Valérie Bacot, la mujer francesa que mató a su marido, Daniel Polette, de un disparo en el cuello en 2016, después de sufrir abusos durante 24 años, no ingresará a prisión, según determinó el Juzgado de lo Penal de Saona y Loira.
Durante el juicio Bacot fue condena a cuatro años de prisión; sin embargo, tres de ellos fueron suspendidos y estos se suman a un año que ya cumplió en prisión preventiva, por lo que no volverá a la cárcel.
Tras conocer la sentencia y a su salida del tribunal, Bacot agradeció a la Justicia y a todas las personas que la apoyaron durante el juicio.
«Podré estar ahí para mis hijos y mi nieta», celebró.
Previamente, el abogado general Eric Jallet pidió la libertad para esta mujer, encontrando una solución «sin reencarcelar».
El fiscal indicó que «un nuevo encarcelamiento no aportará a nadie más protección: el peligro criminológico es muy bajo».
Bacot mató a su marido el 13 de marzo de 2016 de un disparo, que propinó con el arma que él usaba para amenazarla a ella y a sus hijos.
Luego del asesinato, escondió el cadáver enterrándolo en el bosque y denunció su desaparición. Meses después, el cuerpo fue encontrado por la Policía.
Los dos hijos mayores de Bacot, de 16 y 17 años, y el novio de su hija, también de 16 años, fueron condenados en 2020 a una pena de prisión condicional de seis meses por ayudar a ocultar el cadáver y encubrir el delito.
Años de violencia
Bacot cometió el crimen cuando tenía 35 años, mientras que Polette tenía 61.
La mujer comenzó a sufrir violaciones por parte de este hombre más de 24 años antes, cuando era una adolescente y Polette era pareja de su madre.
El hombre fue denunciado por un familiar y cumplió 5 años de prisión, sin embargo los abusos se reanudaron a su salida de la cárcel, hasta que Bacot se quedó embarazada con 17 años y su madre la echó de casa.
Al encontrarse sola y aislada, Bacot se fue a vivir con su agresor y poco después se casaron. Este matrimonio, que duró 18 años, la mujer lo definió como un auténtico infierno, puesto que en ese periodo siguió sufriendo violaciones, palizas, amenazas y fue obligada a prostituirse; además, tuvo otros tres hijos con Polette.