Los argentinos esperan una estampida de precios, pero nadie la puede calcular aún y cada uno procura protegerse: los consumidores adelantan compras, los comercios detienen algunas ventas y el gobierno, en plena campaña por la reelección de Mauricio Macri, intenta medidas que aminoren el impacto inflacionario.
Años de convivencia con una economía volátil enseñaron a los argentinos a cubrirse de los efectos indeseados de los impactos políticos, como fue el resultado electoral de las primarias en las que el peronista de centro izquierda Alberto Fernández se impuso como claro favorito para las presidenciales de octubre con 15 puntos por encima del liberal Macri.
Los mercados reaccionaron con caídas estrepitosas, de más de 20% en la moneda y más de 30% en la bolsa, que inexorablemente se trasladarán a los precios.
«Nos tomó por sorpresa», dice a la AFP Juan Manuel Bujía, gerente comercial de la cadena de electrodomésticos Rodó que emplea a 400 personas en sus seis sucursales.
«Vino bastante gente a comprar para anticiparse a los aumentos, sabiendo que los precios son inferiores a los de la semana que viene o del mes que viene», explica.
Sus proveedores ya aplicaron esta semana aumentos de 10% a los productos argentinos y de hasta 15% en los importados. «Tratamos de trasladarlos lo menos posible» a los precios, sostiene.
La frágil economía argentina presenta una de las inflaciones más altas del mundo (25,1% hasta julio y 54,4% en 12 meses), caída del consumo, cierre de comercios, y aumento de la pobreza (32% en 2018) y el desempleo (10,1% en 2018).
Una mayor espiral inflacionaria es una amenaza para todos.
– A la espera de la lista –
«A partir del lunes recibimos llamados de proveedores avisando que a fin de esta semana o la semana que viene, posiblemente recibamos alguna lista con aumento de precios», relata a la AFP Juan Pablo Quiroga, gerente de relaciones institucionales de la cadena de supermercados Walmart con 92 sucursales en Argentina.
La cadena de origen estadounidense aún no remarcó los precios, y los carritos se ven llenos en la sucursal de la calle Constituyentes.
«Entre lunes y miércoles tuvimos un incremento en volumen en las ventas 15% a 20%. Nos pasa cuando hay un movimiento cambiario y la gente quiere ganarle a cualquier corrimiento de precios. Muchos adelantaron compras sobre todo en categorías esenciales, como el aceite, azúcar, harina, yerba mate (infusión) y algunos lácteos», explica.
Se espera un aumento de entre 10 y 15% en promedio por parte de los proveedores. De todos modos, «no hay situación de pánico generalizado», dice.
Los que no tienen lista nueva de precios optan por racionar o demorar las entregas. La mayoría de las ventas por internet aparecen pausadas hasta que se estabilice la moneda.
– Eliminar el IVA –
Mientras digiere el revés electoral, Macri anunció algunos beneficios salariales y eliminó hasta fin de año el impuesto al valor agregado (IVA) de 21% sobre los alimentos básicos, un reclamo de larga data de sectores desfavorecidos, pero que podría afectar el equilibrio fiscal pactado con el Fondo Monetario Internacional a cambio de un préstamo de 56.000 millones de dólares.
La medida debe impactar favorablemente en insumos básicos claves como la harina, que el lunes ya había aumentado su precio.
«Yo pagaba 820 pesos la bolsa de harina de 50 kilos y la mandaron (del molino) a 1.100 pesos, un 30% de aumento. Lo mismo la manteca, la margarina, la levadura, aumentaron entre 15% y 30%. Fue un golpe bastante duro», dice Gabriel Fernández, vicepresidente de la Asociación de Panaderos de Buenos Aires.
Las panaderías, como otras pequeñas y medianas empresas, sufren junto con una caída sostenida del consumo un fuerte aumento en las tarifas de los servicios públicos que estuvieron subsidiadas durante el gobierno anterior de Cristina Kirchner (2007-2015), ahora aspirante a la vicepresidencia en la fórmula de Alberto Fernández.
El panadero refiere que en 2015 pagaba unos 5.000 pesos mensuales (555 dólares de entonces) por los servicios de agua, luz y gas, por los que ahora abona 130.000 pesos (2.200 dólares al cambio actual). El costo se cuadruplicó en dólares pero en pesos se incrementó en 2.500%, mucho más que la inflación.
En los últimos dos años cerraron 1.200 panaderías sobre unas 38.000 en todo el país.
Tras el impacto electoral, Macri admitió las dificultades: «Lo que les pedí fue muy difícil, fue como trepar el (monte) Aconcagua. Están afectados y cansados. Llegar a fin de mes se transformó en una tarea imposible».
Los opositores calificaron sus medidas de «paliativos» insuficientes ante la crisis. AFP