El estado norteamericano aprueba una normativa, pendiente sólo de la firma del Gobernador, que permite la reducción orgánica natural de los cadáveres.
Si el gobernador Jay Inslee no dice nada en contra, el 1 de mayo de 2020 entrará en vigor en el estado de Washington (Estados Unidos) una nueva normativa sobre tratamiento de restos humanos por el que, por primera vez, se contemplan “la hidrólisis alcalina [disolución en agua con hidróxido de potasio o productos químicos similares] y la reducción orgánica natural” como métodos autorizados en el tratamiento y disposición final de los cuerpos de personas fallecidas.
El proyecto legislativo sobre nuevos métodos de tratamiento de cadáveres fue aprobado inicialmente por el Senado del estado de Washington, con 80 votos a favor y 16 en contra, el pasado 9 de abril.
Los dos nuevos métodos de tratamiento de cadáveres se sumarían a los autorizados tradicionalmente y, según sus promotores, pueden ofrecer alternativas con un menor impacto sobre el medio ambiente. Así, según los informes presentados en las vistas previas a la aprobación de la nueva normativa, en especial, los restos humanos tratados por el método de reducción orgánica natural podrán convertirse posteriormente en material utilizable en jardinería o agricultura.
Entre los promotores de la nueva normativa de tratamiento de cadáveres en Washington destaca al empresa Recompose, dirigida por la emprendedora Katrina Spade y la investigadora Lynne Carpenter-Boggs, profesora de Agricultura Orgánica y Sostenible de la Universidad Estatal de Washington. En su página en internet, la empresa afirma que su objetivo es “ofrecer un servicio para devolver los cuerpos a la tierra”.
Recompose “utiliza el proceso de ‘reducción orgánica natural’ para convertir suavemente los restos humanos en suelo; así, nuestro objetivo es ofrecer una recomposición como una opción alternativa a la cremación y el entierro convencional”, indica la empresa.
El texto aprobado finalmente por el Senado del estado de Washington detalla que “la hidrólisis es la reducción de restos humanos a fragmentos óseos y elementos esenciales en una Instalación autorizada de hidrólisis que utiliza calor, presión, agua y agentes químicos básicos”. Por otra parte, “la reducción orgánica natural es la conversión acelerada y contenida de los restos humanos en el suelo”. En ambos casos, para poner en práctica estos nuevos sistemas, las empresas o entidades interesadas requerirán una licencia especial por la que garanticen el tratamiento adecuado de los restos humanos. reseña la vanguardia