ó 4 barrios, unas 40 personas. Se propusieron 3 candidatos y entre ellos quedé yo con la mayoría de los votos, y de otro barrio sale otro que competiría conmigo en la elección. Luego vota toda la circunscripción para elegir al delegado. En Cuba el voto es obligado. En mi caso, lo que hicieron fue no dejar votar a muchos amigos míos; les decían que tenían el carné en mal estado, en fin.
¿O sea que, una vez nominado, buscaron evitar que fueses electo?
Claro, una vez elegidos los tres candidatos se hace la votación, esta vez con papeletas, en una urna. En Cuba la ley prohíbe las campañas tanto a favor como en contra y sin embargo el gobierno hizo una gran campaña en contra de mi persona. A mí no me tocó competir con otro delegado sino contra el aparato represivo del gobierno, con la Seguridad del Estado que se encargó de asustar a los vecinos,
«TENEMOS CÁMARAS Y VAMOS A SABER QUIÉN VOTA POR ÉL», AMENAZABAN
¿Y cuál era el mecanismo?
Hacían reuniones con la gente, donde participaban los Grupos de Respuesta Rápida, y se decía que yo no podía salir electo, que tuviesen cuidado, «tenemos cámaras puestas y vamos a saber quién es el que vota por él», les decían.
¿Lograron su objetivo?
Bueno sí, porque fui nominado candidato pero luego no llegué a ser delegado. Era casi imposible. La ley electoral en Cuba permite que uno pueda poner observadores durante el escrutinio. Pero a mí se me negó ese derecho también. Yo preparé un grupo de observadores para que estuvieran en los tres colegios de mi circunscripción, observando que estas elecciones fuesen totalmente transparentes y democráticas, y a eso de las 10 de la mañana me los sacaron a todos con el argumento de que yo estaba alterando el orden. Llamaron a la patrulla. No me llevaron preso porque había prensa, pero trataron de que yo me fuera.
¿Qué son los Grupos de Respuesta Rápida?
Son casi todas personas mayores, que le han dedicado todo a la Revolución, son del Partido Comunista, veteranos del Escambray [N.de la R.: donde combatió el Che] y otros que tienen una posición administrativa, y que son citados por la seguridad del Estado para reprimirnos a nosotros.
¿Por ejemplo cuando hay una marcha de las Damas de Blanco?
Sí, están ellos y los de seguridad del Estado, que van de civil y los hacen pasar como pueblo.
¿Por qué cree que fue propuesto por sus vecinos?
Soy muy querido, soy nacido allí, trato mucho con todos, tengo un proyecto de mi partido que es la Defensoría del Pueblo. Hacemos acompañamiento de los ciudadanos para dirigir quejas y peticiones a las autoridades. También tengo un proyecto comunitario de actividades recreativas para niños de hasta 10 años, que se llama «Un Momento de Alegría».
¿Qué tipo de actividades desarrolla su partido?
Tenemos un boletín semanal y este proyecto de la Defensoría del Pueblo. Por ejemplo, si un ciudadano es maltratado por la policía, o una vivienda que está en mal estado, nos encargamos de ubicar la dependencia que se tiene que ocupar del tema y ahí dirigimos quejas en primera instancia y si no a una mayor…
Su candidatura fue una anomalía, porque normalmente el régimen logra evitar que eso pase…
Sí, eso fue algo que los tomó totalmente por sorpresa, si no, hubiese sido mucho más difícil, hubiesen intentado que no me votaran, metiéndome preso, por ejemplo, un día antes de la reunión…
Tengo entendido que hubo un segundo caso de candidato nominado sin control del régimen…
Así es, Hildebrando Chaviano, en El Vedado, también en La Habana.
¿Es del mismo partido?
No, no. Es abogado y periodista.
¿Cambió algo en los últimos tiempos en el control férreo que tiene el régimen sobre la vida pública de Cuba?
