Turquía inició este miércoles su operación militar en el noreste de Siria, una ofensiva que despierta el recelo de la comunidad internacional y que tiene por blanco a una milicia kurda considerada por Ankara un grupo terrorista.
El miércoles, las regiones cercanas a Turquía, especialmente los sectores de Tal Abyad y de Ras al Aín, fueron bombardeadas por la aviación y la artillería turcas.
El ministerio turco de Defensa anunció por la noche que militares turcos y sus refuerzos sirios penetraron en el país vecino, marcando el inicio de la fase terrestre de la operación, pero las fuerzas kurdas declararon que habían frenado esta incursión.
«Las fuerzas aéreas y la artillería golpearon hasta ahora 181 objetivos pertenecientes al grupo terrorista», precisó el ministerio en Twitter hacia las 21H00 GMT.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza de combatientes kurdos y árabes dominada por las Unidades de Protección Popular (YPG) kurdas, afirmaron por su parte este miércoles que habían «frenado» la ofensiva turca, cuyo objetivo es alejar a las YPG de la frontera.
Al menos 16 integrantes de las SDF murieron en las primeras horas de la ofensiva, indicó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), añadiendo que «miles de desplazados» huían de las zonas bombardeadas.
La ofensiva suscitó una avalancha de críticas internacionales. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el jueves en urgencia.
También la Liga Árabe anunció la noche del miércoles una reunión de emergencia en El Cairo el 12 de octubre para abordar la situación.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estimó que la operación de Ankara era una «mala idea» y dijo esperar que su par turco, Recep Tayyip Erdogan, actúe de manera «racional» y lo «más humana posible».
No obstante, fue la retirada de las tropas estadounidenses de las zonas fronterizas en Siria a principios de semana la que allanó la vía a la ofensiva contra las milicias de las YPG.
Dos senadores estadounidenses, un republicano y un demócrata, desvelaron el miércoles una propuesta destinada a aplicar duras sanciones a Turquía si no retira a su ejército. Este proyecto impondría al gobierno de Donald Trump congelar los bienes en Estados Unidos de los más altos dirigentes turcos, impondría sanciones a toda entidad extranjera que venda armas a Ankara y apuntaría también al sector energético turco.
El senador Lindsey Graham, un peso pesado de los republicanos y cercano a Trump, acusó al presidente de haber «abandonado vergonzosamente a los kurdos» y dijo ser favorable a que «Erdogan lo pague muy caro».
En Ras al Aín, un periodista de la AFP escuchó una fuerte explosión y vio una columna de humo cerca de la frontera, añadiendo que aviones sobrevolaban el sector.
También informó de disparos de artillería contra la ciudad, que obligaron a huir a decenas de civiles en motos, coches y a pie, con sus pertenencias.
Según el periodista, efectivos de las FDS equipados con lanzacohetes se desplegaron en la zona.
– «Movilización general» –
Los medios turcos afirmaron que ocho proyectiles lanzados por las YPG cayeron en las localidades turcas fronterizas de Akçakale y Nusaybin, sin informar de víctimas.
Esta ofensiva es la tercera que Turquía lleva a cabo en Siria desde 2016. Abre un nuevo frente en este conflicto que ya ha dejado más de 370.000 muertos y millones de desplazados desde 2011.
«Las fuerzas armadas turcas y el Ejército Nacional Sirio (rebeldes sirios apoyados por Ankara) dieron inicio a la operación ‘Fuente de paz’ en el norte de Siria», anunció Erdogan en Twitter.
La operación tiene que permitir la creación de una «zona de seguridad» destinada a separar la frontera turca de las posiciones kurdas, así como acoger a refugiados, dijo.
El ministerio turco de Defensa aseguró que se evitarían las víctimas civiles.
Turquía considera a las YPG, aliadas de los occidentales en su lucha contra los yihadistas del Estado Islámico, como un grupo «terrorista», debido a sus vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lleva a cabo una guerra de guerrillas contra Turquía.
Pocas horas antes del inicio de la ofensiva los kurdos de Siria decretaron una «movilización general» de tres días e instaron a los habitantes de la región a la «resistencia» frente a Turquía.
En el texto se instó al pueblo kurdo «a dirigirse hacia la zona fronteriza» para garantizar «la resistencia» y se señaló a Estados Unidos y a toda la comunidad internacional responsables en caso de «catástrofe humanitaria».
– Resurgimiento del EI –
La comunidad internacional condenó esta operación militar, que podría dar paso al resurgimiento del grupo Estado Islámico (EI) en la región y genera incertidumbre respecto a la suerte de los yihadistas presos controlados por las YPG.
Francia condenó «muy firmemente» la incursión turca. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, exigió que Ankara abandonara la ofensiva. Alemania estimó que la operación podría «provocar el resurgimiento» del EI, y Reino Unido expresó su «grave preocupación.
Antes del inicio de la ofensiva, el presidente ruso, Vladimir Putin, pidió en vano a su homólogo turco que reflexionara.
Egipto juzgó por su parte este «ataque inaceptable» y Riad condenó esta «agresión» de Turquía en Siria.
En Damasco, el gobierno sirio anunció este miércoles que frustrará cualquier ataque turco contra su territorio «por todos los medios legítimos» y denunció igualmente el refuerzo militar en la frontera.