Una joven examante del Chapo Guzmán que también traficó cientos de toneladas de marihuana para el capo mexicano atestiguó el jueves en su contra en una corte de Nueva York, donde se declaró traicionada románticamente.
“Hasta el día de hoy yo estoy confundida porque yo creía que era una relación de pareja”, dijo en el juicio del exjefe del cartel de Sinaloa su amante Lucero Guadalupe Sánchez López, de 29 años, que fue también diputada por el estado de Sinaloa.
Sánchez, arrestada hace más de un año y medio cuando intentaba cruzar la frontera desde México a San Diego, Estados Unidos, y acusada de conspiración para traficar cocaína, compareció con un traje de presidiario azul. Delgada y morocha, llevaba el cabello largo y suelto.
Ante un atónito jurado, contó cómo conoció a Joaquín “Chapo” Guzmán cuando apenas tenía 21 años y este la envió al triángulo dorado en la triple frontera de los estados mexicanos de Durango, Sinaloa y Chihuahua para comprar marihuana “buena, bonita y barata” en comunidades que ella conocía desde niña y cargar aviones con hasta 400 kg de la droga.
Sánchez dijo que nunca recibió un peso por su trabajo. El Chapo, de 61 años y conocido por tener de manera simultánea cuatro o cinco mujeres, no cruzó miradas con la joven, que estaba nerviosa, apagada, y tenía un constante tic, guiñando ambos ojos.
La esposa del Chapo, Emma Coronel, también de 29 años, estaba presente en la sala, como en casi todos los días del proceso. Jugueteaba con su pelo mientras escuchaba y tampoco miró directamente a la testigo de la fiscalía.
La relación, contó la joven, comenzó aproximadamente en febrero de 2011, cuando Coronel ya estaba embarazada del Chapo. Las hijas mellizas de ambos nacieron en agosto de 2011.
“Hermosura” o “M..” eran sus nombres de pantalla en los mensajes de texto que intercambiaba con el Chapo en los Blackberries “arreglados” que este le enviaba y le cambiaba cada unas dos semanas.
La fiscalía hizo que Sánchez explicase el contenido de varias conversaciones suyas con el Chapo por mensajes de texto cifrados, en las que discuten sobre los vuelos con marihuana.
Sánchez dijo que temía que el Chapo le hiciera daño, y se lo dijo. “La mafia mata a la gente que no le paga o a la que pone el dedo (a soplones), pero no a la que es seria”, le escribió el capo.
Sánchez enfrenta una pena de 10 años de cárcel a cadena perpetua, pero espera obtener una reducción de su sentencia por colaborar con el gobierno. El Chapo, acusado de traficar más de 155 toneladas de droga a Estados Unidos, puede ser condenado a cadena perpetua si es hallado culpable.