No, no creo que esté cambiando algo, al contrario: hay más represión, en especial contra las Damas de Blanco y otros grupos por el estilo. Uno pensaba que con esto de la normalización [de las relaciones con Estados Unidos] iban a aflojar la mano, pero no, al contrario es como si se hubieran envalentonado más y hay más represión.
¿Pero ustedes pensaban que el embargo debía seguir?
Todo lo que sea a favor de mi pueblo, yo lo voy a apoyar. No estoy en contra de estas negociaciones pero no confío en que, por la parte cubana, vaya a haber ningún tipo de cambio. El gobierno ya lo ha demostrado en el caso del ciclón que pasó por Santiago, cuando entraron donaciones de muchos lugares y ninguna fue recibida por el pueblo, y es ahí donde está mi desconfianza. Y está demostrado en que a esta altura todavía no podemos acreditar nuestros partidos, nuestras ONG. No veo flexibilidad, por eso no creo en esto que se está dando, pero no es que esté en contra.
Da la impresión de que hay mucha pasividad, de que el cubano dedica mucho tiempo a sobrevivir y no parece tener tiempo ni energía para organizarse, para reclamar en forma colectiva. ¿Es así?
Es cierto, la comida y otros artículos de primera necesidad son muy difíciles o imposibles de adquirir, y eso impide al cubano tomar partido en la vida política; tenemos una vida muy atareada en estos menesteres, en sobrevivir, no tenemos tiempo de pensar en política.
«YUNIEL, TRANQUILO, EL PUEBLO ESTÁ CONTIGO»
¿La gente se queja del régimen, habla públicamente?
Sí, constantemente, desde que tomas una guagua, en la calle, el cubano habla. Hace poco, en una marcha, a las Damas de Blanco les tiraron desde un camión un balde con excrementos y el pueblo reaccionó y llevó a los policías hasta la casa de la mujer que lo hizo y tuvieron que llevársela detenida; como el día de la elección, cuando intentaron hacerme un acto de repudio y no pudieron porque el pueblo me defendió y salió detrás mí gritando «Yuniel tranquilo el pueblo está contigo», y bueno, les salió mal .
¿Pero ese tipo de reacciones aisladas, no se traduce en algo más organizado?
No, y hay muchos que me dicen «yo apoyo lo que tú haces pero tengo una familia que mantener y si entro en la oposición sabes que el gobierno no nos deja trabajar, ¿como alimento a mi familia?
¿Queda todavía mucha adhesión genuina al régimen?
No. Sí la hay en esa generación mayor de edad, pero este régimen ya no cuenta con la juventud. Hay una llamada Unión de Jóvenes Comunistas, pero tú le preguntas a un joven por qué es miembro y te dice «lo mío es tener un carnet», porque eso le da la posibilidad de pagar menor precio en una discoteca, o si tiene un problema con las autoridades es más fácil librarse teniendo un carnet de la UJC, o para coger los mejores estudios. El servicio militar es obligatorio en Cuba, y muchos buscan el carnet para salir antes de tiempo, pero la mayoría no tiene idea de qué es esa agrupación.
¿Te han llevado preso?
Uffff… (ríe) tuve la suerte de que sólo fueron detenciones, de 24 horas, de 72 horas, una semana, muchas de 3 ó 4 horas, 6 horas, pero preso no gracias a Dios.
¿Eran arrestos con un fin intimidatorio?
Sí, sí, cuando hay fechas señaladas, me buscan en casa, por ejemplo viene el Papa a Cuba, entonces me recogen y me trancan.
¿Los cubanos están informados de lo que pasa en el mundo?
Información allá es muy difícil conseguir. No hay Internet, ahora bajó el precio, a 2 dólares la hora, pero eso es muy caro. Yo de hecho no puedo hacer uso de esos medios. Nosotros hacemos el boletín, pero es imposible poder cubrir ni siquiera el municipio en el que yo vivo. Es bien difícil abarcar todo y tenemos mucha represión en esas cosas, el gobierno le tiene mucho miedo a eso.
Por: Claudia Peiró [email protected]/INFOBAE