Una represa que contenía arcilla y arena se derrumbó este sábado en el estado brasileño de Rondonia y el vertido de agua y lama formó una tromba que rompió varios puentes y dejó aisladas a cerca de 300 personas, informaron fuentes oficiales.
Según las primeras informaciones, el incidente se debió a unas fuertes lluvias y no causó víctimas, pero reanimó los temores que existen en Brasil con las represas de las empresas mineras, tras un desastre similar que en enero pasado dejó al menos 483 muertos en la ciudad de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais.
En el caso de Rondonia, estado fronterizo con Bolivia, los diques situados en el municipio de Machadinho D’Oeste estaban desactivados hace 30 años y solo contenían agua y arcilla, aseguró la empresa MetalMig, responsable de esas instalaciones. La Secretaría de Estado para el Desarrollo Ambiental de Rondonia corroboró esa información y garantizó que en la represa «no había presencia de metales pesados», por lo que descartó la posibilidad de que haya algún tipo de daño al ecosistema o riesgos para la salud de la población.
Las autoridades de Rondonia también indicaron que la tromba de agua y arena inundó algunas zonas rurales y se deslizó por ríos de la región, en los que llegó a destrozar algunos puentes. Por esa razón, aproximadamente 300 personas, que en su mayoría habitan en pequeñas comunidades rurales cercanas a la represa, quedaron temporalmente aisladas, aunque socorristas del Cuerpo de Bomberos ya intentaban tender puentes de emergencia para remediar la situación.
Machadinho D’Oeste está situada a 400 kilómetros al este de Porto Velho, capital de Rondonia, y tiene 35.000 habitantes, que en su mayoría se dedican a la actividad rural.
En los últimos meses, la seguridad de las represas de empresas mineras en Brasil está bajo revisión, como consecuencia del vertido ocurrido en enero en Brumadinho, donde el derrumbe de un dique de la empresa Vale causó la peor tragedia de ese tipo ocurrida en el país. En 2015, un desastre similar, ocurrido con diques de la empresa Samarco, controlada por Vale y BHP Billiton y localizados también en Minas Gerais, ya había causado 19 muertos en la ciudad de Mariana, que sufrió un daño medioambiental y social aún no reparado.